En el Hollywood de la Guardia Civil: «A veces somos más de 40 agentes en un rodaje»
Un grupo de agentes asesora a productoras para que reflejen lo mejor posible la realidad del Cuerpo en películas y documentales
Estos agentes se ocupan de un trabajo posiblemente desconocido para usted. Sí, son guardias civiles, pero a diferencia de sus compañeros no se encargan de patrullar las calles, controlar el tráfico o investigar crímenes. Forman parte del equipo de esa película, serie o documental que seguramente haya visto en la televisión o en alguna plataforma. Imperceptibles, trabajan durante meses para que realidad y ficción encajen lo mejor posible cuando la trama tiene como principal protagonista a la Guardia Civil.
Son como un pequeño ‘Hollywood’ dentro del Instituto Armado. Se encargan de supervisar guiones y en ocasiones incluso de escribirlos. Instruyen a actores y actrices para convertirles en auténticos guardias civiles. Buscan localizaciones, asesoran en aspectos técnicos, revisan escenas y, a veces, hasta les permiten ser ‘directores’ y pronunciar esa icónica palabra: «¡Corten!». Eso sí, siempre y cuando haya algo que no encaje con el Cuerpo, es decir que no reproduzca fielmente el trabajo de un agente, ya sea en la calle o en dependencias policiales. En definitiva, son una parte indispensable del rodaje: «Vosotros haced caso a Ana, ella es la que sabe», aleccionan los guionistas en el set.
Y no se equivocan. Ana Arias, agente de la Guardia Civil, gestiona desde hace más de diez años la parte de ficción dentro de este singular grupo de la Guardia Civil, integrado también por el capitán Raúl Romero y la agente Camino Mejías, quienes se ocupan, además de la oficina de prensa, de los documentales y del género factual o cine documental. Entre los éxitos de este equipo están series como Mar de Plástico (Atresmedia); Hierro (Movistar); Rapa (Movistar); o La Caza (Netflix); películas como La niebla y la doncella o Todos los nombres de Dios; y formatos como Control de Fronteras: España (DMAX) Rescate (RTVE) o Lucía en la telaraña (RTVE).
«Los actores son como esponjas»
Todo comienza con una llamada. La de «tenemos un proyecto y queremos contar con vosotros». En la ficción, si el guión esta previamente escrito «nos lo mandan para que le echemos un vistazo, lo corrijamos a nivel de terminología interna y les resolvamos algunas dudas que han podido surgir», cuenta Ana en una entrevista con THE OBJECTIVE. Esta opción sin embargo puede ser a veces algo más tediosa. «De repente llega el primer guión y hay un fallo de estructura tan grande que afecta al resto de los guiones», explica esta agente. Casos en los que tal vez se desconoce la estructura interna de la Guardia Civil o se tira de estereotipos americanos como CSI porque simplemente se conocen más. «Ahí todo se complica un poco más», señala. Pues su tarea, en definitiva, es que la imagen del Cuerpo quede intacta y, entre tanto, se conozca el trabajo que se hace dentro.
Lo divertido llega cuando la serie o la película son solo una idea por ‘germinar’ y la acción comienza desde el principio. «Las cosas salen solas porque vamos de la mano. Desarrollamos juntos los guiones; si tienen una duda, te llaman; nos reunimos para avanzar la trama…». Proyectos en los que la implicación llega hasta el punto de celebrar encuentros entre guionistas y especialistas del Instituto Armado, por ejemplo, con la Unidad Central Operativa (UCO) o Criminalística de la Policía Judicial cuando la historia se vertebra en torno a un crimen. O en los que incluso el reparto pide ayuda a la Guardia Civil para aprender a coger el arma, disparar, poner unos grilletes o, sencillamente, patrullar con el coche policial.
En esos cónclaves entre el mundo del cine y de la realidad es donde la magia surge. «Las reuniones se celebran siempre con los especialistas que van a tener protagonismo en la serie. Ellos cuentan anécdotas que viven y los guionistas las usan muchas veces para configurar la historia, crear personajes, secuencias… Son unos fenómenos. En otras ocasiones, nosotros, dependiendo del guión, les decimos que pueden encajar ciertos personajes para que se ajuste lo mayor posible a la realidad, que es lo buscan», cuenta Arias. Para ella, dice, trabajar con ellos es sencillo casi siempre, sobre todo con actores y actrices «porque son como esponjas». «Hay muchas veces que me llaman en medio de un rodaje y me dicen, ‘ayúdame, no sé qué tengo que hacer’. Están muy comprometidos. Lo pillan todo muy rápido y se meten muy bien en el papel».
En el plató
Esta agente está en el plató para asesorar al reparto cuando la escena lo requiere. Depende siempre de la historia que se cuente. Hace unas semanas, de hecho, regresó del rodaje de Todos los nombre de Dios, del director Daniel Calpasoro, que se ha estrenado en septiembre. En este caso, acompañó al equipo durante tres meses. «Al final es como si fuésemos una familia, cuando finaliza el rodaje nos da mucha pena». Estar, en cualquier caso, es necesario: «Cuando estás allí te das cuenta de que una cosa es leer guiones y otra estar ‘in situ’. De repente ves algo que no te cuadra y ¡zas! Tienes que pedir que se pare y que se corrija. Al final ellos piden usar la imagen de la Guardia Civil. Aun así son muy flexibles y no suelen poner problemas».
