El centro catalanista ultima su reorganización en una nueva marca política, bajo el impulso del PDeCAT, heredero directo de Convergència y principal fuerza de este espacio, con cuatro diputados en el Congreso y cerca de 150 alcaldías en Cataluña, entre ellas varias capitales de comarca.
Para tejer una confluencia del centroderecha catalanista capaz de hacerse un hueco en la política catalana pese a la polarización derivada del proceso independentista, el PDeCAT lleva varios meses explorando la recomposición de este espacio, hoy huérfano de representación en el Parlament al no haber obtenido escaños el 14F.
El PDeCAT mantiene contactos desde la pasada primavera con otras cuatro formaciones extraparlamentarias -tres de ellas surgidas tras la desintegración de la antigua Convergència i Unió- con el objetivo de sentar las bases de una nueva fuerza unitaria, según diversas fuentes conocedoras de las conversaciones consultadas por Efe.
Además del PDeCAT, participan en los contactos Convergents -del exconseller de CDC Germà Gordó-, Lliures -con otro exconseller convergente, Antoni Fernández Teixidó-, la Lliga Democràtica -de la politóloga Astrid Barrio- y el Partit Nacionalista de Catalunya -de la excoordinadora general del PDeCAT Marta Pascal-, si bien este último se ha descolgado en los últimas semanas de las reuniones y ha abierto un periodo de reflexión interna, a la espera de decidirse.
A la expectativa se encuentra, de momento, Units per Avançar, formación heredera de la extinta Unió y que lidera Ramon Espadaler, hoy integrado como diputado del grupo del PSC en el Parlament.
Los cinco partidos que ya trabajan en la confluencia -a partir de cuatro comisiones sectoriales, más una mesa de coordinación general- están perfilando un primer documento ideológico, que remitirán a sus respectivas militancias una vez esté listo.
La propuesta que va madurando, según las fuentes consultadas, pasaría por impulsar, con apoyo de la sociedad civil, «una nueva fuerza política de centro amplio y de orden», situada entre el catalanismo moderado y el soberanismo no unilateralista, aunque no sería una fusión de las marcas ya existentes, sino un nuevo partido en el que podrían integrarse las formaciones que quieran confluir y en el que las viejas marcas quedarían en el congelador.
No hay aún una fecha en el horizonte para la puesta en marcha del nuevo proyecto, aunque algunas fuentes consultadas sugieren que su nombre se conocerá en diciembre y otras apuntan que el congreso fundacional podría celebrarse a principios de febrero de 2022.
Elecciones municipales de 2023
El primer reto que tendrá la nueva formación son las elecciones municipales de 2023 y, de hecho, una de las comisiones activadas por los promotores de la confluencia está dedicada al ámbito municipal, con un trabajo desdoblado para Barcelona -hoy bastión de Ada Colau- y para el resto de Cataluña.
Los ayuntamientos son el reducto institucional donde resiste este espacio, sobre todo gracias a las cerca de 150 alcaldías -entre ellas Igualada, Vilafranca del Penedès, Mollerussa, Lloret de Mar, Martorell, Calella, Tortosa y Reus- que conserva el PDeCAT, mientras que Convergents dispone de una cuarentena de concejales en Cataluña.
El primer hito de esta reconfiguración del centro catalanista tendrá lugar mañana lunes con la conferencia que ofrecerá en el Teatre Nacional de Catalunya, a título personal, la secretaria general del PDeCAT, Àngels Chacón, en la que se prevé que haga una reivindicación del espacio ideológico y de su «modelo de país».
Chacón, que fue consellera de Empresa -cesada por Quim Torra en septiembre de 2020- y candidata del PDeCAT a la Generalitat el 14 de febrero, abrió la puerta esta semana a que el nombre de su formación «mute».
Según diversas fuentes de la formación demócrata consultadas por Efe, la creación del nuevo partido no implicará, sin embargo, la disolución del PDeCAT, y, al menos de forma inmediata, tampoco la del resto de fuerzas que participan en las conversaciones.
