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Interior no encuentra candidatos para dirigir la Guardia Civil de Melilla tras destituir a Torresano

Mandos del Instituto Armado revelan que nadie quiere posicionarse para el cargo después de la polémica suscitada con el cese del anterior jefe de la Comandancia

Interior no encuentra candidatos para dirigir la Guardia Civil de Melilla tras destituir a Torresano

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. | EP

El Ministerio del Interior no encuentra candidatos entre los mandos de la Guardia Civil para dirigir la Comandancia de Melilla. Cuando se cumplen casi tres semanas de la destitución del coronel Vicente Torresano Muñoz como máximo responsable del Instituto Armado en la ciudad autónoma, el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska está teniendo serios problemas para dar con algún voluntario que quiera aceptar tal reto, después de toda la polémica suscitada con el cese de Torresano, según revelan altos mandos de la Benemérita a THE OBJECTIVE.  

La Dirección General del Instituto Armado decidió apartar de su puesto al coronel después de negarse reiteradamente a expedientar a algunos de los agentes que actuaron en la valla de Melilla el pasado 24 de junio, en el asalto en el que murieron 23 personas. El área dirigida por María Gámez presionó a Torresano durante un mes para que tomase cartas en el asunto. Ante su negativa, decidió destituirlo el pasado 31 de enero y destinarlo a la Jefatura de Enseñanza de Madrid, cuando llevaba en el cargo apenas dos meses. 

Aquel día, el Boletín Oficial de la Guardia Civil explicaba que la salida del coronel se debía a «necesidades del servicio». Poco después, desde el departamento de Gámez especificaron que «reunía el perfil más idóneo para ese puesto en función de su trayectoria personal». El entorno cercano de Torresano, no obstante, siempre aseguró que era «un castigo» por su negativa a sancionar a los guardias civiles. Desde entonces, el teniente coronel Arturo Ortega, segundo en el escalafón, está al mando de la Comandancia. 

«Nadie quiere ir allí»

«Es vox populi, nadie quiere ir allí. No solo por la complicación que conlleva ese puesto con la presión migratoria en la frontera, sino porque, después de todo el lío que se montó y las decisiones que deberá tomar con los agentes de la valla, a ver quién es el ‘guapo’ que se va a Melilla», revela un mando de la Guardia Civil. El problema al que se enfrenta Interior es que se trata de una vacante de libre designación, por lo que no pueden destinar a alguien de manera forzosa. «Tiene que haber candidatos que de manera voluntaria quieran ir destinados a esa plaza», señalan las mismas fuentes. 

El Instituto Armado estudia desde diciembre sancionar a los agentes que arrojaron piedras contra algunos de los miles de inmigrantes el pasado 24 de mayo en la valla melillense. Este departamento, según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, analiza si la actuación de los guardias civiles es constitutiva de infracción, después de que la Fiscalía de Extranjería censurase la intervención de estos agentes del Grupo de Respuesta y Seguridad (GRS) del Instituto Armado en el escrito en el que archivaba de forma definitiva las diligencias para investigar los sucesos de la valla. 

El Ministerio Público cesó la cuestión afirmando que no advertía indicios de delito en la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, acogiendo con ello la tesis defendida por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Pero, al mismo tiempo, alertó de que, en las imágenes y vídeos estudiados, un grupo de agentes de la Guardia Civil arrojaba piedras contra los migrantes. Razón por la que daba traslado de las mismas al departamento dirigido por María Gámez por «si fueran constitutivos de infracción disciplinaria». 

«Fue proporcional»

Para concluir dichas pesquisas y con ello abrir el expediente sancionador, la Dirección General dio parte de las mismas al entonces jefe de la Comandancia de Melilla, Jesús Vicente Torresano, poco después de ser designado. La cúpula de la Guardia Civil no puede actuar de oficio en este caso. Según explican las fuentes consultadas, dicho procedimiento debe pasar siempre por el mando orgánico. El coronel, sin embargo, siempre se negó a acometerlo, ante la sorpresa de sus superiores.  

Torresano, señalan fuentes de su entorno cercano, siempre defendió la actuación de los agentes. También en reuniones con la Dirección General en Madrid. «Él argumentó que, en determinado momento, las personas que intentaban saltar la valla melillense lanzaron primero piedras contra los guardias civiles. Y por tanto, que el hecho de que algunos agentes se las devolviesen era proporcional. Él no estaba dispuesto, bajo ningún concepto, a penalizarlos», señalan las mismas fuentes. 

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