La Guardia Civil también compra fusiles a la empresa de las pistolas defectuosas 'Ramon'
Los agentes confían en que las nuevas armas no presenten los mismos problemas que las anteriores. «Necesitamos medios que no sean un peligro», critican
El fusil de la empresa EMTAN que ha adquirido la Guardia Civil. | EMTAN
La Dirección General de la Guardia Civil ha adjudicado a la empresa israelí EMTAN la compra de fusiles de asalto por 5,9 millones de euros para dotar a personal de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS) del Instituto Armado, según reza el expediente de la licitación en la Plataforma de Contratación del Ministerio de Hacienda y Función Pública. Se trata de la misma compañía a la que el Ministerio del Interior adquirió en 2021 las polémicas pistolas ‘Ramon’, que han resultado ser un problema en los últimos meses para los guardias civiles por las graves deficiencias que presentan.
El departamento dirigido por María Gámez formalizó a mediados del año pasado el contrato con la compañía israelí, que contempla el suministro de un mínimo de 3.500 fusiles MZ-4P durante 2023 y 2024. La Guardia Civil, no obstante, señala que comprará este tipo de arma a EMTAN hasta alcanzar «el gasto máximo del expediente», por lo que el pedido final podría ser de 5.800 unidades más, visto que el precio ofertado por unidad es de 850 euros.
El fusil tiene una longitud máxima de 795 milímetros, un peso máximo sin cargado de 3,10 kilogramos y es capaz de lanzar entre 700 y 950 disparos por minuto. Según el fabricante israelí, ofrece una combinación equilibrada entre precisión y operación en escenarios de combate cerrados y está destinado para su uso en fuerzas especiales. Además, el sistema de pistón —cuya misión es empujar el aire para que la bala salga fuera—, añade EMTAN, evita que el gas salga por la parte trasera del rifle.
Tras los inconvenientes con las armas de empresa israelí, desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), organización decana del Cuerpo, confían en que «los nuevos fusiles que van a recibir los agentes no presenten los mismos problemas que están teniendo las pistolas ‘Ramon’. «Los guardias civiles necesitan un arma de dotación operativa y segura para realizar su trabajo y no armas que sean un peligro para los agentes o el ciudadano», critican desde la AUGC.
De vuelta a la fábrica
La realidad es que estas armas se han convertido en un ‘quebradero de cabeza’ para la Dirección General del Instituto Armado. Hace unas semanas, el Servicio de Armamento y Equipamiento Policial (SAEP) de la Guardia Civil solicitó el retorno de las pistolas a algunas unidades de Seguridad Ciudadana donde habían sido repartidas hace unos meses para enviarlas de nuevo al fabricante israelí EMTAN.
Al parecer, según fuentes consultadas del Instituto Armado, seguían presentando deficiencias en el sistema de extracción pese a que «las piezas defectuosas» que desencadenaban el fallo habían sido supuestamente «sustituidas con éxito», según aseguró en diciembre el departamento dirigido por María Gámez.
En un oficio, la Dirección General de la Guardia Civil admitió el mes pasado que cientos de las armas semiautomáticas que había enviado entre sus distintas unidades eran defectuosas. Del mismo modo, trasladó a los agentes que, tras analizar la casuística de los errores y comunicárselo a la empresa, ambos acordaron que debían «sustituirse ciertas piezas de la pistola» para solventar el problema. Una operación cuyo «resultado fue satisfactorio», reza el escrito, adelantado por este periódico.
Por un lado, EMTAN suministró las nuevas piezas en octubre y realizó los cambios a todas las armas que se encontraban en ese momento depositadas en el Servicio de Armamento de la Guardia Civil. Y por otro, en noviembre, previo acuerdo con la compañía israelí, la Guardia Civil distribuyó «un kit de extracción» entre las comandancias que ya habían recibido el nuevo armamento para incluir una nueva «uña extractora» en la pistola.
Formación para usarlas
De hecho, explican las fuentes consultadas, se formó a un armero en cada departamento policial para «que fuesen ellos quienes sustituyesen todas las armas antes de entregarlas» y pudiesen «dar una clase teórica para su uso y desmontaje». «En dicha formación se explicó que la forma de aliviar el percutor era disparando y metiendo el dedo», señalan las mismas fuentes. Lo cierto, sin embargo, es que dos meses después, las pistolas siguen sin funcionar correctamente, y tendrán que volver a manos del fabricante por segunda vez.
«Al disparar del cartucho (bala y casquillo), el casquillo se queda dentro de la pistola, en la recámara, y no deja entrar a otro. El kit de extracción se ha incorporado en todas pero, a pesar de esto, se siguen produciendo interrupciones en las armas», señalan desde la Guardia Civil. La prueba está en que el Servicio de Armamento y Equipamiento Policial (SAEP) ha requerido directamente a las unidades de Seguridad Ciudadana del Instituto Armado en Castellón y Algeciras que les devuelva la totalidad de las armas que poseen para enviarlas a la compañía de Israel.
«La pistola tiene demasiadas holguras, material malo y se recalienta, siempre va a dar problemas», critican desde la AUGC. Desde esta organización insisten en que pese al recambio de la parte defectuosa, muchas de las pistolas automáticas israelíes siguen presentando problemas con el mecanismo de disparo. «El arma que ha ganado la licitación es totalmente desconocida, pero las condiciones de la licitación, donde prima lo barato, han permitido su compra. La Guardia Civil dispondrá de pistolas baratas, pero a coste de un riesgo que no debería ser asumido por la población», denuncian.
Tras conocerse esta información, el diputado del grupo parlamentario mixto Pablo Cambronero ha presentado una pregunta en el Congreso de los Diputados sobre la compra de estas «pistolas low cost». «Qué tipo de intereses tiene el Gobierno con esta empresa? ¿Le dan igual las vidas de agentes y ciudadanos?», ha dicho.
