Policías y militares trans denuncian por «transfobia» a quienes les acusan de «fraude»
La asociación TNN defiende la feminidad de quienes han cambiado de sexo pero mantienen su nombre y su pareja
La asociación Trans No Normativos (TNN), impulsada por policías nacionales y militares que se han cambiado de sexo registral pero que mantienen sus nombres y sus genitales masculinos, así como su apariencia externa previa al cambio, denuncian la «transfobia» con la que determinados medios de comunicación, no así este, han abordado la transición de sus colegas, hablando de «fraude» a la ley trans y tildándolos de «aprovechados».
THE OBJECTIVE fue pionero en informar de la cantidad de varones que estaban acudiendo al Registro Civil tras la aprobación de la ley trans, 3.160 sólo en 2023, pero otros medios se hicieron eco del caso concreto de Ceuta, donde 37 funcionarios del orden han cambiado de sexo, pero no de nombre ni de parejas, y hablando de «fraude» a la norma. En este sentido, los miembros de TNN recuerdan que la ley trans «suprimió los requisitos de diagnóstico médico de disforia de género y hormonación», y que reconoce «la voluntad libremente manifestada de la persona» como requisito único para cambiar de sexo registralmente.
La norma, sentencian desde la asociación, garantiza que «en España se pueda vivir la orientación sexual, la identidad sexual, la expresión de género, las características sexuales y la diversidad familiar con plena libertad». También recuerdan que no introduce «que el sexo de la actual pareja o las opciones sexuales del solicitante del cambio registral de sexo sean condicionantes, requisitos o elementos probatorios para la solicitud del cambio registral de sexo».
Piensan en denunciar
En este sentido, la anterior Ley 3/2007, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, aprobada por José Luis Rodríguez Zapatero, ya permitía conservar el nombre. Por eso critican a quienes han usado «expresiones vejatorias y acusaciones de fraude de ley» para referirse a «personas que han rectificado su mención relativa al sexo en el registro civil pero que no han cambiado de nombre o continúan con sus parejas, hijos o forma de vida».
Recuerdan desde TNN que la ley trans contempla, en su artículo 79.2 a, sanciones a quienes pudieran «utilizar o emitir expresiones vejatorias contra las personas por razón de su orientación e identidad sexual, expresión de género o características sexuales en la prestación se servicios públicos o privados». Por eso anuncian que van a ofrecer asesoramiento jurídico a las mujeres trans «vejadas» a través de su abogada, Javier Sanz, experta en casos de violencia de género, aunque admiten que «es complicado» por el dinero que deberían invertir en juicios. Por lo pronto se conforman con una denuncia pública a modo de aviso a navegantes.
La asociación, recién constituida, cuenta con algo más de un centenar de integrantes, y todavía no cobra cuotas anuales, pero se están planteando hacerlo. Ofrecen asesoramiento para cambiar de sexo registral a quienes deseen hacerlo. Su logo es una versión algo machirula del ínclito cartel feminista que reza We can do it! («¡Podemos hacerlo!»), utilizado como propaganda para los soldados norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial, pero resignificado por el feminismo para sostener que las mujeres pueden realizar cualquier actividad -incluso las que implican fuerza física- igual o mejor que los hombres.
¿Qué buscan?
Desde que la ley trans entró en vigor, tal y como adelantó este medio, la mayoría de personas que han solicitado el cambio de sexo registral son varones que transicionan a mujer: 3.160 de 5.139, lo que supone el 61,49% del total. Teniendo en cuenta que existen 475 diferencias legales que benefician a las mujeres en España, la llamada discriminación positiva, hay quienes sospechan que muchos de estos hombres buscan obtener beneficios. Pero desde la asociación insisten en que no puede hablarse de «fraude», pues la norma protege la «identidad sentida» de quienes se acogen a ella, y los sentimientos no tienen contraprueba.
Para ser mujer trans en España, gracias a Irene Montero, basta con la declaración y la compleción de un formulario. Una vez rellenado, el solicitante es citado para ratificar la solicitud y es informado de sus nuevos derechos. Transcurridos tres meses, es requerido para otra ratificación y, de formalizarse, el varón pasa a ser mujer -o viceversa- a todos los efectos, sin necesidad de cambiar su nombre ni aportar informes médicos y/o psicológicos (en aras de la «despatologización» de la disforia de género). Puede también, siendo esto recurrente, mantener su nombre.