THE OBJECTIVE
Entrevista

Macarena Olona: «El dinero que se destina a las políticas de género debería ir a criminólogos»

La presidenta de Caminando Juntos no dejará la política si fracasa el próximo 23-J: «Hemos venido para quedarnos»

Macarena Olona: «El dinero que se destina a las políticas de género debería ir a criminólogos»

La presidenta de Caminando Juntos, Macarena Olona. | EP

Macarena Olona (Alicante, 1979) anda con el pie izquierdo y el derecho. La presidenta de Caminando Juntos ha preparado un programa electoral que, tal y como blasona, aglutina medidas tradicionalmente consideradas de izquierdas y otras de derechas. Lo hace porque «para caminar hay que hacerlo con equilibrio». Y así es que habla de violencia machista, pero no de género; propone un referéndum para elegir el modelo de Estado, pero descarta uno para la autodeterminación de Cataluña; carga contra el «radicalismo» de Vox, pero también contra las «barbaridades» que proponen Podemos y Sumar.

Este totum revolutum le ha merecido la etiqueta de «veleta» entre los críticos. Una acusación que también se lanzaba contra Ciudadanos, partido cuyo electorado espera fagocitar. No se dice liberal porque rehúye de las etiquetas. Tampoco le gusta eso del «centro». Dice que su nuevo partido aspira a representar a los «desahuciados»: prostitutas, gitanos, padres discriminados por las políticas de género, etc.

La nueva Macarena dice haber salido de la «trinchera del odio» en la que estaba atrapada para traer políticas «efectivas» pergeñadas desde el «sentido común». Admite que será difícil recalar en el Congreso de los Diputados el próximo 23 de julio, pero afirmar que el camino ya ha merecido la pena. Y avisa: ha venido para quedarse.

¿Cómo se definiría políticamente?

Resistente.

Su programa y sus consignas se aproximan mucho a lo que se entiende por liberalismo. 

En política se dice que te etiquetas o te etiquetan. Hay sectores empeñados en encasillarnos en el centro, pero eso es incorrecto. Hablamos con hechos, no con teorías. En nuestra estructura tenemos vicepresidencia derecha e izquierda, y en nuestro programa hay medidas que tradicionalmente ha defendido la derecha, como la defensa de la integridad territorial de España, y otras que ha defendido la izquierda, como blindar constitucionalmente las pensiones públicas dignas. El logo tiene un zapato rojo y otro azul porque para caminar hay que hacerlo con equilibrio, con los dos pies.

¿Se arrepiente de su paso por Vox?

No. Me siento muy afortunada de cómo ocurrió todo. Todo eso fue necesario para que yo hoy esté aquí, como presidenta de un partido nacional. Esto es consecuencia de mi recorrido personal. No me arrepiento, no cancelo mi pasado. No sería hoy quien soy sin ese pasado. Estoy orgullosa de ofrecer coherencia a los españoles ahora que vuelvo a la política: si hubiese querido que todo siguiese igual no me hubiese ido de Vox, pero como tengo la luz pagada me aparté de un proyecto que no me representaba ideológica ni políticamente. Yo estoy con los españoles desde el Camino de Santiago. 

¿Por qué ha decidido volver a la política y no reincorporarse a su trabajo?

La decisión la tomé la tarde en la que el presidente Sánchez convocó la elecciones anticipadas. La idea de un partido no existía antes de ese lunes. Ayer por fin conseguimos abrir una cuenta corriente en el banco. La dificultad de montar un partido en España es extraordinaria. A dos meses vista es una gesta casi imposible, pero que nadie se piense que si el 23-J no obtenemos representación parlamentaria, que es lo que vaticinan todas las encuestas y los consultores políticos, nos iremos a casa. Iremos a Murcia, a las elecciones europeas… Hemos venido para quedarnos. 

Estamos convencidos de que esa decisión, y la carrera que llevamos recorriendo a contrarreloj vale la pena. No habernos presentado el 23-J sería el verdadero fracaso. Creemos que es necesaria una alternativa, especialmente después de la desaparición de Ciudadanos. Estamos convencidos de que, aunque el presidente será Feijóo o Sánchez, es malo para los españoles que el bipartidismo se vuelva a quedar solo en una habitación oscura. Necesita de alguien que lo vigile.

«Vox ha purgado de sus listas al Congreso y al Senado a todo aquel que pueda suponer un obstáculo al ala ultra»

Tras abandonar la formación que preside Santiago Abascal, ha hablado de una «deriva tóxica», de un partido que cada vez se dirige a una esquina «más estrecha». Hay quien dice que el sector falangista se ha impuesto al sector liberal.

