Familiares de los rehenes de Hamás narran en Madrid su agonía: «Uno a uno los iba perdiendo»
La Comunidad Judía en la capital ha querido acercar a los españoles los testimonios de los allegados de las víctimas
Los familiares de varias personas asesinadas o secuestradas por Hamás el 7 de octubre en las poblaciones cercanas a la Franja de Gaza han narrado este jueves en Madrid la agonía que padecieron cuando los miembros del grupo terrorista penetraron en Israel. Una de las víctimas ha relatado cómo fue comprobando que varios de sus familiares eran asesinados por los terroristas: «Uno a uno los iba perdiendo».
En la sede de la Comunidad Judía de Madrid se han reunido la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, y cinco ciudadanos de Israel, Merav Rov Raviv, Mayan Siran-Koren, Yulie Ben-Ami, Naama Weinberg y Roberto César Padrón Meyer; los cuales han relatado el miedo y la angustia que sienten por sus familiares secuestrados por Hamás, para los que piden toda la «ayuda necesaria para que nuestros seres queridos regresen sanos y salvos hoy mismo».
Todos ellos padecieron este tormento desde Israel, aunque algunos de ellos, como Yulie Ben-Ami y su marido Roberto César Padrón Meyer, sufrieron el ataque de la organización terrorista en primera persona al encontrarse en uno de los kibutz atacados cuando comenzó la oleada: «Me despertó el ruido de las bombas y los disparos. Enseguida leímos los mensajes que afirmaban que más de 100 miembros de Hamás había entrado en el kibutz. Poco a poco comenzamos a sentir más cerca el ruido de los disparos y las bombas», ha afirmado Yulie Ben-Ami, ciudadana israelí que cuyos padres fueron secuestrados en una vivienda cercana a la suya.
Ben Ami ha narrado como vivió en primera persona el asalto mientras estaba escondida en el refugio de su casa y cómo, a través de Whatsapp se comunicaba con su padres para conocer su situación en todo momento hasta que dejaron de contestarle. «Les pregunté a mis padres si estaban en el refugio, me dijeron que sí, pero que los terroristas intentaban entrar en su casa. Volví a escribirles y me dijeron que ya estaban dentro de su casa destruyéndola y que intentaron disparar a mi padre dentro del refugio».
Su padre poco después logró enviarle un mensaje a su hermana en el que le contaba que los terroristas lograron entrar en el refugio donde se encontraban. «Una hora más tarde recibimos una fotografía de mi padre con su pijama con dos terroristas en Gaza», ha narrado entre lágrimas la joven israelí. Ben Ami permaneció escondida hasta la llegada del Ejército aunque su pesadilla no había acabado ahí. Además del rastro de cadáveres y destrucción que había dejado la acción de Hamás, tuvo que escapar en dos ocasiones de las balas de los terroristas que todavía se encontraban en la zona: «Me intentó disparar un terrorista pero los militares lo pararon».
El tormento que vivió la joven todavía permanece ya que sus padres están, 21 días después, recluidos en la Franja de Gaza. «Mi madre está muy enferma, no sabemos si está tomando sus medicinas… rogamos el apoyo de todo el mundo para que nos ayuden a rescatarlos sanos y salvos».
Su marido, Roberto César Padrón Meyer, es un amigo muy cercano a Iván Illarramendi, el español secuestrado por Hamás, al que conocía de trabajar juntos en las cocinas del kibutz. El israelí ha descrito al guipuzcoano como un «alma noble que está pagando un precio que no tiene por qué» y ha asegurado que es «uno de los ejemplos que demuestran que a Hamás no les importa quienes sean las personas. Van a por todos».
«Los iba perdiendo uno a uno»
Naama Weinberg ha contado cómo fue vivir para ella desde Tel Aviv, en el centro del país, el ataque de Hamás que estaban padeciendo sus familiares que vivían cerca de la Franja. Sus padres, su abuela y sus tíos fueron asesinados por los terroristas. Su primo sigue todavía hoy secuestrado en Gaza: «No puedo describir la sensación de impotencia al recibir estos mensajes. La sensación terrible de que los estás perdiendo a uno a uno».
