Los intereses empresariales de Pablo Iglesias empujan a Podemos a reventar el Gobierno
Exdirigentes de Podemos y colaboradores de Yolanda Díaz creen que el Canal Red de Iglesias tendrá más oportunidad de crecer si gobiernan PP y Vox
El exlíder de Podemos Pablo Iglesias, durante la presentación de su libro. | Europa Press
El Gobierno vive su crisis más grande desde el comienzo de la legislatura. Y esa desavenencia entre el sector socialista y el de Podemos coincide con el lanzamiento del nuevo canal de televisión de Pablo Iglesias, Canal Red. Son pocos en Podemos y en el sector de Yolanda Díaz, por no hablar de los socialistas, los que se creen las coincidencias. El pasado martes, Ramón Espinar, exlugarteniente de Iglesias en Madrid, lo señaló en las redes sociales: «La dirección de Podemos no quiere el acuerdo: quieren competir y ser el partido y el podcast que lideren la oposición a Feijóo y Abascal». No es el único que considera que para los intereses empresariales y comerciales del nuevo canal de Iglesias es más conveniente enfrentarse a un gobierno de derechas que a uno de izquierdas.
La cuestión preocupa sobre todo a Díaz. La ministra de Trabajo está a punto de lanzar su candidatura a las próximas elecciones generales con Sumar. Se barajan varias fechas: desde el 28 y 29 de marzo, hasta el 1 de abril. «La primavera de 2023 va a ser decisiva para el país que queremos», admitieron en la formación en un mensaje transmitido a sus simpatizantes. El problema es que en esta primavera que abre un doble ciclo electoral, además de los tradicionales actores políticos, habrá que añadir un nuevo protagonista: el Canal Red.
La relación simbiótica del Canal Red con Podemos es evidente y nadie en el partido lo desmiente. El pasado miércoles, la directora del digital La Última Hora, Dina Bousselham, confirmó la fusión entre su redacción con el nuevo canal de televisión de Iglesias. Además de ella, colaborarán los autores de Pandemia Digital, una plataforma activa en YouTube y alineada con Podemos, además de referentes de ese espacio político, como Juan Carlos Monedero.
Podemos endurece su posición en el Gobierno
De ahí que el sector de Díaz mire con preocupación a ese nuevo canal, que en su primera fase se emitirá solo por Internet. Los afines a Díaz llevan meses quejándose por el «ruido» generado por Iglesias tras su salida del Gobierno. El podcast de Iglesias, La Base, logró datos de audiencia por encima de lo esperado por parte de sus detractores, y sobre ese éxito el exlíder de Podemos ha creado la oportunidad para lanzar el Canal Red (algo que, cabe recordarlo, siempre estuvo en sus planes).
La clave reside en que a medida que Canal Red va logrando apoyos a través del crowdfunding y dibuja su parrilla, la posición de Podemos en el Gobierno de Sánchez se ha ido endureciendo. Incluso los más proclives a buscar el apaciguamiento entre los dos sectores admiten que la posibilidad de un choque definitivo está más cerca. ¿Qué significa esto? Que Podemos prepara un eje político-mediático para el último semestre de la legislatura. Las fuentes oficiales niegan que exista la posibilidad de salir del Gobierno, pero en las entrañas del partido morado, de sindicatos y del sector de Díaz nadie se atreve a descartar nada.
Así lo explican dirigentes sindicales cercanos a Sumar y a la ministra de Trabajo: «Patxi López lo ve claro y tiene razón: Iglesias ha diseñado una estrategia para reventar el gobierno. Ellos tienen la teoría que no hay nada que hacer, que la próxima será una mayoría PP-Vox. Y como no hay nada que hacer, Podemos hará una oposición dura y se hará con el espacio de la contestación, tratando además de reventar la candidatura de Yolanda, ya que su única arma es el gobierno».
Liderar el espacio de la contestación
Los afines a Díaz, por lo tanto, sostienen que en el PSOE se han encendido las alarmas. El malestar en el seno del Consejo de Ministros ha ido in crescendo desde hace meses. Muchos ministros han pedido a Sánchez las «cabezas» de la ministra de Igualdad y de la titular de Derechos Sociales, Irene Montero y Ione Belarra.
Responsables de ministerios de peso como Defensa y Economía, y últimamente Justicia, han presionado con fuerza a Sánchez para que tome una decisión y aleje a los ministros díscolos de Podemos. Los socialistas creen que sin Podemos en el Gobierno será incluso más fácil gestionar el semestre de Presidencia de la UE, que arranca en julio. Quien, en cambio, se muestra más preocupada es la vicepresidenta segunda.
Un «megáfono» para Podemos
Yolanda Díaz insiste públicamente en querer a Podemos en la ecuación de Sumar. La pregunta es: ¿hasta dónde y a qué condiciones? En Podemos circula la tesis, desvelada por THE OBJECTIVE, que apunta a que Díaz se abrió a incluir a Irene Montero como ‘número dos’ en las listas por Madrid. Esa era la primera exigencia de los morados, su línea roja. Sin embargo, según afirman las fuentes consultadas, Podemos ha empezado a exigir algo más: primarias abiertas para condicionar toda la coalición e imponer a sus dirigentes en un pacto de «coalición» que reduzca al sector errejonista y a Izquierda Unida.
En ese escenario interviene el nuevo canal de Pablo Iglesias. El exlíder morado quiere emitir una tertulia informativo-política cada mañana de 10 a 13.30 horas. Después habrá informativos y La Base de Pablo Iglesias. Es un «megáfono» que servirá para dejar claro a la militancia y activistas de Podemos cuál es la consigna de la dirección. Y todo ello sin pasar por el filtro de otros medios de comunicación o canales con los que el exlíder del partido ha entrado en colisión.
Pero lo que más angustia a los de Díaz es que el proyecto empresarial tendrá más oportunidad de crecer si gobiernan Feijóo y Abascal. Un interés comercial que serviría también a Montero para afianzar su figura en el Congreso. La paradoja de todo ello es que por primera vez los de Díaz y también el PSOE entienden que sus aliados tienen un interés objetivo en que los equilibrios políticos cambien. Montero perdería el Ministerio de Igualdad, pero afianzaría su figura política en la oposición y lograría su venganza contra Díaz. Con una humillación sería suficiente.
