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Política

Sánchez idea un plan para que la moción de censura sirva de «pegamento» de la coalición 

Fuentes gubernamentales desvelan que el presidente «tiene prisa» de un debate que les beneficia para eclipsar al PP, contrastar con Vox y aliarse con Podemos

Sánchez idea un plan para que la moción de censura sirva de «pegamento» de la coalición 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Eduardo Parra (Europa Press)

Cuando Pedro Sánchez se dirigió a Santiago Abascal este miércoles en la sesión de control para reprocharle que no haya presentado su moción desde diciembre, ya se vislumbró la estrategia. «Con esa velocidad con la que ha presentado usted la moción de censura, habrá que reconocer que usted no es un político muy veloz, y habiéndose quitado de en medio, muy valiente no parece ser, señor Abascal». En los pasillos del Congreso, estrategas socialistas en conversación con THE OBJECTIVE se sonreían: «Tiene prisa y ganas de moción». Apenas habían pasado doce horas desde la ruptura con sus socios en la ley del sólo sí es sí y Moncloa llevaba días anticipándose a la estrategia de desviar la atención del choque con Podemos y centrarse en la siguiente pantalla.

Y esa pantalla no es otra que la moción de censura de Vox. Como adelantó este periódico, los planes inicialmente previstos son los de celebrar la moción de censura la última semana del mes de marzo, cuando se cumple un mes de su presentación en el registro, y una vez pase la intensa agenda internacional del presidente del Gobierno. En Moncloa se han producido esta semana múltiples reuniones de coordinación y agenda del Gobierno y la intención es inequívoca: que la moción de censura sirva no sólo como cortina de humo, sino de «pegamento de la coalición», en su peor momento desde la firma del acuerdo programático en enero de 2020 entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. 

El discurso de ‘autoayuda’ para la coalición

Según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, la estrategia pasa por poner el foco en las políticas sociales, que son las que fundamentan la idea de que «son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan», en palabras de la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. Pero, sobre todo, son las que permiten contrastar las políticas de la izquierda con las de la derecha y el programa de Vox con el de la coalición progresista. 

Porque el plan de Sánchez no es desacreditar a «un político veterano que no parece que comulgue con las posiciones extremistas (de Vox)», sino culpar al líder de Vox de utilizar a un exdirigente de 89 años en su propio beneficio y sin compartir siquiera un programa político, que es donde el presidente Sánchez quiere poner el foco. Es decir, dividir al Parlamento en dos alternativas: el gobierno de coalición progresista que trae derechos o las derechas que los recortan. Una especie de discurso de autoayuda para la coalición, a cuya tropa pretende insuflar moral e incluso convencerles de las bondades de continuar unidos

Más rupturas de la unidad de voto

En una entrevista en RNE, la propia Montero aseguró: «Finalizaremos la legislatura juntos. No tengo ninguna duda y es el deseo que tenemos todos y es lo que se percibe en el día a día porque estamos trabajando en otras leyes y otras medidas». La realidad del día a día es bien distinta. Apenas unas horas después, PSOE y Podemos volvían a romper su unidad de voto en varias votaciones en el Congreso sobre el envío a Ucrania de ayuda financiera y militar, como los tanques Leopard y más armamento, que solicitaba en una iniciativa el Grupo Popular y ha salido adelante gracias al voto del Partido Socialista. 

Iniciativa del Grupo Popular sobre el envío de armamento a Ucrania.

Podemos también rechazó el apoyo a «todos los esfuerzos impulsados por los aliados a través de la UE y de la OTAN para que Ucrania recupere sus fronteras internacionales reconocidas en 2014», un punto en el que el PSOE votó a favor. También votaron divididos en relación a la solicitud de explicaciones del Gobierno al pedir que comparezca en el Parlamento ante cualquier eventual cambio en el número de efectivos de las misiones desplegadas en la frontera con Rusia o ante el envío de nuevas capacidades con el escudo anitimisiles Nassam.

«Estaba amortizado»

Fuentes de PSOE y Podemos consultadas por THE OBJECTIVE rebajan estas discrepancias de voto porque se trata de «temas amortizados en los que todos sabemos que hay una diferencia sobre el envío de armas». Sin embargo, hasta la fecha, Podemos no se había atrevido a plasmarlo en una votación. Tras fuertes enfrentamientos previos a la cumbre de la OTAN en junio, los morados se vieron obligados a aceptar el envío de armas a Ucrania, al igual que respaldaron el incremento del gasto en Defensa que consideraban casus belli, y un motivo incluso para abandonar el Gobierno de coalición. 

No ha sido hasta ahora, cuando reconocen abiertamente estar haciendo aún la digestión sobre la rentabilidad o no de seguir en el Gobierno tras la irrelevancia a la que les ha abocado el PSOE con la ley del sí es sí, cuando se han multiplicado las rupturas y divisiones en el panel de votaciones del Congreso. El martes, PSOE y Podemos también votaron separados en la ley del Parlamento balear que pretendía fijar un límite al precio de los alquileres. En Podemos se indignaron porque «el PSOE tumbó la proposición de Ley (PL) de Baleares ¡cuando votaron a favor en el Parlamento balear!».

Se acelera el alejamiento creciente de los socios y esto motiva la estrategia ideada por Pedro Sánchez de precipitar una cascada de cortinas de humo que sirvan para calmar los ánimos en el seno del Consejo de Ministros. La moción de censura de Vox será la primera parada. Un debate en el que aspiran a limar asperezas y hacer piña, previo a la remodelación del Ejecutivo, «a más tardar, a principios de abril». La crisis de Gobierno, que se limitará a la sustitución de Reyes Maroto y Carolina Darias, supondrá un reforzamiento de facto de Irene Montero y Ione Belarra tras meses de rumores sobre su salida de Moncloa. Una doble ración de pegamento para bajar los decibelios y encarar la campaña electoral del 28-M. No obstante, en Moncloa confían en que la cambiante estrategia de Podemos se alinee con la que esbozan los asesores del presidente.

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