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La prisión de Zuera denegó el último permiso de salida al asesino reincidente de Zaragoza

La Junta de Tratamiento se mostró desfavorables a concederle ese privilegio. El preso recurrió la decisión y el juez de vigilancia penitenciaria se lo concedió

La prisión de Zuera denegó el último permiso de salida al asesino reincidente de Zaragoza

Adil Lazizi, acusado del asesinato de una joven zaragozana el pasado lunes. | The Objective

La Junta de Tratamiento de la prisión de Zuera (Zaragoza) se mostró desfavorable a conceder el último permiso de salida ordinario en diciembre de 2020 a Adil Lazizi (46 años), condenado por el asesinato de una turista francesa en Madrid en 2001 y detenido el pasado lunes por matar a puñaladas a su vecina de enfrente en la capital aragonesa, cuando llevaba dos años fugado de la prisión. El preso consiguió el permiso —del que nunca volvería— después de recurrir la decisión de la prisión zaragozana ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que autorizó finalmente su solicitud, según aseguran fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE.

Esta, sin embargo, no era la primera vez que la Junta de Tratamiento se negaba a otorgarle un permiso. Este procedimiento se repitió en las cinco ocasiones en las que el preso, de origen marroquí, pidió salir unos días del centro penitenciario desde 2019, sostienen las fuentes consultadas. Todas las peticiones, en cambio, fueron concedidas posteriormente por el Juzgado, pero Azil Lazizi jamás regresó de su último permiso.

Sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura por quebrantamiento de condena desde hacía más de dos años. Hasta que, la semana pasada, una patrulla de la Policía Nacional lo vio vagando, ensangrentado, por una calle de Zaragoza. Se había echado a la calle después de asestar varias puñadas a Cristina G. La mujer, de 32 años, yacía inconsciente en el rellano del edificio en el que vivían ambos. Cuando llegaron al lugar, los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por salvarle la vida.

Este preso tramitó las peticiones para disfrutar de los permisos de salida de acuerdo a la legislación, que recoge este derecho cuando el interno cumple una cuarta parte de la condena. En su caso, este preso había cumplido 19 de los 21 años a los que fue condenado por asesinato en 2001. Es decir, estaba cumpliendo el último tramo de su pena, que finalizaba en octubre de 2024. Sin embargo, indican fuentes penitenciarias, la prisión emitió siempre un dictamen desfavorable.

Reincidencia o quebrantamiento

El Reglamento Penitenciario contempla el disfrutar de permisos de salida ordinarios «como preparación para la vida en libertad» en los internos clasificados en segundo grado o régimen ordinario —36 días al año en total— o en tercer grado o régimen abierto —48 días—. Ley ley establece que esto es posible «siempre que se hayan extinguido la cuarta parte de la condena o condenas y no observen mala conducta». No obstante, la Administración penitenciaria estudia diferentes aspectos como la idoneidad de dicho permiso para la reinserción del interno o si hay riesgo de reincidencia o quebrantamiento de la condena, entre otros factores.

Sin embargo, la última palabra la tiene el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, quien sí vio oportuno otorgar los permisos al preso condenado por asesinato. Fuentes penitenciarias sostienen que el recluso cumplía con los requisitos necesarios, aunque estaba en situación irregular en España y no tenía ningún tipo de arraigo familiar, lo cual, advierten, siempre es un riesgo. En cualquier caso, había cumplido gran parte de la pena, y no había protagonizado ningún incidente desde que llegó a la prisión zaragozana, incluso se le había trasladado a un módulo de buen comportamiento.

Dos años escondido

Desde que se fugó, el preso había permanecido escondido en un piso de Zaragoza, donde vivía con su novia, a la que había conocido en un taller de costura en la cárcel y que hasta ahora lo había mantenido económicamente. Fuentes policiales sostienen a este periódico que Lazizi residía en ese inmueble prácticamente como un fantasma, no salía nunca de la vivienda. Hasta que el lunes pasado decidió traspasar la puerta, tal vez por primera vez, para acabar con la vida de su vecina Cristina.

En un primer momento, este criminal, de origen marroquí, explicó a los agentes que fue la víctima quien llamó a su puerta y quiso matarle a él por un ataque de celos. «Ha venido a buscarme a mi casa y en cuanto le he abierto la puerta me ha apuñalado. He tenido que defenderme, por supuesto, la he apuñalado con dos cojones», se excusó ante a los agentes, según publica El Heraldo de Aragón. Sin embargo, los agentes tardaron poco en desmontar la versión del asesino. La pareja de este aseguró a la Policía que el arma del crimen procedía de su casa y los investigadores hallaron signos de forcejeo en el interior de la vivienda de la víctima.

Al parecer, Cristina estaba volviendo a casa cuando el agresor la abordó mientras abría la puerta de la vivienda, sobre las diez de la noche. Ella trató de defenderse y ambos forcejearon en el interior del domicilio, pero Cristina no tuvo ninguna opción. Azil Lazizi la arrastró hasta el descansillo del edificio y le asestó varias puñaladas, mientras ella pedía auxilio. Cuando la Policía llegó al edificio ya era tarde.

El viernes pasado, el Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza dictó la orden de prisión comunicada y sin fianza para el asesino convicto. La comparecencia ante el juez se realizó por videoconferencia desde el Hospital Miguel Servet, donde el agresor permanecía ingresado por un corte en el abdomen que, según dijo a la Policía, le hizo la víctima. Tras ser dado de alta, el sábado fue trasladado de nuevo a la prisión de Zuera, donde permanece en el módulo de enfermería, según fuentes penitenciarias.

Adil Lazizi cumplía una pena de 21 años de prisión por haber asesinado, el 6 de junio de 2001, a Siham B., una joven que 24 años que estaba de turismo en Madrid con una amiga. Los dos, de origen marroquí, decidieron salir de copas por la capital. Esa noche acabaron juntos en el mismo piso, en el distrito madrileño de Tetuán. Sin embargo, a las ocho de la mañana del día siguiente, los gritos pusieron en alerta a otros amigos que estaban en el piso. Adil había huido tras acuchillar a Siham, que falleció a los 30 minutos. La Audiencia Provincial de Madrid también le condenó a pagar 100.000 euros en concepto de responsabilidad civil a la familia de la víctima, una cantidad que no ha subsanado.

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