La Guardia Civil revela que el comando Madrid de ETA tenía 39 generales en su punto de mira
La célula operó en la capital desde mediados de 1999 hasta su desarticulación en octubre de 2001. Fue responsable de 10 atentados y siete asesinatos
Políticos, jueces, fiscales… y militares. ETA tenía a 39 generales en su punto de mira. Así lo revela el informe que ha enviado la Guardia Civil a la Audiencia Nacional con la intención de esclarecer el asesinato del magistrado del Tribunal Supremo José Francisco Querol en octubre de 2000. La relación formaba parte de una base de datos en poder del comando Madrid, también conocido como comando Buruhauste, el primero en actuar tras la tregua que anunció la banda terrorista durante el gobierno de José María Aznar.
El informe remitido por el Instituto Armado al juez Santiago Pedraz, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, hace una exhaustiva radiografía del que fue uno de los comandos más sanguinarios de la banda terrorista. Desde su origen y composición, hasta la forma que tenía para comunicarse con la cúpula de ETA para informar de sus actividades criminales. La célula, formada por seis liberados, operó en la capital desde mediados de 1999 hasta su desarticulación en octubre de 2001. Fue responsable de 10 atentados y siete asesinatos. Pero pudieron ser más. El informe de la Guardia Civil revela otros cuatro atentados fallidos.
El nombre del magistrado Querol, junto a otros objetivos de la banda, aparece en la base de datos intervenida a Javier López Peña, Thierry, máximo dirigente del aparato político de ETA, cuando fue detenido en Burdeos (Francia) en mayo de 2008. Estaba en formato Access y en ella figuraban informaciones sobre potenciales objetivos de la organización terrorista. El listado formaba parte de una base más amplia, denominada DGZ, acrónimo de Data Gune Zentrala (Base Central de Datos).
379 crímenes de ETA sin resolver
Una información similar a la que poseía el grupo etarra que sustituyó al comando Buruhauste tras la detención de sus integrantes, el comando Txirrita, el último que actuó en Madrid y que fue desarticulado en mayo de 2002. El origen de la base de datos utilizada por Thierry hasta su detención no está claro. Los expertos de la Guardia Civil sostienen que podría tratarse de una versión posterior a la original, de ahí su nombre: db1.
Los últimos registros en esa base de datos son de noviembre de 2002, cuando se incluyó el atentado contra Querol en el que murieron otras tres personas, entre ellas su chófer y su escolta. El asesinato del magistrado es uno los 379 crímenes sin resolver de ETA. Fue perpetrado por el comando Buruhauste, que operó en Madrid desde que se rompió la tregua hasta su desarticulación.
El informe realizado por el Instituto Armado a instancias del juez Santiago Pedraz tras la querella del abogado de la asociación Dignidad y Justicia, Miguel Ángel Rodríguez Arias, revela que Querol no era la única personalidad a la que quería eliminar el comando de ETA en Madrid.
El nombre del magistrado aparece en una tabla denominada informazioak que contiene una lista con informaciones datadas en 1996 sobre miembros del Consejo de Estado y de 39 generales. Entre medias aparecen unas anotaciones que el informe de la Guardia Civil transcribe literalmente y en el que sostiene que todas estas personas «han prestado muy buenos servicios a la patria desde sus posiciones como jueces o fiscales, militares o políticos».
Los responsables de la base de datos sostienen que todos los militares incluidos han pasado por la Junta de Jefes de Estado Mayor, los políticos por el gobierno en La Transición y todos los jueces «han tenido algo que ver con el Consejo General del Poder Judicial, la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo». Y continúa: «Junto a esas personas también se pueden encontrar a miembros de las grandes familias españolas dentro del Consejo de Estado: García-Trevijano, Jiménez de Parga, Gómez-Acebo».
En la base de datos incautada a Thierry se incluyen los datos del domicilio que tenía el juez Querol cuando fue asesinado en el año 2000. Según los agentes del Instituto Armado, fueron extraídos «aparentemente de la guía de teléfonos de 1995-1996». También aparecen registros del chófer y el escolta que fueron asesinados junto al magistrado, aunque únicamente con referencia y fecha del atentado. En cambio, el cuarto fallecido en el atentado, el conductor de un autobús de la EMT de Madrid, no está registrado.
Una base de datos actualizada
La diferencia entre la base de datos intervenida al jefe de ETA tras ser detenido en Francia y la del comando Txirrita estriba en su tamaño. La de la célula que actuaba en Madrid apenas tenía 21 megabytes y solo 500 registros disponían de fotografías, mientras que la información que utilizaba Thierry alcanzaba 1 gigabyte y existían 2.533 entradas con imágenes.
Una de las hipótesis que maneja la Guardia Civil es que el origen de la base de datos del comando Txirrita fuese un filtrado de una base general sobre registros que tuviesen vinculación con la Comunidad de Madrid, ya que no se encontraban en el DGZ. Un escenario que, según los expertos, corroboraría la teoría de la existencia de una base de datos más actualizada y con diferente estructura de la que fue intervenida a Thierry cuando fue capturado en Francia en 2008.
El documento remitido por el Instituto Armado a la Audiencia Nacional indica que la mayoría de la información de la base de datos que supuso la detención del máximo dirigente de ETA fue obtenida «a través de diferentes medios de comunicación social, sobre todo de prensa escrita». Los relativos a empresas, insisten, fueron obtenidos «de un fichero denominado DICODI correspondiente a 1999».
Justo el año en que comenzó a operar el comando Buruhauste. ETA aprovechó «la tregua unilateral e indefinida» que anunció en septiembre de 1998 para rearmarse. La banda terrorista anunció el final del alto el fuego 14 meses después, tras no alcanzar un acuerdo con el Gobierno de Aznar tras un encuentro en Zúrich (Suiza). La primera víctima mortal tras el final de la tregua se produjo en enero de 2000 en Madrid. A través de un coche-bomba fue asesinado el teniente coronel del Ejército de Tierra Pedro Antonio Blanco García.
Supuso el primer atentado consumado del comando Buruhauste. ETA aprovechó el alto el fuego para reorganizarse debido a la desarticulación de comandos operativos. La etarra Ana Belén Egües Gurruchaga tuvo una labor vital en la organización del nuevo grupo en Madrid, ya que fue quien captó a la mayoría de los miembros del comando, con los que compartió piso en Francia. La dirección de la banda le pidió que alquilase un piso en Salamanca como base de operaciones y otro en la capital como piso franco.
El paso de los integrantes del comando a España tuvo lugar en la segunda quincena de octubre de 1999, según el informe de la Guardia Civil. El traslado a Madrid se produjo a finales de ese año, cuando arriendan un piso en el barrio de Carabanchel. Para entonces, los miembros del comando ya tenían alquiladas habitaciones individuales en pisos compartidos en la capital para no levantar sospechas.