Yolanda Díaz anuncia "una propuesta de contrato social" en la presentación de Sumar
La vicepresidenta segunda del Gobierno ha dado el pistoletazo de salida a su nuevo proyecto político en la plaza del Matadero de Madrid
La vicepresidenta segunda del Gobierno ha dado el pistoletazo de salida a su nuevo proyecto político en la plaza del Matadero de Madrid
Yolanda Díaz ha inaugurado este viernes su nuevo proyecto político, Sumar, en la plaza del Matadero de Madrid. Centrando todos sus esfuerzos en la sociedad civil, la vicepresidenta segunda del Gobierno busca escuchar a la ciudadanía lo suficiente como para obtener «una propuesta de contrato social para la próxima década que se presentará en 2023».
Con su nuevo proyecto, Díaz busca «ensanchar la democracia» y «cambiar Europa», con la «justicia social» por bandera y apoyándose en «diversos grupos y equipos temáticos» para crear un proyecto con inspiración «en cada rincón del país».
Construir una propuesta para la próxima década en la que el protagonismo es de la ciudadanía y no de los partidos es el objetivo de esta iniciativa que llevará a Díaz por toda España durante seis meses, antes de decidir si da el paso de liderar una candidatura electoral siempre y cuando -ha dejado claro- tenga el apoyo para hacerlo y ha insistido que para afrontar este proyecto en el que cabe todo el mundo se requiere «una enorme generosidad».
Durante su intervención ha repetido varias veces que esto no va de siglas, que esto va de «sumar, dialogar, tender la mano y después ser capaces de llegar a acuerdos para cambiar la vida de la gente, porque para eso vale la política».
Ha habido pocas caras conocidas en la presentación de la plataforma, con la que Yolanda Díaz quiere impulsar su candidatura electoral, pero sí varios miles de personas han acudido a la invitación de la vicepresidenta segunda, pese al extremo calor en Madrid, que no se combate ni con abanicos ni con la limonada que han regalado.
La vicepresidenta segunda ha entrado en la plaza del Matadero, donde se celebraba el acto, acompañada de cinco amigas, en línea con su mensaje de dar protagonismo a la sociedad civil y no a las fuerzas políticas.
Ha hecho una entrada al ritmo de los acordes de «This girl is on fire», de Alicia Keys, en un acto que no se recordaba tan multitudinario en los últimos años con simpatizantes a la izquierda del PSOE.
Se han acercado hasta este lugar algunos expolíticos, como Gaspar Llamazares y Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos, y alguno en activo (el secretario general del Partido Comunista y secretario de Estado, Enrique Santiago, que ha desoído las sugerencias de la ministra de Trabajo de que no quería líderes políticos).
De perfil bajo, como pedía Díaz, han acudido representantes de Más País (la coordinadora en Andalucía, Esperanza Gómez), de los comunes se ha visto al eurodiputado Ernest Urtasun y al portavoz en el Parlamento catalán, David Fiz.
Podemos lo ha cumplido también a rajatabla y han estado tres miembros poco conocidos de la dirección (María Teresa Pérez, Pau Vivas y Alejandro Zapico) y los de Compromís han venido con dirigentes de las tres sensibilidades de la formación.
La periodista y humorista Nerea Pérez ha sido la encargada de dar paso a las intervenciones de juristas, emprendedores, médicos y ecologistas en representación de esa sociedad civil que Díaz quiere escuchar en este proceso y lo ha hecho con fuertes críticas al gasto militar, la precariedad laboral y la defensa de lo público.
Al acto, casi todo en tendido de sol, se ha sumado gente de todas las edades, que ya desde primera hora de la tarde empezaban a formar cola para entrar en un acceso un poco caótico.
El lanzamiento de este movimiento ciudadano, que lo ha hecho coincidir con la Semana del Orgullo como un gesto hacia la diversidad que quiere transmitir, se celebra después de varios meses aplazándolo por las complicaciones que le han ido surgiendo a la ministra de Trabajo, primero con las negociaciones de la reforma laboral y luego las derivadas de la invasión rusa de Ucrania.
Al margen de estas vicisitudes, Díaz ha tenido que lidiar con el malestar de Podemos, que se ha sentido marginado de todo este proyecto que empezó a fraguarse después de que Pablo Iglesias la designara como su sucesora, una decisión que luego ha cuestionado en el marco del distanciamiento que marca desde hace meses las relaciones entre ambos.
Para Podemos, cuya marca está muy desgastada, Díaz supone una tabla de salvación y por ahora la dejan hacer y deshacer sin choques abiertos, pero no se resignan a dejar de ser una pieza clave en una eventual candidatura de la vicepresidenta, teniendo en cuenta que son la fuerza mayoritaria en Unidas Podemos.
Todo apunta a que cuando llegue ese momento, no será fácil, como ocurrió con las negociaciones de la coalición Por Andalucía, en las que tanto se tensó la cuerda que Podemos quedó fuera, aunque finalmente se mantuvo el acuerdo político.
Y aparte, los resultados fueron muy malos para este primer ensayo del proyecto de Díaz porque si bien la ministra de Trabajo lo desvinculó por completo de sus planes, ella se implicó hasta el fondo incluso con la designación de la candidata, Inmaculada Nieto.
Es en este contexto en el que surge este «proyecto de país» que quiere «sumar inteligencias colectivas» y no siglas para volver a conectar con la ciudadanía, ha dicho la ministra, en un momento «muy difícil» y en el que hay una gran desafección de la ciudadanía, ha reconocido Díaz al recalcar que «la política ha desconectado de la gente, la ha dejado atrás». Y por eso, «el reto es enorme».
Fuente: El Liberal / EFE