SOS Rural presenta su Libro Blanco contra la despoblación y los ataques al campo
El éxodo rural tiene su origen en la falta de perspectivas económicas y rentabilidad en las explotaciones primarias
Presentación del Libro Blanco de la asociación SOS Rural en el Congreso de los Diputados. | SOS Rural
«La tradición es la preservación del fuego, no la adoración de las cenizas». Uno puede imaginarse esta frase de Gustav Mahler en muchos contextos, pero difícilmente a la hora de hablar sobre agricultura. Sin embargo, ha sido precisamente en relación a este asunto cuando este viernes ha salido a colación la cita del célebre músico, concretamente en referencia a que no puede romantizarse con una visión nostálgica de las labores agrícolas y ganaderas, sino que la sociedad y la clase política deben ponerse de acuerdo para sentar las bases del sector primario en un futuro a largo plazo.
La frase se ha dicho durante la presentación del Libro Blanco del movimiento SOS Rural, que ha tenido lugar este viernes en el Congreso de los Diputados. En el acto han participado Adolfo García Albadalejo, presidente de SOS Rural; su portavoz, Natalia Corbalán; María Canal Fontcuberta, portavoz de la Representación de la Comisión Europea en España; Joseba Agirretxea, presidente de la comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación del Congreso; y Jesús Casas, expresidente del Grupo Tragsa y exdirector general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural. Durante la jornada, se ha profundizado en los principales desafíos que enfrenta el mundo rural y en las posibles soluciones planteadas por la organización.
Durante el acto, la portavoz de SOS Rural, Natalia Corbalán, ha explicado que solo el 10% de la población española, es decir, 4,86 millones de personas, reside en las regiones del interior de la Península, las cuales representan el 70% del territorio nacional. En otras palabras, en esas zonas la densidad de población es de apenas 13 habitantes por kilómetro cuadrado, según datos del Gobierno. «Una gran parte de ese 84% del territorio de España considerado rural está inmerso en un círculo vicioso en donde la pérdida de población lleva aparejada la pérdida de servicios básicos lo que, a su vez, implica la pérdida de más población», ha advertido Corbalán.
A pesar del incremento poblacional en España, que ha pasado de 41,1 a más de 48,6 millones de habitantes en lo que va del siglo, el 75% de los municipios han visto disminuir su población en la última década. En este contexto, el 42% de los municipios españoles, que en conjunto suman 1,2 millones de personas, representan apenas el 2,36% de la población total del país. Dicho de otro modo, cuatro de cada diez municipios están en grave riesgo de despoblación en el corto plazo, según datos del Banco de España.
Falta de oportunidades
El éxodo rural, de origen estructural, está vinculado a la falta de perspectivas económicas y la baja rentabilidad de las actividades agrícolas y ganaderas, lo que obliga a muchos jóvenes a emigrar en busca de mejores condiciones laborales. «La migración rural-urbana acentúa el aislamiento y la marginación de quienes desean permanecer en sus lugares de origen, provoca el envejecimiento de la población rural, la falta de mano de obra, de servicios, de infraestructuras y, en definitiva, una brecha en el desarrollo entre las áreas urbanas y rurales», ha explicado Corbalán.
Uno de los mayores desafíos para el sector primario en España es la competencia desleal de países extracomunitarios, cuyos productos no cumplen con los estándares medioambientales, laborales y de calidad exigidos en la UE. Entre enero y octubre de 2024, casi el 70% de las frutas y hortalizas frescas importadas en España procedían de países de fuera de la UE. A nivel europeo, en 2023 se importaron 16 millones de toneladas de frutas y verduras de terceros países, más del doble de lo exportado fuera del bloque comunitario, que alcanzó los 7,7 millones de toneladas.
«La competencia desleal pone en riesgo el medio de vida de miles de familias rurales que, como sucede por ejemplo en el Campo de Cartagena, se han visto obligadas a reducir a la mitad la superficie de sus cultivos en la última década, lo que además pone en riesgo nuestra soberanía y seguridad alimentaria», ha advertido Corbalán. Por ello, SOS Rural exige en su Libro Blanco el uso pleno de la política comercial europea, incluyendo aranceles, la implementación de cláusulas espejo en los acuerdos comerciales y la imposición de sanciones para quienes incumplan estas normativas.
Protección de las tierras agrícolas
El auge de la instalación de paneles solares en terrenos agrícolas está transformando el paisaje rural en áreas industriales, con consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para la actividad agraria. «Mientras países como Italia vetan por decreto la instalación de placas en tierras de cultivo, el incremento en España supera el 150% en menos de una década y sigue en aumento», ha denunciado Corbalán.
Frente a esta situación, SOS Rural propone la creación de una ley marco, tanto a nivel nacional como europeo, que garantice la protección de los suelos agrícolas y priorice su uso para la producción de alimentos en lugar de actividades ajenas al sector primario. En este sentido, el evento de presentación del Libro Blanco ha servido de escenario para el debate ‘Energía o alimentos: el dilema del suelo’, en el que participaron expertos y representantes políticos.
Las tierras agrícolas y los bosques ocupan más del 90% del territorio europeo, lo que resalta la importancia del sector primario en el equilibrio territorial y medioambiental. Sin embargo, la proliferación de normativas medioambientales que no se ajustan a la realidad del sector está poniendo en peligro la viabilidad de muchas explotaciones. «¿Quién cuidará del campo cuando no existan los agricultores?», ha reflexionado Corbalán.
