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Sánchez ya hizo antes «un Ayuso» a la UE

Al igual que Bruselas renegoció con los países disconformes el plan energético, Sánchez tendría que hacer con lo mismo con las comunidades el 9 de agosto

Sánchez ya hizo antes «un Ayuso» a la UE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Empecemos, ante de nada, por decir que es razonable, necesario y urgente un ahorro en el gasto energético. Que es de ley, ser solidarios con el resto de Europa y que además es necesario gastar menos energía también para nuestra economía. Si la economía alemana cae, detrás va toda Europa.

Dicho esto, las medidas para recortar el gasto energético del Gobierno de Sánchez han encendido muchas reacciones en toda España y en muchos sectores. La primera y más sonada fue la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso con su tajante: «Madrid no se apaga». Una frase disparada con demasiada rapidez y con resonancias bélicas que planteaba un nuevo enfrentamiento directo de Ayuso con Sánchez. Algo que parecía ya superado en la etapa Feijoó y que seguro que no ha gustado mucho en la sede de Génova. 

Por eso, cosas de la vida, el que parecía estar más contento con esta reentrada de Ayuso fue el propio presidente del gobierno que inmediatamente afinó su punto de mira. Sánchez, sin citar a la presidenta madrileña, le acusó de ser «egoísta, unilateral e insolidaria» por mostrarse contraria al plan energético presentado por su ejecutivo. Y de paso una sacudida a Feijoó por no controlar a su presidenta madrileña. Dos pájaros de un tiro. Se criticaba la insolidaridad de Ayuso y se intentaba abrirle un boquete interno en el partido a Feijoó. Pero el líder gallego está demostrando ser un «hombre tranquilo» que gestiona los tiempos y los ataques y de momento ha preferido la finezza

Tenemos semanas de discusión sobre este decreto del gobierno que parece hecho con mucha prisa y poco desarrollo. Un plan lleno de improvisaciones y parches. Cada día que pasa hay una corrección y una marcha atrás sobre algo de lo anunciado en los primeros días. La principal crítica es que es un decreto no hablado con ninguno de los actores fundamentales necesarios para un pacto tan importante para la economía y la vida de un país. Lo mismo de lo que se quejaba Sánchez de Bruselas. Al final se verán con las comunidades el martes 9 de agosto. Un gobierno de improvisación permanente. Hablar un día antes de que el decreto entre en vigor supone reconocer el error de no haberlo explicado antes y la soberbia de no dar tiempo a negociarlo. 

Y por eso es saludable recordar que hace menos de dos semanas fue el propio Pedro Sánchez el que hizo un «Ayuso» a la Comisión Europea. Si rebobinamos la cinta veremos que todo surge cuando se disparan las alertas en Europa ante la posibilidad cada vez más alta de que el líder ruso Vladímir Putin decida cortar en cualquier momento el suministro de gas. Son muchos los países europeos cuyas economías dependen casi existencialmente del gas ruso. La primera, Alemania que, durante años, bajo la dirección de Angela Merkel, mientras imponía mano de hierro financiera a los países del sur de Europa, ella se lanzaba a una suicida dependencia del gas y petróleo ruso. No solo Alemania. Todos los países del centro de Europa se verán desastrosamente afectados por este recorte. Y en este proceso es cuestión de supervivencia la unión y la solidaridad de todos los países miembros de la UE. Por eso la Comisión lanzó urgentemente un plan que les iba a obligar a reducir en un 15% la demanda energética si se cumplía la amenaza de Putin. 

Ha sido Sánchez, el que de manera personal y sin consultar a nadie, se ha cargado en un par de meses la situación de privilegio energético que España tenía con Argelia, a cambio de no se sabe qué con Marruecos

No todos los países lo aceptaron. El más rebelde y el que lideró la revuelta contra la medida fue Sánchez. Y tenía razones en su ayusazo. Porque España tiene más diversificado su mercado entre diversos países y no depende tanto del gas ruso, aunque solo por el momento y gracias a él esta inesperada inestabilidad. Porque ha sido Sánchez, el que de manera personal y sin consultar a nadie, se ha cargado en un par de meses la situación de privilegio energético que España tenía con Argelia, a cambio de no se sabe qué con Marruecos. Y porque cosas de este gobierno, nuestras importaciones de gas ruso han subido de manera considerable y son mayores que antes de que se pidiera el bloqueo a Rusia. 