Es una realidad que existen dos almas, una más ultra y otra más liberal, no solo en lo económico. Se cesa a Víctor González de la vicepresidencia cuando se le identifica como la fuente que filtra a Jesús Cacho una de las disputas entre las dos almas. El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se reunió en el Congreso por primera vez para su cese y el de Javier Ortega Smith. También porque El Español publicó la presunta utilización de Vox de las bases de datos de la Policía de manera ilegal para investigar a las corrientes no oficiales del partido en Badajoz. 

Esa lucha entre corrientes existía cuando yo estaba dentro. Yo lo dije en septiembre: no soy el problema de Vox. Y el tiempo me ha dado la razón. La deriva tóxica de Vox no es de ahora. Yo me marcho cuando me doy cuenta de que dejé de tener influencia frente al ala ultra, que no me representa. En el Congreso de los Diputados logré imponerme, pero cuando me llevan a Andalucía dejé de tener influencia. Lo que ha pasado ahora con las listas al Congreso y al Senado es una purga de todo aquel que pueda suponer un obstáculo al ala ultra.

¿Qué cree que aporta Caminando Juntos al panorama político? ¿Qué lo diferencia del resto de partidos?

Todo. Yo voy tomando el pulso en redes sociales, en la calle, para conocer la opinión que la gente tiene del programa y hay quien percibe tintes conservadores, progresistas, liberales… Todos tienen razón. Hemos superado las ideologías para centrarnos en las ideas. Las 17 medidas que planteamos en el programa son para poner la vida de la gente corriente en el centro de la vida política. Caminando Juntos se dirige a los desahuciados por el sistema. En nuestras candidaturas van vecinos de barrios humildes, de los cinturones rojos.

El referéndum para elegir entre monarquía y república que anunció en TVE finalmente no figura en el programa electoral, ¿ha decidido retirar la propuesta?

Los 17 puntos se irán concretando. El punto número dos habla de la libertad del individuo en un sentido muy amplio. La libertad es también para expresarse, y alguien tiene que devolver la palabra al pueblo. Dicho esto, no es una necesidad urgente del pueblo, pero sí está encima de la mesa. Hay que abordar este asunto políticamente, y lo dice una persona monárquica que votaría a favor de la Monarquía, pero lo importante es legitimar las instituciones. Hay gente tanto en la izquierda como en la derecha que está a favor del referéndum.

¿Y se plantea un referéndum de autodeterminación?

La defensa de la unidad de España está en mi ADN. Tengo una hemeroteca que me permite decirlo. 

«El movimiento feminista actual es excluyente y está alejado de las mujeres de la calle»

El enclave que escogió para la apertura de la campaña, un prostíbulo, fue toda una declaración de intenciones: usted se ha volcado en la regulación de la prostitución. ¿Es el feminismo hipócrita con las prostitutas, como denunció en THE OBJECTIVE la ‘madame’ Susana Pastor, su candidata por Valencia?

Absolutamente. Nosotros llevamos como medida específica promover la igualdad entre hombres y mujeres desde un feminismo no excluyente. Yo soy feminista. El movimiento ha sido necesario para que yo pueda votar, para que yo pueda ser diputada y para que yo pueda ejercer el comercio sin la autorización de mi marido, que es algo que no se podía hacer hasta 1975. Pero la deriva actual del movimiento feminista es excluyente y está alejado de las mujeres de la calle.

No le representa el feminismo actual.

El feminismo nunca ha sido una lucha de sexos, sino por la igualdad. Y esta lucha la han librado mujeres y hombres que nos han dado la mano hasta elevarnos al plano de la igualdad jurídica. Hay que retornar a esa idea de lucha por la igualdad, pero no desde el enfrentamiento ni la ira. Y hay que abandonar debates absurdos con tintes sectarios. Pienso en la intervención de la secretaria de Estado de Igualdad [Ángela Rodríguez ‘Pam’] criticando que las mujeres preferían la penetración a la masturbación, o en la campaña para que hablemos del sexo con la menstruación, o de las mujeres mayores de 60 años teniendo orgasmos. ¡Como si las mujeres mayores de 6o no tenían orgasmos hasta que han llegado ellas!

¿Suprimiría el Ministerio de igualdad?

Lo que no surpimiría son las políticas de igualdad, eso lo tengo clarísimo. Pero el Ministerio sí porque es un ministerio de discriminación al varón.

¿Ese feminismo «inclusivo» y no «excluyente» que defiende incluye a las mujeres trans?

La actual división del movimiento se vio el pasado 8 de marzo, cuando en Madrid se produjeron dos manifestaciones separadas, con enfrentamientos entre ellas. Hemos llegado al absurdo de que nadie es capaz de responder a qué es una mujer y qué es un hombre. En Caminando Juntos defendemos luchar contra la violencia machista promoviendo un pacto de Estado contra los negacionistas.

«La violencia no tiene género, pero sí hay violencia machista»

Usted habla de «violencia machista», y no de «violencia de género». ¿Por qué?

