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Política

La eurodiputada húngara que pide castigar a Sánchez: «Hay un doble rasero con España»

Győri Enikő denuncia que la Comisión Europea viola su debida «imparcialidad» cuando sanciona a Orbán pero permite a Sánchez rebajar la malversación

Győri Enikő conoce bien la realidad política española. No en vano, fue embajadora de Hungría en Madrid entre 2014 y 2019. Cinco años en los que ocupó «con honor» el cargo. Pero no ha sido hasta ahora, como eurodiputada del Fidesz, partido del presidente Viktor Orbán, que su nombre ha resonado en nuestro país. ¿El motivo? Sus duras críticas en la Eurocámara a las políticas y los pactos de Pedro Sánchez. En conversación con THE OBJECTIVE, en un fluido castellano, la conservadora húngara denuncia que la Unión Europea practica «una política de doble rasero»: Bruselas «acosa» a Budapest por su Justicia, pero hace la vista gorda con la polémica renovación del Tribunal Constitucional.

«Yo empecé en mi cargo con el Gobierno de Mariano Rajoy», nos cuenta Enikő vía telemática, y lo abandonó un año antes de que se conformara el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, cuando «los socialistas llegaron al poder con partidos que se declaran contrarios a la Constitución y de extrema izquierda, como Podemos». «Desde aquel año, este Gobierno está implementando la agenda de aquellos partidos porque sin ellos no puede gobernar. Su agenda extremista se convirtió en programa de Gobierno», resume a 2.500 kilómetros de distancia. Con perspectiva.

Lo que enerva a la eurodiputada húngara son los ataques al Gobierno de Viktor Orbán por parte del Parlamento Europeo, que ha congelado 6.300 millones de euros de los Fondos de Cohesión porque considera que el país no ha avanzado lo suficiente en lucha contra la corrupción e independencia judicial. Un agravio comparativo, en su opinión, con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, cuya supresión del delito de sedición y reforma del de malversación sólo han merecido una reconvención del comisario de Justicia, Didier Reynders, que, por otro lado, celebró el modo en el que se produjo la renovación del Tribunal Constitucional.

«El Gobierno de Sánchez está atacando la independencia de la Justicia, con los nombramientos de sus compañeros como altos cargos, cambiando las reglas del juego, rebajando las penas y penetrando en la vida privada de los ciudadanos españoles», censura la representante del Fidesz en Europa, que zanja: «A Hungría y Polonia les están todo el día echando la culpa y exigiendo cosas, pero apenas dicen nada sobre lo que está pasando en España. La Comisión Europea tiene como mandato el actuar con imparcialidad, pero lamentablemente no se comporta así». 

Hungría y la UE

Hungría está en el punto de mira de la Unión Europea desde junio de 2021, cuando el Gobierno conservador aprobó una ley de protección de la infancia que prohíbe «mostrar o promocionar» la homosexualidad o el cambio de género entre los menores. La norma le valió un expediente sancionador de la Comisión que lidera Ursula von der Leyen. Pero la ruptura definitiva llegó cuando, en diciembre de 2022, la UE congeló los fondos de recuperación destinados al país con el argumento de que el Ejecutivo que lidera Viktor Orbán no garantiza la independencia judicial.

Győri Enikő resume así la polémica: «Su motivación [de la UE] es que nuestro Gobierno, con el máximo respeto a los tratados europeos de derechos fundamentales, adoptó una Constitución con valores conservadores, y especifica que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. En Hungría las familias reciben muchas subvenciones, importantes, y esto no gusta todo el mundo. Pero eso es competencia nacional. España hace cosas que no son compatibles con nuestros valores, pero nosotros no interferimos. Cuando adoptamos una red de protección de los niños, para que la educación sexual sea un derecho exclusivo de los padres, la Comisión Europea nos atacó con la excusa de ir contra la libre circulación de servicios. ¡Es una locura!».

Y abunda: «Es un tema de valores, y nadie tiene derecho a interferir. Ese es uno de los motivos por los que en este momento la Comisión Europea no nos envía los fondos que nos corresponderían. Nos impuso crear un sistema muy estricto anticorrupción, y lo aceptamos sin problema, pero en diciembre nos dijeron que no era suficiente, así que tomamos más medidas. Pero en España la pena de malversación se puede rebajar sin que los fondos corran riesgo. Hay un problema de imparcialidad: se pide demasiado de unos y nada de otros».

Győri Enikő tiene claro que lo que sucede es que el Gobierno húngaro «no está en el mainstream de lo políticamente correcto, representa valores conservadores y tiene éxito». Eso es «peligroso» para la UE porque «lanza un claro mensaje de que las cosas se pueden hacer de otra manera». También presume de economía: «Después del Covid y, sobre todo, como consecuencia de la guerra [en Ucrania] y las sanciones la situación es difícil». Pese a todo, resalta que «en 2010 el paro era del 12% y ahora, pese a todas estas crisis, está en un 3,8%».

El aborto y Vox

La eurodiputada húngara no es ajena a la polémica que se ha generado en España sobre el protocolo fantasma, anunciado por Vox, por el que la Junta de Castilla y León tomaría unas medidas provida similares a las de Hungría: «escuchar el latido fetal, ecografías en 4D y atención psicosocial». Lo del latido es un calco blando de lo fijado por decreto por Viktor Orbán el pasado mes de septiembre: «Las funciones vitales del feto deben presentarse a las pacientes de una manera claramente identificable».

«En España los medios liberales y de izquierdas sugieren que en Hungría las mujeres sufren mucho; yo puedo asegurar que vivimos en la máxima libertad», asevera Enikő, que explica cómo «en Hungría se defiende la vida desde la concepción»: «El aborto es legal hasta los tres meses, pero intentamos desincentivar a las mujeres para que no tengan que hacer eso, que es muy triste para ellas, y no está bien para su salud. Tratamos de buscar otra opción. No con prohibición, sino con más información y más opciones. Lo importante es proteger la vida, pero sin cercenar la libertad».

Por último, la representante del Fidesz no oculta su voluntad de que en 2023 la derecha llegue a Moncloa. «Los húngaros y los españoles se entienden bien. La simpatía y amistad entre países existe. Los gobiernos tienen la tarea de no hacer daño a esta relación. Estoy convencida de que con un Gobierno de derechas en España se podría hacer mucho más a nivel político, económico y cultural. Podríamos validar juntos nuestras agendas», admite. Y zanja la entrevista con un deseo: que Partido Popular y Vox «unan fuerzas para una gran victoria en las elecciones nacionales».

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