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La misión imposible contra el narco en Cádiz: «Es como parar una moto con un camión»

Distintos agentes revelan las dificultades de su trabajo contra el narco y reclaman un protocolo de actuación más firme

La misión imposible contra el narco en Cádiz: «Es como parar una moto con un camión»

Una patrullera de la Guardia Civil. | TO

La misión de las fuerzas de seguridad para combatir al narcotráfico se torna cada vez más complicada en España. El problema no es tanto la falta de medios, como ocurre en algunos puntos calientes como el Estrecho de Gibraltar, en Cádiz, sino su poca eficacia a la hora de frenar a los traficantes cuando llegan a las costas. Es lo que revelan a THE OBJECTIVE distintas fuentes de la Guardia Civil dedicadas a la lucha contra el narco en la costa gaditana. Son la primera línea de acción, pero, según advierten, en la mayoría de ocasiones su trabajo se queda solamente en eso: en acción, sin poder atrapar al delincuente. 

Estas mismas fuentes explican que cuando el Servicio Marítimo de la Guardia Civil logra interceptar a los narcos es porque se limita a perseguirlos hasta que se les agota la gasolina de la lancha o algún motor se les avería. No tienen muchas más opciones. El abordaje es prácticamente imposible y, al mismo tiempo, peligroso para todos los implicados. Hay que tener en cuenta que las gomas en las que transportan la droga pueden alcanzar los 120 kilómetros por hora. Una velocidad a la que resulta inviable atraparlos, teniendo en cuenta las características de las patrulleras del Instituto Armado y el riesgo que conlleva para los agentes alcanzar ese límite.

Así lo explica, precisamente, un guardia civil desplegado en Cádiz, en conversación con este periódico: «Tú vas en un barco y ellos van en una goma. Y eso es como querer parar una motocicleta con un camión. ¿Qué haces, te estrellas contra ellos? Por el río Guadalquivir entran todos los días. Y por ahí ellos corren más. Te hacen quiebros, intentas cogerles, pero van río arriba y no puedes llegar. Luego tienes que tener cuidado, hay veces en las que les falla un motor, y si haces un gesto que no se esperan y hay un accidente, tú pesas mucho más…». 

«La solución no está en el mar»

Una labor policial entre poco y nada efectiva. Lo contrario, sin embargo, lo es aún menos, señala este agente. «La otra opción es quedarte parado viendo cómo pasan decenas de lanchas con droga y no puedes hacer nada. Y eso no podemos permitirlo. Así que intentamos hacer lo que podemos con menos riesgo para ellos y para nosotros. Ellos, sin embargo, van a por todas, arriesgan al máximo y eso supone que haya accidentes», apunta. Fue lo que ocurrió, precisamente, en la madrugada del pasado jueves, cuando, en una persecución, un grupo de traficantes impactó su lancha contra la de la Guardia Civil. El siniestro, que tuvo lugar en la desembocadura del Río Guadalquivir, a la altura de Sanlúcar de Barrameda, causó la muerte de uno de los narcos y dejó heridos a dos agentes

En cualquier caso, las fuerzas de seguridad que persiguen al narco insisten en que la solución al problema no está en el mar. «No podemos dejar todo para el último eslabón. Los narcos compran la gasolina en algún sitio, adquieren las lanchas ilegales, buscan a personas para que trabajen… ¿Quién hace ese trabajo? Lo hacía el OCON-SUR, pero ahora si los coges en el agua es porque tienes suerte», insisten estas mismas fuentes. Los agentes hacen alusión al Organismo de Coordinación de Narcotráfico, el grupo especial compuesto por 150 agentes de la Guardia Civil para luchar contra el narco y el crimen organizado que Interior decidió eliminar en 2022. Su cierre supuso un frenazo en las incautaciones y en el número de procedimientos judiciales, según alertó la Fiscalía Antidroga de Cádiz

Un protocolo más rígido contra el narco

Lo que critican también los agentes es que no existe un protocolo de enfrentamiento contra los narcos cuando son interceptados. Explican que no pueden utilizar material antidisturbios, como pelotas de goma. Tampoco disparar contra las lanchas, en concreto contra los motores, para hundirlas, como ocurre en otros países vecinos. Unas medidas que, insisten, harían más eficaz la lucha contra el tráfico de droga. «Hasta que Interior no decida implantar cambios, nuestro trabajo seguirá siendo el mismo. No hacer nada, o perseguirlos y esperar a que tengan algún fallo para poder detenerlos», advierten. 

Tras la muerte de dos agentes en el puerto de Barbate por la embestida de una narcolancha y la concatenación de distintos episodios violentos, mandos y dirigentes de instituciones implicadas en la lucha contra el narco pidieron a la Secretaría de Estado de Seguridad, dependiente del Ministerio del Interior, endurecer precisamente el protocolo de actuación, con medidas como las que señalan los agentes, dentro de la legalidad. Entre ellas, estos responsables destacaron la posibilidad de que policías o guardias civiles pudiesen disparar desde helicópteros a embarcaciones que llevan droga cuando son perseguidos, y tras repetidos avisos, no dan el alto. 

Es lo que sí tienen permitido, por ejemplo, las fuerzas de seguridad de Portugal, Francia, Chile e incluso Marruecos. Cabe destacar que no se trata de una medida que busque herir mortalmente, sino de entorpecer el objetivo de los narcotraficantes, empleando una munición específica. En cualquier caso, esta petición, que fue realizada en abril, nunca fue contestada por el Ministerio del Interior.

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