Son conceptos distintos. Lo dijo Podemos, que está en ese debate, y lo dijo la RAE en un durísimo informe previo a la Ley Integral de Violencia de Género de 2004. En este advertía de que es incorrecto trasladar al castellano el término anglosajón gender, que no tiene nada que ver con el contenido español de la violencia machista. La violencia no tiene género: un hombre no mata a una mujer porque sea mujer. La criminología explica que el asesino que mata a su mujer tiene un comportamiento impecable con el resto de mujeres, de hecho. Sí que hay ocasiones puntuales en las que el asesino lo hace porque es un hijo de puta machista que cree que la vida de su mujer le pertenece, hasta el punto de que puede disponer de ella. Pero no siempre que ocurre un asesinato de una mujer a manos de un hombre se puede hablar de violencia machista.

La legislación actual dice que todo asesinato de una mujer a manos de un hombre es violencia de género. Esto supone la criminalización del 50% de la población y el fin de la presunción de inocencia del hombre. Con una denuncia se aplica un protocolo automático, que se suele iniciar el viernes, por el que el hombre pasa el fin de semana en el calabozo y el lunes pasa a disposición judicial. Además, es una ley ineficaz. El número de asesinadas no desciende. Alguien tiene que poner sentido común, eliminar la ideología y reconsiderar esta ley. Nunca ha existido un volumen de inversión de recursos públicos como el que existe ahora en igualdad, pero la situación no mejora.

¿Qué propone?

El dinero que se destina a las políticas de género podría destinarse a criminólogos. Además, el problema es que el dinero no llega a las afectadas. La falta de control de dinero público es el problema fundamental de la industria de género. Yo recurrí la ley Rhodes en el punto que reforma el Código Civil (los artículos 92 y 94) para establecer la obligación de los jueces de suspender el régimen de custodia y visitas de los hijos menores por una simple denuncia de violencia de género. Es una barbaridad desde el punto de vista del interés del menor, que debe prevalecer siempre.

Pero es que además en septiembre la Conferencia Sectorial de Igualdad aprobó una norma administrativa por cuya virtud se amplía hasta el infinito la condición de víctima de género. Entre los supuestos para ser considerada víctima está el caso de que exista una sentencia penal absolutoria del presunto maltratador. Si se amplía hasta el infinito la condición de víctima de violencia de género, y se permite que la declaración sea hecha por los servicios sociales, el dinero no llega a las verdaderas víctimas. No es un fallo del sistema, es que el sistema es el fallo. Una mujer mala puede usar el sistema para hacerle la vida imposible al progenitor.

Quería preguntarle también por Yolanda Díaz. Usted ha pasado de referirse a ella como ministra comunista en el Congreso de los Diputados, donde fue su azote, a publicar fotos en Twitter besándose.

He salido de una trinchera de odio. Y no me refiero sólo a Vox, sino al Congreso de los Diputados. Esto me ha permitido tener una actitud hacia Yolanda Díaz más empática. Estos meses hemos visto como Pablo Iglesias intentaba impedir su camino tutelándola, intentaba impedir que asumiera el liderazgo de Podemos, ahora Sumar, si no estaba él moviendo los hilos. Tiene una concepción del liderazgo misógina. Eso me hizo empatizar como mujer y como líder política.

«Vox se dedicó, a través de sus satélites mediáticos, a difundir la idea de que yo me iba a integrar en Sumar; eso minó mi credibilidad»

¿Se siente identificada con ella?

Con ella y con cualquier mujer que ejerza un liderazgo femenino. Yo sufrí acoso de Vox cuando, a través de sus satélites mediáticos, se dedicaron a difundir la idea de que yo me iba a integrar en Sumar. Eso minó mi credibilidad ante determinado electorado.

¿Y qué opina de Sumar como movimiento político?

Me merece todo el respeto democrático, pero hay una diferencia sustancial con mi partido. En Sumar hemos visto una guerra de la izquierda por los sillones. No hay diferencia programática con Podemos. Sólo ha habido una guerra canina por los sillones y Yolanda Díaz se ha cargado a quienes le estorbaban, como hizo en Galicia hasta llegar a ser vicepresidenta. Nadie ha explicado por qué han acuchillado y vetado a Irene Montero. ¿Eso es sororidad? Esa izquierda que piensa en los sillones ha decepcionado a su electorado y por eso vemos el auge de Vox en los cinturones rojos. Se sienten traicionados. Caminando Juntos integra a personas que provienen de Podemos, Más Madrid, PSOE, Cs, Vox, PP y personas sin vinculación política previa. Sin guerras de sillones.

¿Qué será del futuro de Macarena Olona si no logra llegar al Congreso?

Lo mejor está por llegar. No me cabe la menor duda. Echo la vista atrás y es vertiginoso lo que ha sido mi vida en este último año. Cuando me marché en julio de Vox besé la lona, pero el cariño de los españoles me ayudó a recordar quién era yo y cuál era mi objetivo: estar al lado de los españoles. 

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