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Interior presionó durante un mes al coronel de Melilla para expedientar a los agentes de la valla

«El coronel siempre mantuvo el mismo criterio. No estaba dispuesto a castigar el trabajo de los agentes», aseguran altos mandos de la Guardia Civil

Interior presionó durante un mes al coronel de Melilla para expedientar a los agentes de la valla

El coronel Jesús Vicente Torresano, a la derecha. | TO

En reuniones presenciales, por vía telefónica e incluso a través de otros mandos. La Dirección General de la Guardia Civil presionó durante un mes al ya exjefe de la Comandancia de Melilla Jesús Vicente Torresano para que abriese expedientes disciplinarios a los agentes que, según señaló la Fiscalía, lanzaron piedras contra algunos de los inmigrantes que asaltaron la valla de la ciudad autónoma el pasado 24 junio. Ante la insistencia de la cúpula, sin embargo, el coronel Torresano siempre mantuvo el mismo criterio. «No estaba dispuesto a castigar o a poner en tela de juicio el trabajo de los agentes», señalan altos mandos del Instituto Armado a THE OBJECTIVE

El departamento dirigido por María Gámez abrió el pasado enero una información reservada, según pudo saber este periódico, para investigar si los guardias civiles habían incurrido en una infracción disciplinaria durante su actuación en el paso fronterizo. Lo hizo después de que, en su decreto de archivo sobre la investigación de la tragedia de Melilla, el Ministerio Público alertase de que en las imágenes y vídeos estudiados un grupo de agentes de la Guardia Civil arrojaba piedras contra los migrantes

Para concluir dichas pesquisas y con ello abrir el expediente sancionador, la Dirección General dio parte de las mismas al jefe de la Comandancia de Melilla, Jesús Vicente Torresano. La cúpula de la Guardia Civil no puede actuar de oficio en este caso. Según explican las fuentes consultadas, dicho procedimiento debe pasar siempre por el mando orgánico. El coronel, sin embargo, siempre se negó a acometerlo, ante la sorpresa de sus superiores.  

Torresano, señalan fuentes de su entorno cercano, siempre defendió la actuación de los agentes. También en reuniones con la Dirección General en Madrid. «Él argumentó que, en determinado momento, las personas que intentaban saltar la valla melillense lanzaron primero piedras contra los guardias civiles. Y por tanto, que el hecho de que algunos agentes se las devolviesen era proporcional. El no estaba dispuesto, bajo ningún concepto, a penalizarlos», señalan las mismas fuentes. 

Segundo detonante

Su negativa a sancionar a los guardias civiles, sin embargo, no fue lo único que detonó su destitución el pasado martes, cuando el coronel llevaba apenas tres meses dirigiendo la Comandancia de Melilla. Lejos de plegarse a la exigencia de la dirección, Torresano propuso un protocolo de actuación, «un cauce a seguir ante futuros asaltos en la valla» para «evitar futuras imputaciones penales» como ocurrió en Ceuta, en 2015. 

Entonces, un juzgado imputó a 16 agentes —que quedaron absueltos posteriormente— por repeler un intento de entrada a la ciudad autónoma en el que murieron 15 personas. Entre las medidas que propuso el mando dentro de ese plan estaba la de que, al igual que ocurre con los agentes, existiese la posibilidad de perseguir penalmente a los inmigrantes que agrediesen a los funcionarios en el paso fronterizo. Una iniciativa que, «aunque no era novedosa», no fue aceptada por el Instituto Armado

Ante dichos precedentes, el área de María Gámez consideró que el coronel no tenía el perfil más idóneo para dirigir a los guardias civiles de Melilla y ejecutó su destitución, enviándolo a la Jefatura de Enseñanza, en Madrid, para atajar la crisis interna. Un destino que Torresano había puesto en segundo lugar tras la Comandancia de la ciudad autónoma, cuando salió la última convocatoria de vacantes. «Han argumentado que era por necesidades del servicio, pero ha sido una excusa. Ha sido una cuestión eminentemente política», señalan altos mandos consultados por este diario.

«Ha defendido su criterio en Melilla»

«Él está tranquilo, ha defendido su criterio y el trabajo de los guardias civiles que hay allí. Ha tratado de concienciar sobre una cuestión que la mayoría desconoce. Y es que es muy complicado trabajar en el control de masas, bajo ese tipo de circunstancias. Tú trabajas sometido a un ordenamiento jurídico, pero la gente que tienes en frente te pasa por encima. Y sacar conclusiones sin tener cuenta nada más es un error», concluyen estas fuentes. 

Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), organización decana del Cuerpo, también han criticado el cese del coronel y, con ello, el abandono de los agentes en las fronteras. «Esperábamos sensatez en la Dirección General y en quienes nos dirigen, pero ni tan siquiera ha habido explicaciones sobre las causas del fin del mandato del Coronel. La nefasta gestión que afecta a la Guardia Civil continúa de este modo y los agentes que trabajan en la frontera son quienes más lo sufren»

«No hay implantados unos protocolos claros ni concretos de actuación. Tampoco se dota de la suficiente protección jurídica y quienes tienen cargos de responsabilidad no solucionan los problemas que prevalecen. El problema no son los agentes, es la ineptitud de quienes no están capacitados para desempeñar cargos ministeriales. Es Grande-Marlaska quien debe dimitir de inmediato», denuncian desde la AUGC. 

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