Pero no siempre está sola en los rodajes. Cuando se tienen que grabar secuencias complicadas técnicamente como, por ejemplo, la escena de un crimen, Ana se lleva al rodaje a compañeros de criminalística de Policía Judicial y los agentes ayudan al equipo a montar el escenario y dar algunos trucos al equipo. «El director, digamos, quiere que aparezca un cadáver aquí, pero que no estén todos los restos, sino que después haya entrar en una casa, etc. Entonces, los de criminalística les indican cual es el procedimiento más factible para hacerlo». También se desplazan al set en muchas ocasiones agentes de la UCO para aleccionar a los actores sobre cómo iniciar una investigación.
«En los rodajes me he llevado hasta a 40 agentes, es la forma de que ellos conozcan nuestro mundo. Además la implicación de los guardias civiles siempre es del 200%. En la película de Daniel, por ejemplo, surgió un problema. Estábamos grabando el trailer con la Castellana cortada y se estropeó uno de los camiones. Había que hacerlo sí o sí. Teníamos allí a tres unidades de TEDAX y les faltó tiempo para ayudar al equipo de producción…», cuenta, con orgullo, Arias. Cabe destacar que la participación de los agentes en estos proyectos no está remunerada. Es totalmente voluntaria, y siempre y cuando no estén de servicio.
Documentales
En los documentales o en factual, la regla es idéntica, incluso más estricta, pues estos formatos están basados en realidad y, como tal, muestran fidedignamente el trabajo de los agentes, ya sea en el control de fronteras, en vigilancia marítima o en un rescate de alta montaña. «Todo guardia civil que tu veas en televisión es un voluntario que quiere participar. De hecho, en los documentales muchos salen pixelados porque no quieren que se identifique su imagen», explica el capitán Raúl Romero, responsable de estos formatos.
Es la premisa bajo la que Romero siempre trabaja con las productoras: «Una vez se aclara esto, vemos qué especialidad quieren tocar, o qué trabajo quieren ver. Ahora, por ejemplo, quieren hacer una serie documental para ‘Nathional Geographic’ sobre el trabajo de la Guardia Civil en el mar. Nos reunimos con los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS), hablamos con ellos, con sus jefes y a partir de ahí hemos ido desarrollando cuáles podrían ser las mejores localizaciones. Evidentemente esto no deja de ser televisión. No les podemos llevar a un puerto sin actividad, los llevamos a La Linea de la Concepción (Cádiz), el Estrecho de Gibraltar, A Coruña…».
En estos casos, desde el equipo de guardias se exige una previsualización de los contenidos. «No con ánimo censor, pero sí de cara a limar alguna frase que se haya dicho; eliminar alguna imagen que no es conveniente que salga o porque pueda haber un procedimiento penal que esté abierto y tengamos un problema con el secreto de actuaciones. Al final, todo es real y al serlo no puede haber ningún inconveniente legal», cuenta Romero. Este último es, en muchas ocasiones, un problema que obliga al Instituto Armado a no participar en otros proyectos.
«Acabamos de rechazar participar en una serie documental sobre el caso de Yéremi Vargas. Se valoró y se decidió no participar porque había muchos flecos sueltos con la familia, con la UCO… Al final, se hace por respeto a los familiares y también a las actuaciones. Pero luego hay otros casos como Lucía en la Telaraña (RTVE). Había guardias civiles implicados y se decidió participar. De hecho, la persona que sale en ese documental es el jefe de Asuntos Internos. ‘¿Por qué?’ Porque es importante que se tenga nuestra versión. Es cierto, teníamos malos dentro, pero los hemos ‘cazado’», reflexiona Raúl en conversación con este diario.
Salto de calidad
El salto de calidad que los espectadores han podido advertir en las ultimas series policiales no ha sido cuestión de casualidad. Lo ha sido, en gran parte, gracias a estos profesionales y al trabajo del Instituto Armado. En cualquier caso, no se olvidan de los comienzos, cuando se daban, una y otra vez, contra el mismo muro: el silencio. «Hace 10 años, teníamos que ofrecernos para asesorarles, mandar dosieres sobre lo que hacíamos e incluso llamarles para decirles ‘oye, mira tenemos esta especialidad que puede ser interesante para hacer una serie’… Ahora, es al revés. Hemos logrado revertir la situación. Son las productoras quienes a llaman nuestra puerta y ha llegado un punto en el que no podemos aceptar todo, tenemos que filtrar», cuentan estos dos guardias civiles.
Lo que más valoran, no obstante, es cómo se ha logrado cambiar en gran medida la imagen anticuada que, en algunos casos, se tenía del Cuerpo. No solo fuera de una comandancia, sino también dentro de un set de rodaje. También el hecho de poder inspirar a pequeños y pequeñas futuras agentes, que pueden venir en una película o en una serie lo que algún día pueden llegar a ser. «Hemos cambiado mentalidades, la gente se ha abierto a conocernos y a cambiar su opinión, y eso es lo que más nos enorgullece».