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La unidad de riesgos laborales de la Policía fue al restaurante de la UIP pero no lo inspeccionó

Fuentes policiales revelan que los funcionarios de la inspección se negaron a entrar a la cocina del sótano porque si lo hacían «tenían que cerrarla»

La unidad de riesgos laborales de la Policía fue al restaurante de la UIP pero no lo inspeccionó

El horno industrial, cubierto con papel de plata, de la cocina irregular de la UIP. | TO

La Unidad de Prevención de Riesgos Laborales y Acción Social de la Policía Nacional visitó en septiembre del pasado año las instalaciones de la jefatura de los antidisturbios, en el complejo de Moratalaz, en el marco de las actuaciones que sigue cada año para verificar que todas las dependencias cumplen con la normativa. Este equipo revisó distintas instalaciones de la UIP, pero se negó a realizar un examen de la cocina ilegal, en el sótano del edificio y donde trabajan diariamente distintos policías preparando la comida para compañeros y mandos, según denuncian fuentes policiales a THE OBJECTIVE.  

Estas mismas fuentes revelan que los funcionarios rechazaron entrar en este espacio llegando a verbalizar que «si entraban, tenían que cerrarla —la cocina—». En otras palabras, tendrían que proceder a su clausura porque carece, como ya ha desvelado este periódico, de cualquier medida sanitaria o de seguridad, tal como establece la ley. «Pasaron de largo porque si no, tenían que chaparla, pero conocían perfectamente las condiciones en las que está. Llevan sin pasar controles desde hace muchos», añaden las fuentes. De este modo, los agentes solo se dedicaron a hacer comprobaciones en el comedor, justo en la planta superior de la cocina.

La Dirección General de la Policía mantiene que este establecimiento solo se utiliza cuando el edificio debe acoger a centenares de antidisturbios que acuden a la capital para participar en algún operativo policial especial. La realidad, sin embargo, es que este restaurante funciona al margen de la ley y prácticamente a diario. La recaudación mensual está en torno a los 20.000 euros, esto es, 240.000 anuales, de los que se obtiene un beneficio de unos 10.000 cada mes

Este establecimiento no consta en ningún censo de servicios de hostelería. Según ha podido comprobar este periódico a través del portal urbanístico del Ayuntamiento de Madrid, no consta que se haya adjudicado licencia de actividad alguna en este complejo policial, ubicado en la calle de la Tacona s/n. Del mismo modo, en los listados del Consistorio sobre la inspección sanitaria de la hostelería madrileña en 2022 así como de años previos, a los que ha accedido este diario, este restaurante tampoco consta entre los que han superado o no este examen obligado por ley.

Suciedad, menaje oxidado, insectos…

La cocina, según revelan fuentes policiales, «no pasaría ni un solo control de salubridad» por las condiciones en las que trabajan los ‘cocineros antidisturbios’. En las instantáneas y vídeos, a los que ha tenido acceso este periódico, se advierte menaje de cocina, utensilios, ollas y bandejas en mal estado, con suciedad e incluso con restos de oxidación. 

[Vea aquí las imágenes de la cocina ilegal de la Unidad de Intervención Policial (UIP) en el complejo de Moratalaz]

Al mismo tiempo, se advierte falta de higiene en la freidora que emplean los trabajadores, o en la máquina de café automática, que en la parte inferior tiene un bidón cubierto de suciedad. En otras fotos se ve cómo están cocinando pollos en un horno con fuego vivo, un extremo que no debería darse en un electrodoméstico de este tipo, en una cocina industrial. En la instalación también se observan humedades, paredes desconchadas, cables de luz que recorren metros a través de una escalera e incluso insectos en los fregaderos.  

Sin servicio de limpieza

El cometido de los agentes, además de organizar los alimentos y cocinar, también se basa en limpiar todas las instalaciones que se emplean. El personal de limpieza que tiene subcontratado el complejo de Moratalaz no se encarga de asear la cocina porque, dicen, «no figura en su contrato». De modo que los antidisturbios también se encargan los antidisturbios.

Esa labor, además, se extiende al comedor en el que comen los mandos, y a las oficinas de la primera planta que estos últimos han habilitado como sus propias cocinas. Con parrillas de gas y distintos hornos, los agentes les preparan directamente allí todos los platos. Se trata de un espacio que no cuenta con ninguna medida de seguridad, ni con ventilación, más allá de las ventanas que dan al exterior del complejo policial; y que, en cualquier caso, tampoco fue supervisado por la unidad de riesgos laborales de la Policía Nacional. 

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