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El buzón secreto

El misterio Ternera: por qué la Policía española nunca le ha detenido

Tres posibilidades: hubo un pacto, Policía y CNI le preferían en libertad… o la simple buena suerte de un terrorista

El misterio Ternera: por qué la Policía española nunca le ha detenido

Ilustración de Alejandra Svriz.

La última de las polémicas protagonizadas por José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, ha sido la entrevista concedida a Jordi Évole. Algo que no debe haber afectado demasiado al que fuera jefe de ETA: toda su trayectoria desde que entró en el mundo del terrorismo, hace 55 años, está marcada por las sospechas, el acoso y su voluntad de superar cualquier obstáculo para conseguir sus objetivos.

Ternera fue detenido el 16 de mayo de 2019 en los Alpes franceses. Desde entonces reside en Francia a la espera de los juicios que tiene pendientes y que no se han celebrado cuatro años después. Después, será extraditado a España para ser juzgado por su implicación en el bárbaro atentado de la casa cuartel de Zaragoza en 1987, en el que murieron 11 personas, entre ellos cinco niños.

La principal polémica que le ha perseguido es la de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no quisieron detenerle, preferían que estuviera libre. Es una realidad que solo la Policía francesa le ha metido en la cárcel en dos ocasiones, pero nadie en España le ha detenido una sola vez en esos 55 años. Es un caso excepcional entre los centenares de terroristas que fueron miembros de ETA, ninguno tuvo tanta suerte o la acción de los cuerpos de seguridad españoles fue más efectiva.

La explicación podría estar en que es muy bueno sorteando a policías, guardias civiles y espías españoles y que, además, le acompaña la suerte. Pero hay diversos datos que apuntan la posibilidad de que no le quisieron detener, bien porque habían llegado a un pacto con él —sería una especie de colaborador— o porque le preferían libre por la influencia que podía ejercer de cara a conseguir que la organización abandonara las armas.

Vida y obra de Ternera

Los hechos demostrados de su historia son los siguientes. Ternera está en ETA desde sus orígenes, participa en algunos atracos y huye a Francia. En 1980 entra en la ejecutiva y cuatro años después pasa a ser el número dos. En 1987 se convierte en el número uno tras la muerte de Txomin Iturbe Abasolo y con él empieza una época en la banda de atentados salvajes como el de Hipercor de Barcelona, con 21 muertos y 45 heridos, o el ya citado de Zaragoza, en el que el resto de implicados ya han sido juzgados y condenados, solo queda él.

Ese año, pillan en Francia a Santiago Arrospide, Santi Potros, con toda la documentación escrita encima. Hay un número increíble de detenciones porque tenía la mala costumbre de apuntarlo todo, también la dirección del caserío dónde se escondía Ternera. Cuando llega la Policía francesa a por él, acaba de huir. 

Al año siguiente, en un momento en el que la banda golpeaba más fuerte que nunca, cuando la democracia ya estaba asentada, el servicio secreto planea secuestrarle en el sur de Francia y traerle de incógnito a España para interrogarle. Previamente, hacen pruebas con el somnífero que le quieren dar para probar su eficacia, algo parecido al pentotal. Lo hacen tan mal, que uno de los tres mendigos con los que experimentan muere, todo supuestamente porque judicialmente nunca se pudo demostrar. El plan para secuestrar al dirigente etarra lo tuvieron que cancelar.

En 1989 le detienen en Bayona, le caen seis años de prisión y una posterior extradición a España. Mientras está detenido, tienen lugar las conversaciones de Argel entre el gobierno de Felipe González y ETA. Estos piden que lleven a Ternera, pero no se mueve de prisión.

De regreso a España, no tarda mucho en ser liberado, gana un escaño en las elecciones vascas y consigue ocupar un puesto en la Comisión de Derechos Humanos de la cámara, con el consiguiente escándalo. En 2002 el trabajo de los jueces comienza a verse, le cercan, están a punto de ordenar su detención en 2003 por el atentado de Zaragoza y decide huir y regresar a la banda en noviembre. Desde ese momento, está oficialmente en «paradero desconocido».

Se destapa su importante papel en ETA cuando se descubre que, el 3 de enero de 2004, se reúne en Perpiñán junto al jefe de ETA en ese momento Mikel Albizu, Antza, con Carod Rovira, conseller en cap del gobierno de la Generalitat. Una filtración posterior destapa que el encuentro era para que los terroristas no atentaran en Cataluña a cambio de una declaración institucional de apoyo. Carod Rovira tuvo que dimitir, pero antes declaró que si los servicios secretos habían presenciado la reunión no entendía que no hubiesen detenido de forma inmediata a los dirigentes etarras.

Zapatero y el proceso de paz

Tras la victoria electoral de Rodríguez Zapatero el 14 de marzo de 2004, todo cambió. El presidente autorizó los contactos con la banda y el primero de ellos tuvo lugar el 21 de enero de 2005, en el Hotel Wilson de Ginebra (Suiza) entre el presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Jesús Eguiguren, y Josu Ternera.

A partir del 21 de junio de 2005, Eguiguren y Ternera se reunieron en compañía de representantes del Centro de Diálogo Henri Dunnat en Suiza. Los encuentros se trasladaron a Oslo (Noruega) en noviembre de ese mismo año. Hubo una última reunión entre Eguiguren y Ternera el 31 de diciembre de 2005 en Ginebra. Del resultado de aquellas reuniones fue el anuncio de alto el fuego permanente realizado por la nuera de Ternera, Ainoa Ozaeta, el 22 de marzo de 2006. Pero el proceso descarriló. Ternera fue retirado de la negociación y, en su lugar, apareció el duro Javier López Peña, Thierry. La respuesta llegaría pocos meses después: ETA voló la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas y asesinó a dos ciudadanos ecuatorianos.

Aunque Zapatero declaró rota la negociación, los contactos siguieron con el objetivo de rescatar a Ternera y sacar adelante, de nuevo, la negociación. Detienen a Thierry y Txeroki, los que se oponían, y el hijo de Ternera se hace con el control de la banda. 

Por esa época, Mikel Lejarza cuenta en el libro que escribimos juntos, Yo confieso, que estando huido se lo encontró en el aeropuerto de Düsseldorf, avisó a su enlace del servicio secreto y le contestó que siguiera a lo suyo y se olvidara del etarra. Según El Lobo: «Me mosqueó el ‘olvídate’. Pensé: ‘¿Vais a pedir que lo sigan o tenéis un acuerdo con él?’». 

En los años siguientes, publiqué en Interviú varias filtraciones de la Policía en la que se especificaba el lugar de Francia donde estaba y sus viajes por Alemania. Ah, y sus visitas a una farmacia para comprar medicinas para su enfermedad de próstata y otras dolencias. Otros periodistas, en otros momentos, a lo largo de esos años, también ofrecieron datos de su ubicación.

En octubre de 2011, tras el anuncio del cese definitivo de su actividad armada, la policía española le considera de nuevo al frente de la organización junto con David Pla e Iratxe Sorzabal. Algunos, como el expresidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, José Alcaraz, defiende la teoría de que el CNI los tiene controlados, al igual que la Policía, pero el Ministerio del Interior no quiere detenerlos. El 3 de mayo de 2018, Ternera fue uno de los responsables de la lectura del anuncio de que ETA se disolvía.

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