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Andalucía

Polémica por el alumbrado de Ramadán en Melilla tras la denuncia de un recorte del 80%

CpM cuestiona el reparto del nuevo contrato mientras el Ejecutivo defiende que la oferta refuerza la decoración religiosa

Polémica por el alumbrado de Ramadán en Melilla tras la denuncia de un recorte del 80%

Varias personas realizan el rezo en el Ramadán | Antonio Sempere (Europa Press)

El nuevo contrato de iluminación festiva para el periodo 2026-2030 ha abierto una brecha política en Melilla a raíz de la distribución de partidas entre las distintas celebraciones religiosas y culturales que se dan en la ciudad autónoma española. Coalición por Melilla (CpM) acusa al Ejecutivo local de reducir de forma drástica la cuantía dedicada al alumbrado del Ramadán, mientras el Gobierno de Juan José Imbroda asegura que no existe tal recorte y que la iluminación de la festividad musulmana incluso se reforzará.

El documento de licitación, publicado semanas atrás, mantiene el presupuesto global en torno a los 4,5 millones de euros, la misma cifra adjudicada en 2022. No obstante, el desglose de partidas ha encendido el debate.

Suben Navidad y Feria; cae Ramadán según CpM

Según la valoración realizada por CpM, los fondos destinados a la mayoría de festividades experimentan incrementos significativos. Navidad pasaría de unos 417.000 euros a casi 479.000; la Feria, de 98.000 a 301.000, más del triple; y también aumentan, en distinta proporción, otras celebraciones. El nuevo pliego incorpora además una partida específica para el Año Nuevo Amazigh (Yennayer), dotada con 5.000 euros.

Sin embargo, según aseguran, la cuantía atribuida al Ramadán registra el cambio más brusco del cuadro económico. De acuerdo con los datos que aseguran desde CpM, solicitado por THE OBJECTIVE, la partida pasaría de 332.000 euros a 69.500, lo que supone una reducción cercana al 80%. El partido localista sostiene que ninguna de las nuevas asignaciones compensa ese descenso y que, si se analizan conjuntamente las inversiones por comunidades, todas crecen, salvo las asociadas a la población rifeño-musulmana.

Para CpM, este desequilibrio no responde a criterios técnicos ni proporcionales. Considera que afecta a la convivencia y reclama revisar el reparto para garantizar una distribución más ajustada al peso social y cultural de cada festividad.

El Gobierno rechaza el recorte y acusa a CpM

El consejero de Fomento, Miguel Marín, ha respondido con contundencia a las críticas. Asegura que es falso que el Ejecutivo haya reducido el alumbrado del Ramadán y defiende que el nuevo contrato amplía las mejoras previstas para todas las celebraciones, incluida la musulmana.

El Gobierno defiende que el contrato introduce más puntos de luz y más motivos ornamentales adaptados a cada festividad. En el caso del Ramadán, afirma que se reforzará la iluminación en el centro y varios barrios periféricos, con diseños que buscan una presencia más visible de elementos vinculados a esta celebración. También subraya que se aprovecharán materiales amortizados del contrato anterior —arcos y estructuras tridimensionales que pasan a ser propiedad municipal— para optimizar los recursos sin necesidad de aumentar el presupuesto total.

Marín acusa a CpM de transmitir mensajes infundados y de recurrir a discursos que, a su juicio, alimentan la división. El Ejecutivo sostiene que el contrato está diseñado «para todos los melillenses» y que cada comunidad encuentra reflejo en su calendario de iluminación festiva.

En la calle la polémica apenas ha empezado a sonar. Pero no es la primera vez que un conflicto en torno a las distintas festividades de la ciudad salta al debate público y a las redes.

Contratos que arrastran debates anteriores

El origen del modelo actual está en el contrato impulsado en 2022 por la entonces Consejería de Urbanismo, bajo la dirección de Rachid Bussian. Aquel pliego introdujo mejoras en diseño y eficiencia, y su legado continúa vigente en buena parte de la estrategia de iluminación. El Gobierno de Imbroda ha mantenido la cuantía global e incluso ha recuperado algunas propuestas de la etapa anterior, lo que CpM interpreta como un reconocimiento implícito de la utilidad del modelo. Pero, más allá de coincidencias técnicas, el reparto de partidas vuelve a poner sobre la mesa esta cuestión recurrente en Melilla.

El precedente en Ceuta

La controversia no es ajena a lo ocurrido este mismo año en Ceuta, aunque allí con un enfoque distinto. Como informó este medio, la distribución de las luces del Ramadán provocó quejas vecinales por la disparidad entre barrios y por la falta de criterios claros para decidir dónde colocar los arcos y guirnaldas. En febrero, varias barriadas denunciaron sentirse relegadas frente a otras más céntricas o comerciales.

Aunque la situación ceutí responde a dinámicas locales propias, el debate evidencia cómo la iluminación del Ramadán —un símbolo cada vez más visible en las ciudades con población musulmana significativa— se ha convertido en un asunto sensible, sujeto a un escrutinio creciente.

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