Interior estudia pedir visados de tránsito a los viajeros de Marruecos para evitar otro colapso
Los inmigrantes piden asilo en el aeropuerto de Madrid tras deshacerse de su documentación y colarse en la frontera
Inmigrantes en la sala de asilo del aeropuerto. | TO
El departamento dirigido por Grande-Marlaska estudia ya establecer ciertas restricciones a pasajeros procedentes de países africanos para evitar otro colapso migratorio en el aeropuerto de Madrid-Barajas como el que ha estallado en las últimas semanas. Esta medida trata de exigir un visado de tránsito a aquellos pasajeros que quieren hacer escala en aeropuertos españoles, según señalan fuentes policiales a THE OBJECTIVE. En su primera visita a Rabat esta legislatura y tras varios días de silencio sobre el asunto, el ministro aseguró el pasado viernes «que se está produciendo un uso fraudulento de la documentación de los vuelos que parten de Casablanca y hacen escala en Madrid».
Esta solución, planteada por el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que viene denunciando el «desbordamiento continúo» en las salas de asilo e inadmitidos en el aeródromo madrileño, supondría una traba, señalan estas mismas fuentes, para aquellas personas que intentan acceder al país sin reunir los mínimos requisitos legales a través de la compra de un billete de vuelo internacional. «Ingresan sin aportar información alguna, con pasaporte falso y sin toma de huellas digitales para verificar la titularidad de los documentos», denuncian.
‘Modus operandi’ sin el visado
Para entender mejor este procedimiento y el colapso que ha supuesto después, fuentes policiales describen cómo es el modus operandi que utilizan cientos de inmigrantes para pedir asilo en los puestos fronterizos del aeropuerto de Barajas. La mayoría proceden de Senegal, Marruecos y Gambia, en vuelos operados por la Royal Air Maroc Airlines con destino a un país de Sudamérica, normalmente Brasil, El Salvador o Bolivia, haciendo una escala antes en Madrid.
Como los mencionados Estados no piden visado para los nacionales africanos para poder entrar el país de destino y, en el caso de España, no se exige uno de tránsito, a su llegada a la capital española se les permite acceder a la zona internacional del aeródromo.
Una vez allí, los inminentes solicitantes se deshacen de la documentación y acuden al puesto fronterizo a pedir protección internacional. En algunos casos, cuentan las mismas fuentes, esperan a que se haga de noche para colarse, escalando las barreras del puesto fronterizo, en territorio español. Hasta ahora, se han contabilizado 60 viajeros que han intentado entrar de forma irregular mediante este procedimiento, accediendo en algunos casos a las pistas del aeropuerto.
Inmigrantes hacinados
Esta situación, que ha venido repitiéndose en las últimas semanas, ha provocado que cerca 400 personas, hombres, mujeres y niños, permaneciesen hacinados en las salas de asilo e inadmitidos ante la avalancha de peticiones de protección internacional. Las tres dependencias en las que se agolpan los asilados, una de ellas instalada provisionalmente por Interior, han llegado a triplican su capacidad de aforo. Camas rotas, baños averiados, gran cantidad de suciedad y todo tipo de insectos, entre ellos chinches, es el escenario en el que aún hoy conviven cientos de inmigrantes.
Las condiciones de insalubridad en que se encuentran estas personas vienen provocadas, en algunos casos, por la ausencia del personal de limpieza, y en otros, por la ineficacia de tratamientos que eliminen las plagas que asolan estas estancias. «Es común que se nieguen a entrar por los chinches, pero ¿y los policías? Nosotros también trabajamos allí», censuran a este periódico policías desplegados en estas salas.
Esta crisis, al mismo tiempo, ha desencadenado problemas de seguridad en el aeropuerto. En dos semanas se han escapado de estas estancias 26 inmigrantes, todos ellos de origen marroquí y de los cuales la Policía Nacional solo ha localizado a uno porque resultó herido en su intento de fuga. 17 de ellos lo hicieron en la madrugada del sábado de la sala de inadmitidos de la T1, y el viernes anterior otros nueve hicieron lo mismo rompiendo el cristal de una de las ventanas.
