THE OBJECTIVE
España

Los policías antidisturbios tienen un restaurante ilegal en el sótano de su sede desde 1989

Este negocio ilícito da trabajo a siete agentes que, lejos de su verdadero cometido, cocinan menús a diario para sus jefes y compañeros por 5 euros

La Jefatura de la Unidad de Intervención Policial (UIP) esconde desde hace más de tres décadas un restaurante ilegal en el sótano de su sede, en el complejo madrileño de Moratalaz. Un negocio al margen de la ley en el que siete agentes, lejos de llevar a cabo sus cometidos como antidisturbios, se encargan de elaborar como cocineros menús a diario para compañeros y mandos de la UIP, según denuncian fuentes policiales y ha podido confirmar THE OBJECTIVE a partir de distintas imágenes y vídeos. 

Este establecimiento ilícito se remonta a las antiguas Compañías de Reserva General, un cuerpo militar que constituye el antecedente más inmediato a las Unidades de Intervención, y que tuvo su sede en Moratalaz hasta 1989, cuando fueron sustituidas por los antidisturbios. Desde entonces, el sótano del edificio siempre ha albergado una cocina y un comedor en la planta baja, en el que han trabajado los propios agentes. Al parecer, un puesto muy demandando dentro de la unidad porque exime a los policías de viajar para los operativos; en definitiva de cumplir su función, para poder conciliar vida laboral y familiar.

En otras instituciones similares, señalan las fuentes consultadas, estos espacios se han eliminado o se han rehabilitado para albergar una cafetería o restaurante a través de un concurso público de adjudicación del servicio. No ha sido el caso de la UIP. El restaurante ha seguido funcionando de forma irregular hasta la actualidad, gestionado por la jefatura de los antidisturbios, en este caso, por el comisario Francisco López Gordo desde septiembre de 2021; y, antes de él, por José Miguel Ruiz Igusquiza, destinado ahora como consejero de Interior de la Embajada de España en Moscú.

Según ha podido comprobar este periódico a través del portal urbanístico del Ayuntamiento de Madrid, no consta que se haya adjudicado licencia de actividad alguna en este complejo policial, ubicado en la calle de la Tacona s/n. Del mismo modo, en los listados del Consistorio sobre la inspección sanitaria de la hostelería madrileña en 2022 así como de años previos, a los que ha accedido este diario, este restaurante tampoco consta entre los que han superado o no este examen obligado por ley. 

Suciedad e insectos

Fuentes policiales denuncian que la Dirección General de la Policía «no paga absolutamente nada por ejercer este tipo de actividad de hostelería». Y no solo eso, sino que la cocina, según revelan también las imágenes que ilustran este artículo «no pasaría ni un solo control de salubridad» por las condiciones en las que trabajan los ‘cocineros antidisturbios’. En las instantáneas y vídeos se advierte menaje de cocina, utensilios, ollas y bandejas en mal estado, con suciedad e incluso con restos de oxidación. 

[Vea aquí las imágenes de la cocina ilegal de la Unidad de Intervención Policial (UIP) en el complejo de Moratalaz]

Al mismo tiempo, se advierte falta de higiene en la freidora que emplean los trabajadores, o en la máquina de café automática, que en la parte inferior tiene un bidón cubierto de suciedad. En otras fotos se ve cómo están cocinando pollos en un horno con fuego vivo, un extremo que no debería darse en un electrodoméstico de este tipo, en una cocina industrial. En la instalación también se observan humedades, paredes descorchadas, cables de luz que recorren metros a través de una escalera e incluso insectos en los fregaderos.  

Las cocinas de los mandos

El cometido de los agentes se basa en organizar los alimentos, es decir, calcular lo necesario para los comensales, que suelen ser unos 200 al día —a veces 800, si hay dispositivos especiales previstos en Madrid—; cocinar todos los menús, servirlos, cobrarlos, y después limpiar todo: vajilla, cocina y comedores. Según señalan estas mismas fuentes, «el servicio de limpieza no viene por aquí porque esa parte del edificio no es su cometido». De modo que se encargan los antidisturbios. En cualquier caso, estos espacios no pasan ningún tipo de revisión sanitaria. 

Los que acuden al comedor, anexo a la zona del bufet, como puede verse en las imágenes, son en su mayoría agentes de la UIP. Los mandos, entre ellos el comisario jefe López Gordo y los responsables de las distintas unidades, comen en una habitación con una gran mesa en la primera planta, desde donde se puede advertir el parking de los antidisturbios, en el que están aparcados los furgones blindados de esta unidad. 

También han acondicionado otra estancia, en una sala de oficinas, con fuegos de gas y hornillos, para que los ‘agentes cocineros’ les preparen los alimentos directamente allí, y no en la cocina del sótano, explican fuentes policiales a este diario. Un espacio que no cuenta con ninguna medida de seguridad, ni con ventilación, más allá de las ventanas que dan al exterior del complejo policial. 

Los agentes usan un horno, una parrilla de gas y una bomba de butano. | UIP

La gestión del jefe de la UIP

Quien se encarga de gestionar el ‘negocio’ del restaurante es directamente la jefatura de los antidisturbios, según esgrimen las mismas fuentes. Los agentes ‘cocineros’ entregan cada día la recaudación a la jefatura, y esta se encarga después de comprar todos los alimentos y bebidas para el ‘restaurante’ en función de la demanda. 

El beneficio de este negocio ilícito siempre se había empleado para costear un ágape para todos los antidisturbios en la celebración del día de la Policía Nacional, cada 2 de octubre. En la última época, sin embargo, los mandos, según denuncian las mismas fuentes, han utilizado la recaudación del restaurante ilegal para comprar la comida y el alcohol de las fiestas que celebran cada viernes. 

Un desfase en las cuentas que ha creado un ‘agujero’ de 3.000 euros. Al percatarse de esto, sin embargo, la jefatura de la UIP ha acusado a los agentes de robar el dinero y los ha expulsado de la cocina. La Dirección General de la Policía ha abierto a los siete policías una información reservada por estos hechos, el paso previo a ser investigados y posteriormente, si procede o no, ser sancionados. Mientras tanto, el jefe de los antidisturbios ha decidido subir a 5,35 euros el precio de los menús que se sirven para que el restaurante vuelva a funcionar. 

THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con la Dirección General de la Policía para recabar su versión sobre el restaurante ilegal en la sede de UIP. Desde este departamento admiten su existencia debido a las particularidades de la unidad, esto es, operativos por los que los agentes, desde distintos puntos geográficos, se ven obligados a viajar a Madrid. Estas fuentes señalan a este diario, no obstante, que el comedor solo se utiliza en estas ocasiones. 

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