Un documental de la 'BBC' desmiente la versión del Gobierno sobre la masacre de Melilla
El texto corrige varias de las afirmaciones de Sánchez y Marlaska, quienes negaron muertes en el lado español y defendieron la violencia ejercida por Marruecos
El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. | Rober Solsona (Europa Press)
El pasado 24 de junio, varios grupos de inmigrantes trataron de cruzar a España desde Marruecos a través de la valla de Melilla, en la zona conocida como Barrio Chino. El resultado de estos eventos resultó en una tragedia: 24 muertos, decenas de desaparecidos, imágenes de una gran violencia por parte de las autoridades españolas y marroquíes, devoluciones en caliente, el uso de balas de goma y cadáveres en el lado español. La respuesta del Gobierno de España partió por negar los hechos, luego por minimizarlos y tratar empujarlos debajo de la alfombra.
Sin embargo, un reportaje de la cadena británica BBC ha devuelto esta masacre a los medios de comunicación y ha puesto contra la pared la versión de varios ministros tras asegurar que hay más muertos de los que realmente se comunicaron y que las autoridades de Rabat llegaron incluso a cruzar al otro lado de la valla, en territorio español, para arrastrar a los inmigrantes (vivos y muertos) a su territorio y ahí golpearlos, a algunos incluso hasta la muerte.
El reportaje, que cuenta con un documental, muestra imágenes nunca antes vistas sobre la actuación de la Guardia Civil y los gendarmes de Marruecos y demuestran la falta de previsión de las autoridades, quienes conocían y estaban alertadas del peligro que se avecinaba y que contaban con el equipo necesario para prever el asalto a la valla (como un sistema de alertas de aproximación que permite conocer a través de los sistemas de videovigilancia qué se ha posado sobre la verja), lo que debería haber dado lugar a una respuesta organizada y menos mortal que la que se dio finalmente, según los datos observados por la BBC tras sus conversaciones con los agentes fronterizos y tras observar el sistema de cámaras.
Hay 70 desaparecidos
La BBC habla con varios de los implicados para conocer sus historias, quienes muestran una radiografía bastante completa de la situación del pasado mes de junio. Uno de ellos, Mo, relata que fueron alcanzados por balas de goma e incluso golpeados por las fuerzas de Rabat: «Nos atacaron por la espalda y empezaron a disparar gases lacrimógenos, empezaron a tirar piedras y [disparar] balas de goma. Muchos de nuestros amigos cayeron. Si te agarran [los guardias], te van a pegar en la cabeza, en todos lados».
«Nos golpearon. Necesitábamos entrar [al lado español], pero no querían que lo hiciéramos: querían que muriéramos», relata un inmigrante anónimo. A renglón seguido, Stephen, otro de los afectados, cuenta cómo muchos de ellos que no fueron alcanzados por los golpes o las pelotas se quedaron atrapados y sin oxígeno a causa del gas lacrimógeno. Muchos relatan que fueron tratados «como animales». «No les importaba si la sangre estaba en tu cabeza o en tu boca o en cualquier parte de tu cuerpo», recuerdan.
Oficialmente, se sospecha que perdieron la vida 24 personas, muchas de ellas a causa de la caída de la valla y el posterior aplastamiento sufrido por muchos migrantes que cayeron encima. Sin embargo, varias organizaciones han denunciado que estas cifras se quedan cortas y que podrían ser muchos más. La cadena británica no da un dato exacto -algo, a priori, imposible ante la opacidad de aquellos días-, pero señala una cifra: 70 personas continúan desaparecidas casi cinco meses después. Algunos de los muertos se encuentran enterrados en los campos de Nador, donde se les dio sepultura improvisada (algo desvelado por las ONG locales).
La ‘BBC’ denuncia una negligencia de España
Una de las denuncias más graves con las que cuenta esta reconstrucción de la BBC señala directamente a la apatía de las autoridades españolas, quienes habrían permitido, siempre según la cadena, que se cruzara al otro lado para recoger los cuerpos de varios migrantes muertos a causa de la violencia y la brutalidad. Las imágenes compartidas aportan pruebas de ello, como tres cuerpos sin vida en una puerta azul que solo se encuentra en la zona española. El Gobierno negó estos hechos, así como que se produjeran tantas devoluciones en caliente (amparadas en una sentencia de Estrasburgo en ciertos casos), algo que desmiente un fotoperiodista que se encontraba en la zona, que las cifra en casi 300.
Se calcula que 132 personas pudieron quedarse en territorio europeo, varios de ellos con lesiones a causa de las balas de goma. Quienes no consiguieron cruzar al otro lado no pasaron mejor suerte. El reportaje denuncia la falta de atención médica que sufrieron muchos de los heridos, quienes tuvieron que esperar durante horas a recibir ayuda a pesar de la gravedad de sus heridas: «La ambulancia llegó tarde. Podrían haber ayudado a los heridos pero las fuerzas de seguridad impidieron que los médicos nos ayudaran o trataran nuestras heridas».
El Gobierno, señalado
La historia de la tragedia de Melilla es también la de las versiones dadas por el Gobierno acerca del suceso. Si en un principio negaron la verdad de las primeras informaciones que llegaban desde el sur, al poco tiempo pasaron a minimizarla y a tratar de desmentir que se hubieran producido episodios de tal violencia con la colaboración de la gendarmería marroquí.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegaría a defender la actuación policial y cargaría la responsabilidad a las mafias, a quienes culpó de los hechos. El líder socialista tuvo una oportunidad para explicar los hechos ante los diputados, aunque finalmente diluyó las responsabilidades en una ponencia sobre varios temas que rozó la masacre para resolverla con un nuevo achaque de responsabilidades a quienes aprovechan la inmigración.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, principal señalado con estas nuevas informaciones, justificó la actuación de las fuerzas policiales ante los «violentos» que trataron de cruzar al otro lado e incluso llegó a desmentir que se hubiera producido una masacre en Nador y en Melilla. Una vez conocidos los primeros vídeos e imágenes –que muestran pilas de cadáveres ensangrentados– el titular de Interior defendió que la respuesta dada había sido «firme, serena y proporcionada».
Estas declaraciones y estos sucesos no se dieron en una época cualquiera, sino en pleno retorno de las relaciones entre España y Marruecos a causa de la cesión del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, quien desistió de sus responsabilidades sobre el territorio tras aceptar la autonomía marroquí a través de un comunicado que tuvo que ser filtrado por la prensa y del que aún no se conocen todos los detalles.
La Administración central ha defendido en todos estos meses el papel de Rabat y de sus oficiales, minimizando la violencia y negando que esta llegara a ser tan grave como se ha conocido después. Marlaska llegó incluso a defender que la respuesta se debió al uso de palos y piedras de los asaltantes y negó que estos cruzaran al otro lado de la valla, a la zona española, algo que ahora parece que ha quedado, de nuevo, desmentido.
La BBC se pregunta qué es lo que falló. Uno de los principales señalados por los autores es el ministro, a quien acusan de «ocultar pruebas cruciales de las cámaras de vigilancia de las investigaciones formales». Con estas nuevas pruebas, el Congreso de los Diputados ha cuestionado la labor de Marlaska en aquellos meses y su papel para silenciar los hechos e incluso varios de ellos han anunciado que viajarán a la zona con el fin de continuar con las pesquisas. En declaraciones ante los medios, desde Interior han negado que estas afirmaciones se ajusten a la realidad y han desmentido unos hechos que con el tiempo han vuelto a salir a la luz en busca de una respuesta.
