El Gobierno conocía desde hace un año que los teléfonos de varios ministros estaban infectados
La ministra Margarita Robles alertó a Sánchez del espionaje tras una revisión rutinaria hace quince días, aunque desde el Ejecutivo conocían que otros terminales estaban siendo vigilados
Pedro Sánchez en la designación de los nuevos ministros en el mes de junio. | Alberto Ortega (Europa Press)
El Gobierno de España conocía que varios teléfonos de algunos ministros estaban infectados desde hace más de un año. Entre los afectados estaría la anterior titular de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, un objetivo sensible si se tiene en cuenta que durante esas fechas se conoció (a través de la inteligencia de Marruecos y no por el Ejecutivo) que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, se encontraba en España para ser tratado de coronavirus al encontrarse en estado grave.
La información ha sido desvelada en exclusiva por el diario El Confidencial y apunta a que desde el Ejecutivo se llevó a cabo un análisis de los dispositivos hace un año en el que se conoció que González Laya estaba siendo espiada junto con otros miembros del Gobierno. Si entonces se detectó que los teléfonos de Pedro Sánchez y Margarita Robles estaban siendo intervenidos, desde La Moncloa se optó por no actuar. En caso de no haberse detectado, supondría una brecha de seguridad a la que el Centro Criptológico Nacional (CCN) no supo hacer frente y que ha debido confirmarse un año después.
Entre los meses de mayo y junio de 2021, a Sánchez se le sustrajeron 2,6 gigas de información sensible que podría comprometer la seguridad del país. Robles, por su parte, cumplía con las recomendaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y llevaba la mínima información posible en su terminal, por lo que solo se le llegaron a extraer 9 Mb.
Robles advirtió a Sánchez de que estaba siendo vigilado
Fue Robles quien anunció al presidente que su móvil estaba siendo vigilado. La titular de Defensa decidió someterse a un análisis ante la sospecha de que estaba siendo espiada, algo que se confirmó hace varios días. Desde el Ejecutivo han señalado que este no es el único caso que se investiga y han anunciado que mantienen intervenidos los dispositivos de varios altos cargos y exdirigentes del Gobierno a la espera de desvelar si los casos conocidos son o no los únicos.
El mismo medio señala que la vulnerabilidad de Laya no se encontraba solo en su teléfono, sino que también se trató de conocer de forma irregular las conversaciones en su despacho a través del sistema lamphone, que puede espiar a cientos de metros aprovechando las vibraciones que provoca la voz en las superficies de cristal para detectarlas con un micrófono a distancia. También apuntan al anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, cuyo ataque no llegó a prosperar a pesar de haber sido desvelado a tiempo.
Una fechas sensibles en la política española
Las fechas del espionaje no parecen responder al azar. Los meses de mayo y junio fueron especialmente convulsos en la política española a nivel nacional e internacional. Por un lado, Pere Aragonès acababa de ser investido presidente de una Generalitat que observaba los pasos que el independentismo lograba dar con el beneplácito del Gobierno, que acabaría finalizando con los indultos a los líderes del procés y la salida de la cárcel de todos ellos.
Las formaciones nacionalistas han valorado a lo largo de esta que su espionaje se produjo en estas fechas, por lo que han responsabilizado a La Moncloa de estos ataques de las que la parte socialista del Ejecutivo se ha desmarcado.
Por otro lado, la información que abre THE OBJECTIVE esta mañana apunta claramente a una dirección: Marruecos. El mes de mayo fue especialmente sensible en las relaciones entre ambos estados. El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, se encontraba siendo tratado de coronavirus en el hospital de Logroño, información que fue desvelada por la inteligencia marroquí y que saltó a los medios de comunicación a través de un diario desconocido que utilizaba terminología muy próxima al régimen de Mohammed VI para referirse a Ghali.
En respuesta a esta crisis, desde Rabat se mandaría a decenas de miles de personas a presionar la frontera con España para cruzar a través del mar y llegar a territorio nacional en lo que sería uno de los mayores ataques contra la soberanía fronteriza del país y que, entre otras causas, ha provocado el viraje de España sobre el Sáhara Occidental.
