El preso que se fugó en el Thyssen sigue en paradero desconocido un mes después
El director del centro penitenciario suspendió los permisos de salida ordinarios al recluso apenas un mes antes de que se fugara durante una excursión al museo
El preso del centro penitenciario Madrid IV, en Valdemoro (Madrid), que se fugó el pasado 28 de abril durante una visita al museo Thyssen-Bornemisza, todavía sigue en paradero desconocido. Un mes después de que este interno, Adolfo Q. S., lograse escabullirse entre la multitud durante la excursión a la pinacoteca madrileña, los agentes continuan investigando cuál puede ser su paradero, según confirman las distintas fuentes policiales y penitenciarias consultadas por THE OBJECTIVE. Hasta este lunes, la orden de detención contra este recluso seguía vigente tanto en la Jefatura Superior de Policía de Madrid como en la Comandancia de la Guardia Civil de la capital española.
Aquel día, un grupo de seis internos se desplazó en autobús hasta Madrid para hacer una visita guiada al museo, en el marco de una salida extraordinaria autorizada por la dirección de la prisión. Una vez allí, antes de iniciar la visita, algunos reclusos entraron al servicio. Ese momento lo aprovechó Adolfo, que cumplía pena por un delito de robo en régimen de segundo grado, para salir corriendo y no volver, según relataron después el resto de reclusos que acompañaban al fugado.
Lo llamativo de este quebrantamiento de condena, el delito por el que las fuerzas de seguridad buscan ahora al interno huido, es que se este último tenía suspendidos los permisos ordinarios de salida de la prisión desde el pasado 30 de marzo. En decir que, en el momento en el que se fugó, pesaba sobre él la mencionada sanción penitenciaria. Según el documento que publicó en exclusiva THE OBJECTIVE, el director de la prisión, José Antonio Luis de la Iglesia, «suspendió provisionalmente los permisos ordinarios al interno» después de acusarle de «manipular intencionadamente» las muestras de los análisis de droga que se le efectuaron tras regresar de su anterior permiso de salida.
El director del centro penitenciario determinó la incoación de un expediente disciplinario contra el interno, condenado por delitos de robo y al que le quedaban al menos cuatro años de condena por cumplir, y puso los hechos «en conocimiento de la autoridad judicial». «Nivel de creatinina por debajo de los rangos normales que permitan hacer un análisis de la muestra, lo que determina la incoación del expediente disciplinario por considerar que dicha muestra ha sido manipulada intencionadamente por el interno», reza el escrito firmado por el director de la prisión.
Una «autorización anómala»
Pese a tener suspendidas provisionalmente las salidas ordinarias de la prisión, distintas fuentes penitenciarias consultadas por este periódico aseguraron que sobre las 15:00 horas del 28 de abril, momentos antes de que partiese la excursión de los reclusos a la pinacoteca madrileña, el centro penitenciario firmó al preso un permiso de salida «extraordinario» para que pudiese realizar la visita al Thyssen. Una expedición que pocas horas después aprovecharía para fugarse. La autorización fue calificada por estas mismas fuentes de «anómala», teniendo en cuenta las circunstancias previas del preso. «Se tuvo que producir algún fallo en la autorización de la salida. El interno tenía suspendidos los permisos ordinarios, por tanto es absurdo darle un permiso extraordinario como es la salida terapéutica», aclaran a este diario digital.
Un permiso extraordinario solo lo puede firmar el director de la prisión o «el mando de incidencias», aseguran fuentes penitenciarias. Esto es el subdirector, que se queda de guardia en ausencia del máximo responsable de la cárcel. «Ese permiso tuvo que firmarse rápido, mal y tarde, de forma precipitada y sin comprobar que tenía suspendidas las salidas», insisten.
El artículo 57 del Reglamento Penitenciario establece, según refleja el documento de la suspensión, que «cuando antes de iniciarse el disfrute de permisos ordinarios o extraordinarios, se produzcan hechos que modifiquen las circunstancias que propiciaron su concesión, el director podrá suspender motivadamente, con carácter provisional, el permiso, poniéndose en conocimiento de la Autoridad Administrativa o Judicial». Una «previsión legal» por la que el centro penitenciario decidió cancelar las salidas de prisión al preso.
Los organizadores
La visita formaba parte de una actividad psicosocial que desde años desarrolla con distintas prisiones la ONG Fundación Atenea Grupo GID. Se trata del Programa Ariadna, dirigido a internos con problemas de consumo de drogas que están próximos a obtener la libertad y que se encuentran en régimen semiabierto. «Con este programa se pretende que la estancia en prisión constituya un momento de cambio para el interno, de abandono de su adicción y preparación para su posterior reintegración en la sociedad», explica la ONG en su página web.
A cargo del grupo de los seis internos que realizaron la excursión a la pinacoteca iban dos terapeutas pertenecientes a la ONG, que nada pudieron hacer para evitar la fuga del preso. Fuentes de la Fundación Atenea Grupo GID consultadas por THE OBJECTIVE admiten estar consternadas por la fuga y confirman que el interno evadido había recibido un permiso extraordinario para participar en la visita al Thyssen junto a un psicólogo y un trabajador social de la ONG. Nunca se les había fugado un preso, a pesar de que desarrollan el Programa Ariadna desde hace años en ocho centros penitenciarios distintos de la Comunidad de Madrid y de Castilla-La Mancha.
Piden el cese del director de Valdemoro
El quebrantamiento de condena del preso Adolfo Q., que sigue un mes después en paradero desconocido, se produjo en un momento convulso para la dirección del centro penitenciario de Valdemoro. Los principales sindicatos de prisiones han pedido el cese del director de la prisión Madrid IV, José Antonio Luis de la Iglesia, por haber acusado sin pruebas a cuatro funcionarios de los delitos de los delitos de banda organizada, tráfico de drogas, cohecho, prevaricación y omisión del deber. Sin embargo, los cuatro fueron absueltos el pasado 22 de marzo después de que la Guardia Civil, la Fiscalía y los juzgados de Instrucción número 4 y 7 de Valdemoro concluyeran que no había pruebas que acreditasen los delitos que la dirección de la cárcel les imputaba.
Un caso desvelado por THE OBJECTIVE y que ha provocado que los sindicatos Acaip-UGT, la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), Comisiones Obreras (CCOO) y CSIF levanten la voz contra «la criminalización de los trabajadores y la antidemocracia en las prisiones». Este martes, concentrados frente a la sede del Ministerio del Interior, cientos de funcionarios penitenciarios volverán a solicitar el cese del responsable de la prisión de Valdemoro.
Incendio en una celda de Valdemoro
A estos dos escándalos en la prisión de Valdemoro, se suma un último suceso que ha denunciado este lunes la APFP. El incendio de una celda provocado por un preso de primer grado por el que una funcionaria resultó herida de gravedad y otro grupo de trabajadores tuvo que ser atendido por falta de oxígeno. El recluso inició el incendio en una celda donde pernoctaba para ser trasladado al día siguiente a otro centro. Los trabajadores lograron sacarle a tiempo del habitáculo y evacuar al resto de presos de ese módulo, algunos de ellos extremadamente peligrosos.
«Hace poco solicitamos a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias el aumento del número de asignaciones del complemento de productividad de Módulos especiales, atendiendo al considerable número de internos de régimen cerrado que se acoge en tránsito y la especial penosidad, esfuerzo adicional y dedicación que conlleva el desempeño de los puestos de trabajo en departamentos con nulas condiciones de seguridad para albergar internos de estas características. El incremento fue denegado», critican desde la Asociación Profesional.