Podemos se prepara para ir a elecciones sin Díaz: «Pablo no quiere ni que se la nombre»
Juan Carlos Monedero y el exlíder ‘morado’ describen dos sujetos políticos, Sumar y Podemos, que pueden dialogar pero también competir a nivel electoral
Máxima tensión entre el entorno de Pablo Iglesias y el de Yolanda Díaz. Los dos sectores que, según la definición de Pedro Sánchez, pertenecen al «espacio de Unidas Podemos», están más alejados que nunca. No ha servido de nada el encuentro en la escuela de verano de Podemos, patrocinada por la Universidad Complutense, según revelan varias fuentes de la formación ‘morada’. Es más, internamente es conocido el enfado y la decepción de Iglesias con la dirigente gallega, que hasta hace poco formaba parte de su círculo de fieles. «Pablo no quiere ni que se la nombre», explican fuentes del partido conocedoras del debate interno en la dirección.
Hubo un tiempo en el que Yolanda Díaz era algo parecida a la «niña mimada» de Iglesias e Irene Montero, recuerdan en el partido morado. Díaz acudía a las reuniones más íntimas de los jefes de la formación. Iglesias contaba con su lealtad. No es que Díaz destacara particularmente en ese organigrama, pero defendía con toda su fuerza su papel. Intentaba impedir que otros dirigentes la suplantaran. «Era una época en la que tu importancia se medía si Pablo te invitaba o no a cenar a su casa», recuerdan dirigentes de Podemos.
Díaz escaló muchas posiciones. Y eso que ella no era de Podemos: en los primeros años de cohabitación parlamentaria tenía el carnet de Izquierda Unida y del PCE, pero no era afiliada o militante de Podemos. Una rara avis, en cierto sentido, pero también una dirigente cercana y útil al partido. En los primeros años en el Congreso, su tarea fue revisar las preguntas parlamentarias y otras iniciativas desde el punto de vista legal. Se ganó el premio de «parlamentaria más activa» en diciembre de 2018. Su relación con la prensa siempre fue buena.
Sin carnet de Podemos
Las cosas se torcieron con la entrada en el Gobierno. Contrariamente a lo que dicen las crónicas y textos afines a la política gallega, Díaz siempre ha buscado de manera activa ser nombrada ministra, hasta romper su carnet de IU por los choques con Alberto Garzón. El líder de IU llegó a plantear un apoyo externo a Sánchez en 2019, despertando la ira de Iglesias. Y después intentó torpedear su nombramiento como ministra, encontrando el muro de Iglesias y Enrique Santiago.
El secretario general del PCE, que ahora ejerce de fontanero de la gallega, fue cesado del cargo como secretario de Estado el pasado viernes. «No dimitió, le echaron», señalan desde Podemos. Esa decisión de la ministra Ione Belarra es el preludio de un enfrentamiento ya casi definitivo. Y mezcla elementos entre ellos relacionados al trabajo de fontanero de Enrique Santiago para Díaz. Una purga en plena regla que se suma al cese de Amanda Meyer, también destacada dirigente del PCE en el gabinete de Irene Montero.
A partir de 2020, Díaz consolidó una imagen de ministra conciliadora en antítesis con el papel de rebelde de Iglesias. Irene Montero se dio cuenta de ello y empezó la desavenencia. Ahora, la situación es más crítica que nunca. Tanto en Podemos como en el entorno de Díaz se abren incluso a choques electorales en el futuro. «Pablo no se ha ido, sigue dando órdenes e instrucciones. Y ahora su objetivo es reventar el proyecto de Yolanda», asumen algunas fuentes de Podemos.
El hecho de que Iglesias esté recuperando a figuras como Juan Carlos Monedero y Jorge Verstrynge para definir su estrategia, como desveló este diario, es una alarma más para el entorno de Díaz. La polémica sobre los audios del comisario jubilado José Manuel Villarejo y el presentador Antonio García Ferreras, lanzada el día después del estreno de Sumar, «no fue una casualidad», coinciden varias fuentes consultadas. Muchos saben el origen de esos audios, las ofertas recibidas en el partido, y cómo se gestionó la operación. Nada fue dejado al azar. De ello también son conscientes en el cuartel de Díaz.
Podemos y Sumar, dos «cosas diferentes»
De ahí que algunos referentes de Podemos, entre ellos el propio Monedero, hablen públicamente de dos entidades (Sumar y Podemos) diferentes entre ellas, aunque destinadas a hablarse. Es una manera sutil para decir que el partido morado se debe preparar para un choque electoral con Díaz.
El propio Iglesias dijo algo parecido en una entrevista en La Marea del pasado jueves: «Es evidente que Sumar y Podemos son cosas diferentes, con estilos y liderazgos diferentes, y que Yolanda Díaz está construyendo otra cosa, con toda la legitimidad para hacerlo. Y creo que Podemos está siendo muy generoso al plantear que quiere ir a las elecciones con Sumar, estar juntos, porque no representan exactamente lo mismo, pero creo que todo el mundo tiene claro que tienen que estar unidos. Es evidente que Yolanda no es de Podemos, pero pensamos que tiene que ser nuestra candidata también, y yo estoy de acuerdo con ese planteamiento».
Las próximas elecciones municipales y autonómicas dirán mucho de lo que pueda ocurrir en ese segmento político. Aunque los más duros afirman: «Iglesias quiere reventar a Yolanda. La estrategia es reventarlo todo, y si hace falta ir divididos de Sumar». Iglesias quiere alejarla lo más posible de otras formaciones nacionalistas, si bien se excluyen coaliciones o alianzas electorales. Al menos de momento, porque las fuentes consultadas sostienen que los propios nacionalistas no quieren pactos electorales con una fuerza política a tracción nacional.
Elecciones sin Díaz
En Madrid, no obstante, ya se debate sobre si es más conveniente presentar una candidatura al margen de Más Madrid. Podemos necesita representantes para obtener fondos públicos, y todos los enemigos de Irene Montero e Iglesias no quieren ceder ante sus excompañeros.
El sector errejonista, por su parte, rechaza pactos con Podemos en muchas regiones. Y evitar que se repita lo ocurrido en Andalucía, donde Podemos se ha hecho con tres de los cincos diputados elegidos en Por Andalucía. Sectores del PCE acusan a Díaz de haber cedido ante Podemos para evitar males mayores. Y la culpan de que, por primera vez en décadas, ningún representante comunista esté sentado en el parlamento regional.
La situación es muy tensa. Y aunque se encuentran dirigentes de Podemos que aseguran que se llegará a un pacto con Yolanda Díaz, otros empiezan a dibujar escenarios de choques electorales. En las próximas autonómicas y municipales se prevé que Díaz se mantenga de perfil, pero no podrá ignorar el peligro de un desplome generalizado de la izquierda.
«Yolanda tampoco puede pasar de todo. No presentará la marca Sumar, pero tendrá su papel. Sabe que una debacle electoral también la perjudicaría», reflexionan algunos. Y los que vaticinan una ruptura definitiva de aquí a las próximas elecciones generales se apoyan en la mala relación de Iglesias con Yolanda Díaz. «Pablo no quiere ni que se le nombre», avisan. La división es palpable en todos los ámbitos.