Pero esto es el estilo Sánchez. Capaz de hacer un «Ayuso» a la mismísima presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen. Y el Gobierno español, en palabras de la siempre tajante vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, afirmaba que España rechazaba el plan porque no lo había negociado previamente con la Comisión. Y añadía: «No permitiremos propuestas que nos hagan sufrir por encima de lo que se exige a otros socios comunitarios».  La defensa española de que cada Estado tiene su casuística y por eso no todos debían reducir un 15% era también cierta. Y también el recordarles que era una desventaja para la economía española que había logrado diversificar fuentes, frente a otras que no lo hicieron porque era más barato tirar del gas ruso.

Había mucho enfado y con razón en el Gobierno de Sánchez porque no se había negociado nada antes con España. No se tenía en cuenta el efecto dañino real sobre nuestra economía. No se reconocía las características especiales de insularidad energética de la Península Ibérica. Unos días después y tras conseguir el reconocimiento de Bruselas a sus argumentos, se anunciaba que España y Portugal no tendrían que reducir el 15%, sino solo un 7%.

A los pocos días llegaban las primeras noticias del plan español de reducción de gasto energético. Un plan que no se ha negociado ni informado hasta la fecha a comunidades y ayuntamientos, ni al principal partido de la oposición, y tampoco a los responsables de las mayores empresas energéticas española. Un plan que, aun siendo constitucional, pueda invadir de nuevo competencias de las comunidades.

Al igual que la Comisión Europea lo habló y renegoció con los países disconformes los términos del plan energético, Sánchez tendría que hacer lo mismo con las comunidades.

Una improvisación. Porque si la ministra Ribera anunciaba en un principio apagones en los monumentos, ahora ya no. Si había que limitar a 27 grados los aires acondicionados de todos los centros de trabajo, ahora ya hay muchas excepciones y se puede mantener en muchos una temperatura de 25. Un plan que desde la Comunidad de Madrid se intenta ridiculizar al asegurar que tiene agujeros legales tan graves como el de no indicar la duración del apagado de los escaparates. De tal manera que alguien puede apagarlos diez segundos y volverlos a encender y en ese caso habría cumplido la ley.  

Y un plan que para muchos podría en riesgo la seguridad ciudadana por la noche. Algo que es de un valor incalculable para nuestra sociedad y para un país turístico como el nuestro. Según publicaba THE OBJECTIVE, la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil (JUCIL), que es la asociación mayoritaria, avisaba que «el apagado de luces obligatorio a partir de las 22 horas de los escaparates y edificios públicos aumenta el riesgo de comisión de delitos». Para ellos el peligro reside en las poblaciones medianas donde la presencia de efectivos de las fuerzas de seguridad es más escasa.

En todo caso, Sánchez cargó a degüello contra Ayuso. Pero la carga se va frenando. El primer parón fue cuando el gobierno vasco venía a decir lo mismo, con mejores formas, que Ayuso. Y es que no es lo mismo acusar de insolidario a Ayuso que a Urkullu. Y después han llegado otras comunidades. Ahora Ribera informará a las comunidades el día antes de que entre en vigor. Si es que entra en vigor. Que todo puede ser.

Está claro como decíamos al principio que es necesario e imprescindible un recorte del gasto energético. Pero al igual que la Comisión Europea lo habló y renegoció con los países disconformes los términos del Plan, Sánchez tendría que hacer lo mismo con las comunidades. El encuentro de Teresa Ribera con las comunidades autónomas para el próximo martes 9 de agosto para abordar con ellas la aplicación del plan de ahorros energético, no parece que sea fácil de abordar si al día siguiente el decreto entre en vigor.

Es un paso y si Sánchez quiere dar ejemplo podría también bajarse del SuperPuma y del Falcón para viajes cortos. Sánchez ganaría algo de coherencia.

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