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Política

La misión 'imposible' de entrar en el CNI: un nuevo agente por cada 4.000 candidatos

El servicio secreto revela por primera vez algunos detalles del «arduo y extenso» proceso de selección para captar espías

La misión ‘imposible’ de entrar en el CNI: un nuevo agente por cada 4.000 candidatos

Margarita Robles (c), escoltada en el CNI por su directora, Esperanza Casteleiro, y por el secretario general, Arturo Relanzón. | Flickr M. Defensa

Entrar en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) está al alcance de muy pocos, como en cualquier servicio secreto occidental, pero por primera vez se conocen algunos detalles del exigente cribado de selección para que una persona se convierta en trabajador o agente de La Casa, como se conoce coloquialmente a este organismo entre sus miembros.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visitó este lunes el CNI para agradecer el trabajo de los más de 3.000 hombres y mujeres que trabajan «de manera anónima» y en materias «complicadísimas y dificilísimas» para esta institución a la que se ha encomendado preservar y garantizar la seguridad de Estado, «poniendo en riesgo muchas veces su propia vida».

Junto a ella estuvieron la directora y el secretario general de los servicios secretos, Esperanza Casteleiro y Arturo Relanzón. Este último facilitó datos internos sobre el funcionamiento del personal del centro. Por ejemplo, que el 76% de personal procede de la sociedad civil, mientras que el 18% proviene de las Fuerzas Armadas y el 6% restante de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En cuanto a la distribución entre hombres y mujeres, el 66% del personal son varones y el 34% mujeres, unos guarismos que se amplían en los puestos de responsabilidad -72% de hombres y 28% de féminas-. Todos ellos ingresaron en el CNI tras un proceso de selección «muy arduo y muy extenso», en palabras de Relanzón, en el que se parte de una base de datos con «entre 3.000 y 4.000 candidatos en cada uno de los procesos de selección».

Los nuevos «centros de misión» del CNI

Este proceso inicial tiene mucho de «trabajo online» con una serie de test, advirtió Relanzón, «ya sean psicotécnicos o de capacidades cultura general», para luego pasar a la fase presencial de la selección, a la que solo llegan «entre un 6-8%» de los 4.000 candidatos, donde las entrevistas y las pruebas de capacidad son «más directas». En este punto hay que pasar reconocimientos médicos y un «contraste de seguridad» para comprobar que el potencial espía tiene un expediente limpio.

«Una vez llegados a ese punto de selección, contaríamos con entre un 2% y un 4% de personal de esa inicial base de datos», relató el número dos del CNI desde la Sala de Situación, el punto neurálgico en la sede central de los servicios secretos desde donde se siguen las crisis. Tras ello, llega el momento de decantarse por uno de los candidatos.

El CNI ha reorganizado en los últimos años su estructura, en línea con lo que han realizado otros servicios de inteligencia de países aliados. Para ello, se han creado «centros de misión» o unidades específicas adaptadas a los objetivos establecidos por el Gobierno en su directiva de Inteligencia, con el fin de optimizar su funcionamiento y resultados.

Relanzón detalló que el centro se encuentra inmerso en un proceso de transformación digital que está a punto de concluirse y que ha permitido incorporar las nuevas tecnologías al trabajo diario del CNI. En este sentido, explicó que el reto es «buscar la excelencia y potenciar la retención del talento» para llevar a cabo la misión que le atribuye el Gobierno «en favor de la seguridad del Estado».

Asimismo, hizo hincapié en que se debe «mantener un despliegue interior e internacional permanente para que no dejemos de coordinar y de mantener nuestra información viva, activa y sobre todo actualizada» para prevenir los riesgos y amenazas. Sobre el despliegue interior, en la actualidad hay 22 delegaciones, mientras que en el exterior existen un total de 72. En los primeros años de la democracia, apenas había una docena de antenas fuera de España, lo que da una idea de la expansión de las últimas décadas.

En otra parte de la presentación, el director de Inteligencia del CNI detalló los cuatro ámbitos en los que los espías están volcados en la actualidad: la inmigración ilegal, fundamentalmente las redes que trafican con personas; la lucha contraterrorista; la contrainteligencia y la contraproliferación.

Por su parte, Robles subrayó que la falta de publicidad acerca del trabajo que se lleva a cabo en el CNI por motivos de seguridad, al manejar material marcado como secreto, provoca un desconocimiento que en ocasiones lleva a conclusiones que no ponen en valor «en sus justos términos» todo lo que allí se hace.

«Vivimos en un país más seguro y en una sociedad más segura gracias al esfuerzo que se hace aquí», añadió la ministra antes de subrayar que «este centro no es propiedad de ningún Gobierno», sino de todos los españoles. «El inconveniente que tenemos es una garantía al mismo tiempo, porque es respetar la clasificación del secreto», puntualizó.

Mientras, Casteleiro expresó su confianza en que un mayor conocimiento sobre el «encomiable» trabajo de su personal, cuya identidad e imagen debe permanecer preservada, permita un mayor conocimiento de su labor a la sociedad. «Los servicios de inteligencia son un elemento fundamental del entramado institucional de una sociedad democrática. Contribuyen con su trabajo a la labor preventiva del Gobierno, a defender los intereses nacionales, a salvaguardar los derechos y libertades de los ciudadanos, así como su bienestar y su progreso», aseguró la directora del CNI.

La jefa de las servicios secretos destacó que el cambio y la evolución del escenario geoestratégico mundial determinan los riesgos y amenazas «hacia los que debemos volver nuestros ojos», al tiempo que aseguró que «la principal obligación de un servicio de inteligencia es conocer con el mayor grado de exactitud, las amenazas que debe combatir para disminuir la vulnerabilidad» ante ellas. «Detectar los riesgos, anticipar sus efectos y contribuir a neutralizarlos para limitar el impacto es realmente lo que constituye la razón de ser del servicio de inteligencia y a ello dedicamos todos nuestros esfuerzos», concluyó.

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