Una rebelión interna en Cs pone en riesgo el calendario de Arrimadas para el congreso
Un grupo de miembros del Consejo General busca forzar este martes votaciones secretas para cambiar el reglamento de la Asamblea General
El borrador de reglamento que la dirección de Ciudadanos, que preside Inés Arrimadas, aprobó la pasada semana para la VI Asamblea General del 14 y 15 de enero corre el riesgo de ser tumbado o modificado en el Consejo General de este martes ante el malestar que se está extendiendo entre un número significativo de consejeros, a los que no gusta el calendario del congreso ni el escaso margen para debatir la refundación del partido, según revelan fuentes de la formación centrista a THE OBJECTIVE.
El Consejo General es el máximo órgano de Ciudadanos entre congresos. Está formado por 125 consejeros generales elegidos por los afiliados –las últimas 18 vacantes se cubrieron a finales de octubre– y por 21 miembros del Comité Ejecutivo. En los próximos dos meses va a tener un importante papel, ya que tiene que aprobar el reglamento de la Asamblea General y sus 125 consejeros son miembros natos en el cónclave congresual de mediados de enero.
En los últimos días, se ha formado un grupo de consejeros que quiere forzar votaciones secretas en la reunión telemática del Consejo General de este martes a las 11:00 horas. El peso de la iniciativa lo lleva Rainaldo Ruiz, un veterano concejal naranja de la localidad catalana de Hospitalet que entró en este órgano de Cs en la última tanda de octubre. Para lograr que las votaciones sean secretas se necesita el apoyo de una 1/5 parte de sus miembros -por tanto, un mínimo de 33 respaldos-, según los Estatutos de Cs. A última hora de este domingo ya habían reunido alrededor de 40 apoyos, advierten las citadas fuentes. Las firmas deben ser enviadas por escrito al presidente de este órgano, Manuel García Bofill, antes de que empiece la reunión.
Enmiendas totales y parciales al plan de Arrimadas
En la reunión de este martes se van a presentar enmiendas totales y parciales al reglamento que ha propuesto el equipo de Arrimadas, advierten las citadas fuentes. Estos consejeros críticos con la dirección nacional creen que si logran el quórum suficiente para pedir el voto secreto, como así parece, entonces el posterior desenlace de las votaciones estaría abierto y sería una incógnita. En este sentido, confían en que el malestar se extienda a una amplia parte del Consejo General al no poder saber la dirección nacional lo que vota cada uno, y no descartan que entre 60 y 70 miembros de este órgano decidan cambiar los planes de Arrimadas, quien sufriría su peor derrota interna desde que preside Ciudadanos.
Este órgano de Cs no puede cambiar las fechas del congreso, al ser una potestad en exclusiva del Comité Ejecutivo, pero sí modificar el calendario con una campaña más larga y cambiar la composición y elección de los compromisarios en dicho cónclave. Entre los críticos ha sentado mal, por ejemplo, que en el borrador de reglamento se haya colocado la presentación de candidaturas a la dirección del partido entre el 26 y 29 de diciembre, y que la celebración de la campaña de las primarias sea del 2 al 8 de enero, en plena semana de vacaciones navideñas de Reyes.
El equipo de Arrimadas puso los mítines de las primarias en esas fechas porque el artículo 69.2 de los Estatutos indica que las votaciones se celebrarán «una vez convocada la Asamblea general, y con una antelación no superior a quince días a su celebración».
La dirección nacional colocó el congreso a mitad de enero sin haber despejado aún la duda de si Arrimadas se presentará a la reelección y a sabiendas, por tanto, de que los actos de campaña tendrían que caer en una semana en la que será complicado movilizar a los militantes por las vacaciones y el festivo de Reyes que caen en esos días. También será difícil organizar un debate entre candidatos -si los hubiera- en unas fechas tan señaladas.
Rainaldo Ruiz remitió una carta hace unos días a Arrimadas -titulada ‘No Inés, así no’ y a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE (leer abajo)-, en la que se queja de que el reglamento propuesto pretende «arrinconar» al Consejo General e «impedir una campaña en igualdad de oportunidades» para la elección de la Presidencia y de su Comité Ejecutivo. «Con las fechas atropelladas y con la clara intención de arrinconar al Consejo General, se pretende vender un proceso de escucha en el que se silencia al máximo órgano del partido entre congresos», lamenta Ruiz en su misiva a Arrimadas.
Otros hitos en el calendario son el cierre del censo electoral de Ciudadanos el 8 de diciembre, que varias fuentes naranjas estiman que ha bajado a entre 8.600 y 8.700 afiliados tras la derrota en Andalucía; la citada presentación de candidaturas a la dirección del partido -del 26 al 29 de diciembre- y la proclamación de candidatos y resolución de recursos por parte de la Comisión de Garantías a finales de año -30 y 31 de diciembre-. Tras el día de Año Nuevo empezaría la atípica campaña.
Este consejero general critica que el Comité Ejecutivo se arrogue «de forma unilateral» las ponencias, tanto la de Estatutos y de Valores como la de estrategia y acción política del partido. Todo ello, «sin conocimiento y aprobación previa del Consejo General». En opinión de este concejal de Hospitalet, dicha propuesta «hace saltar por los aires» la capacidad representativa del Consejo General convirtiéndolo «en un órgano meramente formal».
«Apelaré al sentido de la responsabilidad de los miembros del Consejo General para que este reglamento no se apruebe en los términos en que se ha presentado», avisa este consejero general de Cs que formó parte de una candidatura municipalista en las primarias de octubre y que logró entrar en el Consejo General junto a Salvador Tovar y Cristina Arrienza.
«Escudarse en una convocatoria por razones de extraordinaria y urgente necesidad, para hacer imposible una campaña en igualdad de oportunidades, cuando tantas voces se alzaron en junio solicitando un congreso extraordinario, es un insulto a la razón. Nada impide un calendario más razonable y la celebración de la Asamblea General 15 días más tarde», subraya refiriéndose a finales de enero, aunque mover la fecha es inviable salvo que la propia Ejecutiva de Arrimadas cambiase de opinión ante la rebelión interna.