Lío en el independentismo por el apoyo a Israel de la consejera catalana de Exteriores
Victòria Alsina busca también rehacer las maltrechas relaciones del nacionalismo con Bruselas a raíz de la guerra en Ucrania y el papel de Puigdemont
La agenda propia de la consejera de Acción Exterior del Govern, Victòria Alsina, genera suspicacias dentro del Govern. En el marco de las tensas relaciones entre socios en el Ejecutivo autonómico, el hecho de que la titular de Exteriores promueva -de forma unilateral- un acercamiento con el Gobierno de Israel ha sumado un capítulo más en las desavenencias internas. Y también con sus socios parlamentarios de la CUP, que ya han pedido al ala republicana del Govern desautorizar a la consejera de Junts per Catalunya y «aclarar» su «posición».
Alsina viajó a Israel como parte de su agenda internacional para anunciar la posibilidad de abrir una delegación catalana en Tel-Aviv y establecer alianzas con el país de Oriente Medio con el fin de que se convierta en «un socio potencial de Cataluña». En este viaje se reunió con el ministro de Cooperación Regional de Israel, Isawi Frej, y con el alcalde de Tel-Aviv, Ron Huldai, así como con representantes de los dos grandes bloques políticos del Parlamento israelí. Pero la polémica estalló por unas declaraciones suyas en la cadena i24NEWS, cuando afirmó que la resolución aprobada por el Parlamento de Cataluña que considera «un crimen de apartheid» la política de Israel en Palestina «no era en absoluto la posición del Govern» ni «la posición de los catalanes».
El «apartheid» de Israel
Dicha resolución crítica con la política exterior del gobierno israelí en los territorios ocupados fue aprobada con el voto de ERC, PSC, la CUP y En Comú Podem. Si bien es cierto que Junts -partido del que forma parte Alsina- votó en contra, la resolución salió adelante al lograr la mayoría del Parlament. Por esta razón, las palabras de Alsina se han visto como una «censura» a la mayoría democrática expresada por la Cámara catalana.
El presidente de la Generalitat ha evitado, de puertas afuera, el choque con Junts por esta polémica debido a la delicada situación que atraviesa la coalición por el pulso que Laura Borràs y Carles Puigdemont para hacer caer el Govern. No obstante, las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE explican que ERC deberá potenciar su perfil de izquierdas si quieren mantener los puentes con En Comú Podem y la CUP.
Los equilibrios de ERC
No es la primera vez que los de Oriol Junqueras tienen que hacer equilibrios para afianzar su perfil moderado sin enfadar a sus socios izquierdistas. En el Congreso de los Diputados, y tal y como avanzó este diario, ERC se opuso a apoyar el manifiesto contra la guerra en Ucrania de Podemos por «no ser suficientemente crítico con las amenazas expansionistas rusas».
El Govern se mantiene unido por lo que respecta a la política exterior, ya que su gran objetivo es convencer a la comunidad internacional de que una Cataluña independiente sería viable económicamente además de un socio fiable para la Unión Europea. En este sentido, la agenda de Alsina no es una prioridad en la lista de desavenencias de Aragonès con Junts. No obstante, sí que observan cómo la consejera de Acción Exterior representa una vuelta a la vieja Convergència, con posiciones moderadas alejadas de la línea oficial de Junts.
Unidad en la política exterior del Govern
Alsina fue el primer miembro del Govern que levantó el veto a Jordi Pujol al invitarle en un acto oficial de la Generalitat. Una invitación que también ahondó en maltrecha relación de Junts con ERC. Y no ha dudado en reivindicar la figura del expresidente catalán en el exterior. En especial, por los vínculos del fundador de la extinta Convergència con Europa.
La consejera de Acción Exterior, que no escatima en gastos durante sus viajes, ha viajado 23 países en el último año. Su objetivo es promover las alianzas políticas y comerciales con Cataluña y, también, rehacer las relaciones con Europa del nacionalismo catalán que se rompieron con el inicio de la guerra en Ucrania y las informaciones sobre los vínculos del entorno de Puigdemont con el Kremlin.