«Me levanté a las 6.30 horas con el sonido de las sirenas en Tel Aviv. Encendí la televisión y vi las imágenes de una potencial infiltración contra mis familiares en los kibutz, mientras lo hacía comenzaban a entrar los mensajes al móvil», ha comenzado relatando Weinberg, que tuvo que vivir la impotencia de ver y leer desde la lejanía cómo la situación de sus familiares empeoraba por momentos.
Su tía le escribió «por favor, reza por nosotros», su abuela de 96 años le dijo «tengo miedo, ayuda» y el último mensaje que recibió de su madre fue el emoticono de un corazón rojo. «Uno a uno fuimos perdiendo el contacto con ellos. Después supimos que había algunos muertos, otros sobrevivieron y mi primo, secuestrado». Entre los supervivientes se encontraban conocidos del kibutz de Be’eri en el que vivían 1200 personas. 120 fueron asesinados y 30 secuestrados.
Ahora Weinberg lucha por intentar tener noticias de su primo Itai y lograr su liberación, para ello pide «parar a Hamás, hoy» y la colaboración de todos los países, entre ellos España, para que demanden a los estados que pueden mediar con el grupo terrorista la liberación inmediata de todos los rehenes. «Cada día que pasa la esperanza por encontrarlos en buen estado se pierde. Juntos podemos salir de esta desesperación».
«Mi tío trabajaba trayendo a niños de Gaza para que los atendiesen en hospitales israelíes»
Otro testimonio impactante de la tragedia del 7 de octubre es el de Mayan Sigan-Koren. Sus tíos de 78 años, su hermana y su sobrino están secuestrados en la Franja de Gaza. Sus tíos vivieron en el kibutz de Nir Yitzhak durante 50 años y su hermana y sobrino, que cumplió nueve años mientras estaba en cautiverio, acudieron a celebrar el Simjat Torá. Su primo, que se encontraba en la misma localidad corrió peor suerte: un vecino le encontró maniatado acribillado a balazos.
«Se encontraban en el refugio cuando comenzó el ataque. Nos comunicamos por Whatsapp. A las casi 10 de la mañana fue la ultima comunicación». Fue en ese momento cuando su tía susurró al teléfono que no tenía que dejar de hablar con ella porque los terroristas ya estaban en su casa, ha explicado Mayan.
Tras perderse la conexión, pensó que se habría ido la electricidad en el pueblo, hasta que por la noche otro padre del kibutz reconoció a su mujer y sus hijas siendo raptadas por Hamás a través de una comunicación por Telegram. Más tarde, el hombre localizó sus teléfonos móviles y comprobó que estaban en la Franja, «en ese momento entendí que estaban en Gaza».
Mayan ha querido explicar cómo eran sus familiares, a los que describió como personas bondadosas que trataban de ayudar a los demás. «Amamos la libertad y queremos la libertad, incluso mi tío trabajaba trayendo a niños de Gaza para que fuesen atendidos en hospitales de Israel, mi prima trabaja con niños con necesidades especiales… Esta clase de personas es la que se han llevado a Gaza».
Asimismo, ha contado la crueldad de los terroristas a través de la historia de un joven de 15 años del kibutz al que los miembros de Hamás le pidieron que fuese refugio por refugio llamando en hebreo a los habitantes de las viviendas, asegurándole que si lo hacia no matarían a nadie. «Mataron a los de las casas y después al joven. ¿Cómo lo sé? Porque ellos mismos lo filmaron y lo retransmitieron orgullosamente. Hamás iba con un equipo de grabación con un reportero, grabando las imágenes en las que se podía ver lo que hicieron», ha apuntalado antes de añadir que «estas historias son como las del holocausto».
La embajadora descarta una cumbre en España
La embajadora de Israel, Rodica Radian-Gordon, ha introducido brevemente el encuentro de los familiares con los periodistas para dedicarles unas palabras de aliento a los familiares y repasar algunas cuestiones de actualidad como la posible cumbre en España para intentar salir del conflicto en Oriente Próximo.
«Ahora no es el tiempo idóneo de hablar de soluciones antes de que, primero que nada, regresen los secuestrados y luego se destruya la infraestructura y todas las bases de Hamás», ha destacado la embajadora, «la exigencia es que regresen todos los secuestrados».
«Pedimos al Gobierno y a la sociedad española que se unan en los esfuerzos para hacer todo lo posible para que estos más 220 ciudadanos israelíes inocentes de todas edades y condiciones regresen a sus casas», ha demandado la diplomática.