Rocío de Meer, la diputada de Vox a la que Sumar ni mira: «Sufrimos un 'apartheid' político»
La representante de los de Abascal denuncia una «doble vara de medir»: «Si hubiese sido al revés sería violencia política»
Rocío de Meer, diputada de Vox, interviene desde la tribuna del Congreso. | María Ortiz de Solórzano/VOX
Rocío de Meer (33 años) es, pese a su juventud, una de las representantes de Vox con «las espaldas más anchas». Quizá la conocen por ser la diputada de la sangre en la ceja, cuando la extrema izquierda abertzale le lanzó una piedra en un mitin del partido en Sestao (Vizcaya) -una agresión que Pablo Echenique tildó de «montaje» con «ketchup»-. O quizá la han conocido después de que el candidato de Sumar por Sevilla se negase a mirarla en el debate organizado por Canal Sur.
De estos episodios ha extraído una lección: «En Vox sufrimos un apartheid político espectacular». El último, decíamos, lo sufrió este martes, cuando Francisco Sierra se negó a mirarla mientras esta le recriminaba que desde el Ministerio de Igualdad se hubiese «dilapidado dinero público en hacer estudios sobre la masturbación y el género no binario». «Señor Sierra, lleva todo el debate sin mirarme. ¿Usted no es del partido de las mujeres, el partido feminista? ¿Por qué no me mira a la cara», preguntó De Meer al representante de Sumar, que continuó dándole la espalda.
En conversación con THE OBJECTIVE, esta abogada de profesión relata los entresijos de este «numerito»: «Yo no conocía de antes a esta persona [Francisco Sierra], así que me acerqué a saludarle antes del debate, porque la cortesía está por encima de la división política. Luego se enfadó porque le interrumpí, pero entiendo que era un debate, no un monólogo». Desconcertada por lo sucedido -«luego me enteré de que era Catedrático de Comunicación, lo que me parece surrealista», admite-, tiene claro qué hubiese pasado si se hubiesen invertido las tornas. Esto es, si fuese un representante de Vox quien hubiese actuado así ante una mujer de izquierdas.
«¡Estarían todos condenando la violencia política!», asevera. Y es que tiene claro que existe una «doble vara de medir» que sufren en Vox «todos los días», pero con la diferencia de que «nosotros no lloramos». Ser mujer tampoco exime de recibir ataques en la formación que preside Santiago Abascal, ya que De Meer afirma que «en las Comisiones de Igualdad nos han llamado de todo». «No es que no seamos mujeres, es que ni siquiera somos personas, nos deshumanizan», denuncia.
-¿Le había pasado antes que un rival político se negara a un diálogo con usted?
-No. En el Congreso debates con los de Podemos y lo normal es que sea recíproco. Nos insultan delante y detrás de las cámaras, pero lo que sucedió en Canal Sur no me había sucedido nunca, y menos en un debate. Fue un numerito de muy mala educación. Viene del partido de «las mujeres» y no me mira a la cara; habla durante todo el debate de diálogo, de educación, de crispación, y luego me deshumaniza.
Esto lleva a la siguiente pregunta: ¿es más machista un político de izquierdas o uno de derechas? «Ya lo dijo Yolanda Díaz, que los hombres de izquierdas son un peñazo», recuerda la representante de Vox, que aporta una teoría: «Hemos escuchado discursos delirantes de algunas representantes de Podemos y ERC sobre la igualdad y el machismo. Y nosotras, las de Vox, pensamos: ¿Qué hombres habrán tenido en sus vidas? Las mujeres de Vox tenemos hombres estupendos alrededor».
Así lo atestigua la vida personal de esta madrileña de nacimiento y almeriense de adopción, casada desde hace siete años con un militar con el que acaba de tener a su tercer hijo. «Es niño. Bueno, eso creo… Todavía no le hemos preguntado», bromea. En caso de volver al Congreso de los Diputados el próximo 23 de julio, se volcará con la maternidad y la conciliación: «Las mujeres tenemos muchos problemas para ser madres que las instituciones no han solucionado. ¿Cómo vamos a mantener la lactancia durante el primer año con ocho horas de trabajo?».
