THE OBJECTIVE
Cino años del 1-O

Un libro desvela que PP y PSOE frenaron in extremis la mediación de la UE en Cataluña

A menos de dos horas de leer su discurso, Timmermans borró una mención a intervenir entre España y Cataluña tras el referéndum

Un libro desvela que PP y PSOE frenaron in extremis la mediación de la UE en Cataluña

A punto de cumplirse cinco años del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, todavía se desconocen muchos de los episodios clave que podrían haber cambiado radicalmente el curso de los acontecimientos. Y es que el independentismo catalán tuvo mucho más cerca de lo que se ha contado hasta ahora lograr la intervención de Bruselas en el conflicto político. Según el nuevo libro ‘El Muro. El poder del Estado ante la crisis independentista’ (Ed. Península), PP y PSOE lograron evitar in extremis que la Comisión Europea se postulara para «mediar» entre Cataluña y España después de las cargas policiales del 1-O.

El libro, escrito por la periodista y directora adjunta de La Vanguardia, Lola García, relata la pugna que se vivió en el corazón de Europa para que el entonces Gobierno de Carles Puigdemont no alcanzara su objetivo de provocar la intervención de un actor internacional en el conflicto territorial que pusiera a la administración catalana y al Estado como dos entes separados y en plano de igualdad.

Para ello fue necesaria la colaboración de los grupos parlamentarios del PP y PSOE, que convencieron al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, de modificar su discurso. Finalmente, el Ejecutivo catalán no tuvo más remedio de saltar al vacío con la proclamación unilateral de secesión que no fue secundada por ningún otro estado ni organismo internacional. Pero falló por el canto de un duro.

«Los socialistas dan la alarma»

El papel del eurodiputado del PP Esteban González Pons y de Miguel Fernández-Palacios, exconsejero de asuntos parlamentarios en la Representación Permanente de España en la Unión Europea, fue primordial para frenar la propuesta inédita de la Comisión Europea que habría dado un vuelco a la situación que se vivía en Cataluña.

Según explica García en su nuevo libro, «los socialistas dan la voz de alarma» cuando se enteran que el discurso que debe leer Timmermans, perteneciente a su grupo político, introduce esta propuesta de mediación tras los hechos acontecidos durante la jornada de votación.

Martin Selmayr, alto funcionario de la Comisión Europea

En este momento, España activa el flanco europeo. González Pons, Fernández-Palacios y el diplomático Jorge Toledo acuden al despacho de Timmermans, cuando «faltan dos horas para pronunciar el discurso» y empieza una discusión para convencerle de que «elimine del texto» la referencia a una mediación entre España y Cataluña. «Le advierten de que ello puede provocar un conflicto de primer orden entre Madrid y Bruselas», relata García en su libro.

Dicho discurso lo redactó Martin Selmayr, «el todopoderoso jefe de Gabinete de Jean Claude Juncker», a quien le llegó la inquietud por la intervención de la Policía Nacional y Guardia Civil y no dudó en incorporar esta referencia explícita a la mediación. Selmayr es un alto funcionario de la Unión Europea, conocido como «el Monstruo» por su alta capacidad de controlar todo lo que pasa a su alrededor y que tiene fama de «mover a su antojo» los hilos de las instituciones comunitarias.

«Arrebatarle los papeles» del discurso

Timmermans se resiste a cambiar el discurso no tanto porque comparta el fondo del contenido sino porque su jefe, Jean Claude-Juncker, se halla en un avión camino a la India y no puede contactar con él para saber su opinión. «La discusión sube de tono, acaba siendo muy acalorada. En algún momento los enviados españoles están tentados de arrebatarle los papeles que están viendo encima de la mesa…».

Un extremo al que no se llegará porque acaban logrando su objetivo: «Timmermans cede y lee el discurso con una velada alusión a Cataluña, referida a la necesidad de respetar la Constitución española».

Como es sabido, esta mención a la Carta Magna disgustó a los nacionalistas, que vieron cómo el plan rupturista se sigue manteniendo a la esfera de un «asunto interno» por parte de las instituciones comunitarias.

Impacto de las imágenes del 1-O

Según ‘El Muro’, «tanto Selmayr como Juncker actúan movidos por el impacto de las imágenes del 1 de octubre». «Nadie del Gobierno de Mariano Rajoy había tenido la prevención de telefonear al presidente de la Comisión Europea después de aquella jornada para influir en sus consideraciones sobre lo ocurrido. Cuando finalmente aterriza en la India, se le localiza y explica lo ocurrido, Juncker da su aval a la decisión finalmente adoptada».

Una vez resuelto el momento más crítico, el Ejecutivo de Rajoy se «pone manos a la obra» para evitar que otros parlamentos regionales de la Unión Europea aprueben resoluciones que puedan abrir la puerta a una mediación entre la Generalitat y Moncloa. Mientras algunos estados como Alemania o Francia se posicionan claramente favor de España, preocupó los lazos que el nacionalismo catalán había forjado en países como Eslovenia, Dinamarca o las repúblicas bálticas. Finalmente, el Gobierno de Rajoy logró su objetivo, pero in extremis.

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