¿Miente Villarejo o miente el CNI?
El comisario jubilado mete caña al servicio secreto desde el Congreso de los Diputados y le acusa de estar incontrolado
El 10 de mayo, el comisario jubilado José Manuel Villarejo regresó al Congreso de los Diputados para comparecer ante la comisión que investiga las actuaciones del Ministerio del Interior durante los últimos gobiernos del PP. Es la tercera vez que lo hace, a mayor gloria de unos diputados que se montan unos discursos tendentes a conseguir que una segunda voz, la del policía, forme un dueto con la suya para cantar su mensaje particular sobre el CNI. Las letras varían según sean independentistas, populares o socialistas.
Villarejo clavó la daga todas las veces que pudo en el armazón del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), su enemigo de confianza, al que acusa de todos sus males. Algo que, por cierto, sirve de vacuna para otros como él que se creían inmunes para hacer lo que quisieran.
Hubo varias afirmaciones sobre el CNI en esa comisión parlamentaria que convendría aclarar y añadir un poco de contexto. Y así saber si Villarejo miente, lo hace el CNI, lo hacen los diputados o incluso el propio Gobierno.
-¿Controla el Gobierno al CNI? A los nacionalistas catalanes les encanta defender que el servicio de inteligencia es un poder autónomo que actúa al margen del ejecutivo de Pedro Sánchez. Eso justificaría de una forma favorable para ellos la intromisión de hace un año en sus teléfonos móviles con el virus Pegasus. Esta misma versión favorecería al Gobierno, de tal forma que negaría que Paz Esteban, la directora del servicio, les hubiera informado de la intervención telefónica contra sus socios parlamentarios. En el CNI aseguran que su directora fue cesada injustamente porque informó de lo que estaban haciendo. La realidad es que el Gobierno sí controla al servicio secreto, demostrado con el hecho de que ahora mismo no tienen autorización para investigar en Cataluña y el País Vasco a esos mismos grupos.
-¿El CESID-CNI ha espiado siempre al independentismo? Sí, desde la Transición han buscado información sobre las actividades de los nacionalistas que pudieran estar relacionadas con la separación de España. Es una misión típica de los servicios de inteligencia, no de la Policía, pues los primeros pueden indagar sobre estos movimientos sin que haya de por medio delitos. Desde hace años, esta misión está incluida en la Directiva de Inteligencia. Se desconoce si este año la han quitado, pues la directiva es secreta.
-¿El servicio de inteligencia quiso asesinar a Roldán? Juan Alberto Belloch, el que fuera ministro de Justicia e Interior con Felipe González, declaró a El Español que cuando Luis Roldán, director general de la Guardia Civil, huyó de España, él temió que el CESID le asesinara «para que no tirara de la manta y pasáramos a la historia por ese crimen» y añadió que «había muchas posibilidades de que ocurriera». En España, a diferencia de otros países, incluso cercanos al nuestro, no se ejecuta a los enemigos del Estado. No se mató a Mario Conde y, más recientemente, no se asesinó a Corinna Larsen. Pero, sin duda, si Belloch dice que estudiaron acabar con la vida de Roldán, él estaba muy bien colocado para saberlo.
-¿El archivo Jano sigue activo? En la comisión parlamentaria hablaron de los dosieres que implican a altas personalidades, informes que el servicio secreto estaría haciendo sobre destacadas personas con la intención de disponer de información comprometedora sobre ellas. Villarejo defiende que el CNI sigue engordando a Jano con este tipo de espionaje que está fuera de la ley. Lo que se sabe a ciencia cierta es que esos informes elaborados al final del franquismo y los primeros años de la Transición democrática están guardados en el centro de documentación del servicio secreto. Posteriormente, también elaboraron investigaciones sobre las vidas públicas y privadas de muchas personalidades y, cuando es necesario, siguen haciendo ese trabajo. A veces bajo petición del Gobierno de turno, a veces por propia iniciativa.