Koldo alardeaba de su contacto con el 'número dos' de la Guardia Civil: «Llamo a Manolo»
Los pinchazos revelan que el asesor de Ábalos pidió ayuda al DAO para solucionar un problema de la trama
Las conversaciones intervenidas por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil al asesor del exministro Jose Luis Ábalos, Koldo García Izaguirre, en el marco de la investigación que sigue en la Audiencia Nacional por el caso de las mascarillas, han revelado todo un mapa de conexiones que el hombre de confianza de Ábalos tuvo con diferentes miembros del Gobierno y, concretamente, con el Ministerio de Transportes, hasta prácticamente el día de su detención. Las charlas telefónicas, casi todas ellas en el restaurante La Chalana, en Madrid, han situado en la trama a cargos del MITMA, de ADIF, de Puertos del Estado… y, según revela el sumario, también del Ministerio del Interior.
Eso es al menos lo que apunta García Izaguirre en una comida con Jose Luis Rodríguez García, el subteniente de la Guardia Civil, destinado en al Sección de Seguridad de Nuevos Ministerios, y también imputado en la trama. Una figura clave en el caso de corrupción, apunta la Fiscalía, ya que el mando figura como empleado de la empresa Comercializadora Pizarras Santa Bárbara SL, que los investigados habrían utilizado para desviar parte de las comisiones ilegales obtenidas con los contratos adjudicados Soluciones de Gestión y Apoyo a la Empresa SL, el proveedor favorito de material sanitario del exministro José Luis Ábalos durante la pandemia.
Aunque más que un empleado estaría al más alto nivel jerárquico de la sociedad, admite él mismo en las conversaciones intervenidas por la Guardia Civil. Es precisamente hablando de esta firma, dedicada a la extracción de minerales y con sede en León, cuando Jose Luis García pide ayuda a Koldo para que solucione un problema que tiene con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del Instituto Armado. El encuentro tiene lugar en la marisquería que la trama frecuenta para sus reuniones con el ayudante de Ábalos el pasado 10 de enero.
«Para un guardia, no va a hablar con Fernando»
«No te puedes ni imaginar, el Seprona nos ha insultado con lo que están haciendo y me preguntan… si tu sigues teniendo algo con…», interpela el guardia civil al hombre de confianza de Ábalos. «Hombre, claro sí, pero para un guardia no va a hablar con Fernando, hablo con Manolo Llamas que, en fin, es el general…», responde Koldo García. Conforme avanza la conversación, ambos aclaran que se trata del teniente general Manuel Llamas, a quien el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, nombró Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil el pasado mes de diciembre.
Sobre el ‘número dos’ del Instituto Armado, el ayudante de Ábalos facilita más datos, para demostrar tal vez una relación de cercanía: «Estuvo conmigo en Pamplona y en Irún (…) Lo han cambiado hace un mes…». Más allá de la relación entre ambos, el mando de la Guardia Civil en Transportes está interesado en si «manda en la zona de León» para poner fin al problema con, al parecer, un agente del Seprona. Sorprende incluso que Rodríguez García no sabe siquiera quién es el DAO en ese momento. «Mandan en toda la…», apunta Koldo, tras lo que se compromete a llamarlo para solucionar la cuestión que afecta a la trama.
Según consta en el sumario, y ha adelantado El País, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, instructor del caso Koldo, ordenó el pasado 19 de febrero a Puertos del Estado y Adif, entidades dependientes del Ministerio de Transportes; y a la Subdirección General de Planificación y Gestión de Infraestructuras y Medios de la Secretaría de Estado de Seguridad, del Ministerio del Interior, que le entregasen todos «los buzones y carpetas» asociados al correo electrónico corporativo de una decena de altos cargos que pudieron estar implicados en la adjudicación de los contratos a la empresa investigada.
Blanqueo
Respecto a la compañía de extracción de minerales, el Ministerio Público confirma en la querella que el Grupo Cueto, matriz de Soluciones de Gestión y del presunto entramado empresarial utilizado por los investigados en el caso Koldo para cobrar comisiones ilegales, invirtió una parte del dinero facturado por los contratos de mascarillas para aumentar el capital social de la empresa minera Comercializadora Pizarras Santa Bárbara SL.
Al frente del presunto entramado para desviar el dinero público obtenido por los contratos a Soluciones de Gestión se encontrarían Juan Carlos Cueto y Víctor Gonzalo de Aldama, a quienes la Fiscalía sitúa como principales beneficiarios en la sombra de las presuntas comisiones ilegales vinculadas a los contratos de mascarillas concedidos por parte de los ministerios de Transportes e Interior, así como por los gobiernos autonómicos del PSOE en Canarias y Baleares, gracias a la intermediación del que fuese mano derecha del exministro Ábalos, Koldo García.
Doble vida
De este modo, acreditan los investigadores, la empresa de Pizarras fue creada por Cueto y De Aldama, y en la misma se contrató como trabajador a Jose Luis García Rodríguez, todo ello mientras trabajaba como guardia civil en el Ministerio de Transportes. Y no solo eso, según la Fiscalía, García Rodríguez también sería el titular en la sombra de la sociedad Montajes e Instalaciones Grimbo SL, con sede social en Toledo y cuya actividad se remonta al año 2012. De modo que, de confirmarse estos extremos, el mando habría llevado una doble vida en paralelo a la Benemérita, con distintos negocios en los que tomaba parte.
De hecho, según acreditan los pinchazos telefónicos, en la misma conversación con el asesor de Ábalos, el mando del Instituto Armado se queja continuamente de la gestión de «Juan Carlos Cueto» al frente de la compañía Comercializadora Pizarras Santa Bárbara SL. y advierte que «le ha dejado solo». García Rodríguez se refiere a él diciendo que «pese a haber ganado 20 millones con las mascarillas, no quiere poner 200.000 euros en la empresa». «¡Ya vale! Mi reputación y la de él está en juego. La cantera es el mejor negocio que tenemos y el no lo quiere saber…», le dice a Koldo. El guardia civil le insiste también en que entre en el negocio, pero el ayudante de Ábalos le rehuye y le contesta asegurando que «tiene dos empresarios interesados».