Sánchez se suma a los que sospechan del plan oculto de Iglesias: «Quiere reventar la coalición»
El presidente del Gobierno entiende que Podemos está cada vez más alejado del Ejecutivo y que plantea una estrategia a partir de su caída
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene cada vez más claro que el planteamiento político de medio y largo plazo de Podemos pasa por hacer caer la coalición y afrontar un nuevo ciclo desde la oposición. La reflexión política que debaten los estrategas (los que quedan) en la formación de Irene Montero y Pablo Iglesias aborda una ecuación en la que si las cosas van mal a la coalición, para los morados el resultado de la operación no sería negativa. Montero se puede crecer con el papel de opositora en el Congreso si gobierna la derecha, y ese contexto político sería el más rentable para la televisión de Iglesias.
Incluso Sánchez, según explican fuentes de Podemos, se habría hecho con esa idea. «Está diciendo que no puede con Pablo, que sabe que quiere reventar la coalición, y que todavía está marcando la agenda política», explican desde el partido morado para confirmar la tesis de una ruptura cada vez más profunda con los socialistas.
Las fuentes moradas consultadas sostienen que el presidente del Gobierno ha afirmado a personas de su confianza ese temor. Se apoyan en un flujo de comentarios e informaciones que pasa de personas activas en la Moncloa a otros miembros del Gobierno, y también de otros altos cargos que han salido de las salas nobles del palacete presidencial, pero que mantienen ahí contactos y gargantas profundas.
Mala experiencia en el Gobierno
Podemos no tiene presencia directa en el complejo presidencial, pero llega a él a través de algunos emisarios y miembros del equipo gubernamental que prepara su estrategia. Nadie quiere hablar con claridad de nombres y apellidos, pero no es difícil imaginar a quién se refieren dichas fuentes. Son figuras de renombres de los primeros gobiernos de Sánchez, que ahora han salido de él pero que mantienen una buena relación con Iglesias.
Y estas fuentes describen la mala relación personal entre Iglesias y el líder del ejecutivo. Su paso por el Gobierno no fue satisfactorio. «Iglesias pensaba poder controlar e influir más de lo que pudo», resumen las fuentes consultadas que hablan de situaciones complicadas en los consejos de ministros, de aislamiento ministerial, de una relación personal que nunca cuajó entre los dos políticos.
El pasado siempre está presente. También en el lado de Sánchez. El líder del PSOE no olvida que Iglesias quiso convertirle en un cadáver político, y que el pacto del abrazo fue instrumental para ambos. Y en todo ello ahora actúa también Yolanda Díaz, una política a la que Iglesias ha tachado de traidora y que quiere debilitar.
Demasiado influencia pública de Iglesias
Una de las claves sobre el actual escenario político atañe a la capacidad que tiene Iglesias de influir en el debate político. Esto es, según las fuentes consultadas, lo que más está preocupando al presidente Sánchez. Son suficientes sus intervenciones del lunes para lograr que el agora mediática debata sobre un marco que a menudo decide o condiciona Iglesias. Los morados creen que Sánchez y sus colaboradores han intentado silenciar al ex vicepresidente, pero de momento están fracasando. De ahí la reivindicación pública del «ruido» como eje de una vocación política rupturista que Podemos quiere recuperar.
El plan de aniquilación de Podemos a través de Sumar y Díaz despierta, por otro lado, algunas dudas incluso en el bando socialista del gobierno. La sensación de que los morados resisten más de lo debido circula en los ministerios socialistas, aunque lo cierto es que existen muchas incógnitas sobre ese postulado. Como adelantó este diario, por la volatilidad de las encuestas. Y más concretamente por las incógnitas sobre la fidelidad del electorado de Podemos. Es un punto clave y lo que más angustia a la cúpula morada. ¿Votarán los electores de 2019 otra vez a Podemos, o se decantarán por los aliados de Yolanda Díaz? Este es el quid del problema.
El win win de Podemos
Pero el hecho de que Sánchez -al igual que algunos ilustres exdirigentes de Podemos- empieza a analizar seriamente la posibilidad de que Podemos trabaja para «reventar» el Ejecutivo obliga a entrar en una dinámica de desconfianza mutua entre los socios de gobierno que difícilmente se resolverá a medida que se acerquen los comicios generales. Este es el planteamiento, por lo menos, que tienen en Podemos, donde también recuerdan que, además de los intereses políticos y comerciales, existen dinámicas muy personales a la base de las decisiones de sus líderes.
Iglesias entendió que Sánchez, además de orillarle en el Gobierno, quiso acabar con su trayectoria personal. Y no es un dirigente dispuesto a poner la otra mejilla. De ahí que dibuje un futuro abierto a dos opciones. La primera prevé una victoria de la derecha en los próximos comicios generales, que permitiría a su canal de televisión consolidarse y a Montero seguir dando la batalla a Yolanda Díaz en el Congreso para acabar definitivamente con ella.
La segunda pasa por, tal y como reconocen fuentes ministeriales socialistas, afianzar una alianza estratégica con ERC y Bildu para que si Sánchez se confirma en la Moncloa obligarle a «pasar por caja» cada vez que quiera aprobar algo. Ese peculiar enfoque antisanchista de Iglesias es lo que en el partido morado califican de «win win». Es decir, un planteamiento que vería a los morados como ganadores parciales de un nuevo ciclo político al que tanto Iglesias como Irene Montero están dispuesto a abordar, aunque eso implique «reventar» el actual gobierno de coalición.