El narco más buscado de Europa vive en Tánger a cuerpo de rey tras engañar a la Fiscalía
Conocido como el ‘Messi del hachís’, Abdellah El Haj vive en Marruecos desde que se fugase en 2019
Se llama Abdellah El Haj Sadek, aunque todos lo conocen como el ‘Messi del hachís’ por ser uno de los capos de la droga más importantes del Estrecho de Gibraltar. Es posiblemente el narcotraficante más buscado por Europol y por las fuerzas de seguridad españolas desde que hace cinco años se fugase de Algeciras (Cádiz), donde todavía esperan juzgarle por delitos de tráfico de drogas, tráfico de armas, blanqueo de capitales y pertenencia a banda organizada. Él, mientras tanto, vive tranquilo a poco más de 60 kilómetros de allí, cruzando el mar, en su tierra natal, Tánger (Marruecos). Sale de fiesta, baila, ríe, queda con decenas de amigos… Todo como si con él no fuera la cosa.
Así es cómo se le vio hace tan solo unas semanas en la ciudad marroquí, según ha publicado La Voz de Cádiz. En concreto, durante la noche del pasado 9 de febrero, pocas horas después de que una narcolancha arrollase y matase a dos guardias civiles en el recinto portuario de Barbate (Cádiz). Las imágenes grabadas son en una discoteca. Sujeta en la mano un botellín, saluda a la gente, disfruta… Es el ‘rey’ de la noche y de la droga, pero nada hacer parecer que sea una de las personas más buscadas en Europa. Su aspecto es prácticamente idéntico. Desde que pisase suelo marroquí en 2019 tras escabullirse al otro lado del Estrecho, Policía Nacional y Guardia Civil ven con impotencia cómo no pueden hacer nada por detenerlo.
En todos estos años Marruecos no ha movido un dedo para colaborar en el arresto de este capo de la droga, es, aseguran las fuentes policiales consultadas por THE OBJECTIVE, un protegido de Mohammed VI. Según relatan fuentes expertas del narcotráfico, Abdellah El Haj Sadek era uno de los principales narcos que operaba en el continente europeo a través de España con el tráfico de hachís a través de embarcaciones y camiones. Pero, añaden, estas fuentes, «él no era el dueño de nada, todos los marroquíes implicaciones en el tráfico se encargan de gestionar las plantaciones de personas relacionadas con el gobierno marroquí, ellos luego se encargan de venderla y moverla…».
Acuerdo con la Fiscalía
La cuestión es… ¿cómo logró escaparse del país? Todo surge en una operación policial contra el clan de este marroquí que frustró la entrada de siete toneladas de hachís en 2017. Las fuerzas de seguridad detuvieron a miembros de este grupo, que portaban fusiles de asalto y distintas armas, pero no lo lograron arrestar al líder, ‘el Messi del hachís’, que se escapó a Marruecos, a Tánger. Pero esta no sería su fuga definitiva. Consciente de que la Policía le buscaba, decidió regresar y negociar su entrega y posterior libertad provisional con la Fiscalía. Un polémico pacto que además del pago de 80.000 euros de fianza y de comparecer a diario en el juzgado a cambio de evitar la prisión, incluía revelar información sobre la estructura del cultivo de droga en Marruecos.
El Ministerio Público le creyó cuando se comprometió a pasar información a las autoridades españolas. El CNI, sin embargo, siempre descartó que fuese informador fiable, aseguran las fuentes consultadas por este diario. Así, en ese contexto, y pese a tener una fuerte vigilancia sobre él, acabo ocurriendo de nuevo. Un año y medio de después, el 13 de marzo de 2019 se fugó a Marruecos. Eso sí dejando antes una extensa nota explicando el porqué. El próximo miércoles se cumplen cinco años.
El mensaje de su fuga
El mensaje, que facilitó a través de uno de sus abogados, rezaba así: «Comunico mi decisión de desaparecer por un tiempo, por tener verdadero miedo por mi integridad y la de mi familia. Todo ello a causa de la enorme presión policial a la que estoy siendo sometido, que en los últimos tiempos se ha convertido en insoportable; impidiéndome desarrollar una vida normal.Cada vez que salgo de mi casa, los seguimientos policiales son cada vez más implacables, hasta el punto de que la semana pasada en Madrid, al salir de la estación de Atocha, fui objeto de una verdadera encerrona de coches siguiéndome hasta el hotel donde me hospedé con mi familia; donde sufrí acoso físico, en presencia de mi familia, temiendo por mi integridad, hasta el punto de que tuvo que intervenir la seguridad del hotel.
Todos mis movimientos son sometidos a una implacable fiscalización policial, mi familia es igualmente acosada, se está induciendo a personas de mi entorno para que me acusen falsamente de la comisión de ilícitos en los que no tengo intervención alguna (…) En esta situación se ha visto seriamente deteriorada mi estabilidad emocional, por lo que he tenido que recurrir a ayuda médica. No puedo educar a mis hijos en un ambiente de opresión de esta magnitud, ni quiero que sufran las consecuencias de una injusticia que ellos no merecen. Soy un chico normal, que no he hecho jamás daño a nadie, al menos no de forma intencionada y directa, y he pedido perdón por mis errores.
Ahora solo necesito tranquilidad y cuidarme de la depresión a la que me ha conducido la enorme presión policial a la que me veo tan injustamente sometido». Una calma que, aunque parezca imposible, se ha prolongado un lustro. Según su abogado, vive alejado de las estructuras del narcotráfico y de las mafias del Estrecho. Eso, sin embargo, no quita que siga siendo un prófugo de la Justicia y uno de los jefes del hachís más importantes de Europa. «Mientras esté en Marruecos, nadie se atreve a tocarle un pelo», advierten fuentes policiales dedicadas al narcotráfico.