Podemos ataca a Díaz y le recuerda que era ella quien pactaba cargos y dinero «por escrito»

Hay quien habla de «karma». Se refieren a todo lo que está ocurriendo en las últimas semanas en el llamado «espacio» de Unidas Podemos. Acusaciones de traición, insultos, reproches de todo tipo, y la demostración de que la relación entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias está rota, tanto en lo personal como en lo político. Cada día se reduce el grupo de dirigentes que apuestan por un pacto para las generales, aunque sea in extremis. Y aumenta la intensidad de un conflicto que, a menudo, recupera viejas prácticas que en su día Podemos prometió eliminar.

Lo dejó claro Díaz en su reciente entrevista en La Sexta: «Sé muy bien lo que quieren los partidos políticos. Las formaciones hablan de cuánto dinero y cuántas listas y liberados, y poquito de programa». Eso es lo que está haciendo Podemos, que exige que todo tipo de acuerdo que se pueda alcanzar con Yolanda Díaz se haga «por escrito». Una práctica que en el partido morado saben perfectamente que se asemeja al «método de negociación» de la propia Díaz.

Era ella, recuerdan varias fuentes en Podemos, quien exigía siempre que lo pactado no quedase en una conversación o un apretón de manos, sino que se formalizara en un papel: «Así negociaba ella», mantienen. Díaz exigía que todo lo acordado en sus etapas anteriores se quedara «por escrito»: «Listas, portavocía, dinero a aportar y recibir«, rememoran quienes estuvieron muy cerca de la política gallega en dichas negociaciones. Como dirían en la Antigua Roma, verba volant, scripta manent.

Mareas gallegas y ‘pacto del botellín’

Díaz participó en varios acuerdos de negociación en la izquierda gallega. En general, ella siempre era partidaria de este tipo de encaje. Con las mareas gallegas, es decir, aquel movimiento que mezclaba reivindicaciones sociales con otras más autonomistas y hasta nacionalistas, Díaz trabajó para que nunca fagocitara a su partido, y que aquel experimento se quedara en una coalición. Solo así podía salvaguardar su futuro como dirigente, explican fuentes conocedoras de aquel proceso. Díaz peleó duramente para que además de descartarse que las mareas se constituyeran en partido político («eso era lo que quería Anova», recuerdan las fuentes consultadas), también quedaran claros los equilibrios de la coalición.

Lo mismo ocurrió durante el pacto del botellín entre Podemos e Izquierda Unida, recuerdan las fuentes consultadas. Entonces Díaz negoció ferozmente para mantener una portavocía en el Congreso (la del grupo gallego), y lo mismo hizo Alberto Garzón. Y una vez más, el acuerdo tuvo que pasar por escrito.

Yolanda Díaz no quería «bajo ningún concepto» que el movimiento de las mareas gallegas se constituyera y reconociera como partido también en el Congreso de los Diputados. Esa posibilidad la preocupaba y angustiaba, recuerdan las fuentes consultadas. Así que una vez más tuvo que intervenir Pablo Iglesias, quien en el pacto de Unidas Podemos permitió que se entregase al partido de Garzón y Díaz «una barbaridad de pasta para sacarlos de la ruina». Esta era una de las razones por las que Errejón estaba en contra de dicho acuerdo. Y mientras Iglesias ayudaba a IU y Díaz, dejaba que Podemos se debilitara en Galicia, además de purgar a todos los dirigentes que consideraba críticos.

Listas, primarias y ministerios

«Es lo normal», afirman las fuentes consultadas para referirse a que Podemos pida por escrito sellar todo tipo de negociación o diálogo con Díaz. El pasado lunes, por ejemplo, trascendió que los morados habían pedido a través de una carta a Díaz acudir en apoyo a sus candidatos en los mitines de la campaña del 28-M, como adelantó El Mundo. Pero no fue la única petición en este sentido. Este diario desveló que Irene Montero quiso que Díaz pusiera por escrito que sería número dos en la lista de Sumar por Madrid y también un compromiso de cara a revalidar como ministra en la próxima legislatura.

En Podemos recuerdan que esta petición es válida para todos los niveles de negociación con Sumar. La idea de que «esté escrito ante notario» sirve a los morados para asegurarse de que, si se llega a un acuerdo (algo hoy en día objetivamente muy difícil de alcanzar), el entorno de Díaz no ignore sus promesas, explican fuentes del partido.

En Podemos centran el tiro, sobre todo, en las listas electorales, pero también en el papel de dirigentes como Irene Montero y Ione Belarra, que ahora ejercen el papel de ministras, pero no tienen claro si con Sumar, y en el caso de revalidarse el Gobierno, mantendrían ese mismo cargo. El pasado lunes, Iglesias contestó directamente a la ministra de Trabajo sobre la negociación con Sumar y la distribución de cargos y fondos: «Es cargo público desde 2003, ha sido concejal, diputada regional, portavoz… y es una política profesional con mucha solvencia y cuenta con una amplia experiencia. Ha negociado dinero, listas y sillones. Esa parte es consustancial a la política y no podemos hablar a la ciudadanía como si fuese menor de edad».

Finalmente, Podemos ha lanzado la exigencia de que se celebren primarias abiertas si se llega a un acuerdo de cara a las generales. Y que también se certifique por escrito. El método, copiado de facto de cómo negociaba Díaz, es razonable y lógico, según las fuentes consultadas, aunque cuestionable desde el punto de vista de la exposición pública. Díaz, recuerdan estas fuentes, nunca declaró públicamente querer que los acuerdos se pusieron por escrito. Eran normalmente sus contrincantes quienes filtraban esa exigencia de la política de Ferrol a la prensa. Ahora, en cambio, es el propio Podemos el que lo reivindica. Una práctica sobre la que existen ciertas dudas en el propio partido morado.