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Política

Arrecian las críticas en el PSOE contra sus negociadores por el «descontrol» y el «ridículo»

Conmoción en el PSOE por el cierre de las sedes: «Que cierren el acuerdo, pero que nos dejen vivir»

Arrecian las críticas en el PSOE contra sus negociadores por el «descontrol» y el «ridículo»

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, visita la sede de Ferraz para reunirse con sus trabajadores. | Flickr PSOE

El PSOE publicitó este miércoles una foto insólita de su secretario general. En un posado jamás visto anteriormente, el líder del partido, Pedro Sánchez, visitaba las dependencias de Ferraz para reunirse con los trabajadores de la sede del partido, a quienes mostró su «indignación ante la violencia que se esta utilizando y asegurarles que no conseguirán amedrentar a los socialistas». Según ha podido saber THE OBJECTIVE, fue el propio Sánchez quien tomó personalmente la decisión de acudir a Ferraz -con su Secretario de organización, Santos Cerdán, y su director de Comunicación, Ion Antolín, ausentes en Bruselas-, para dar cariño a su militancia tras los ataques a sus sedes y manifestaciones contra la amnistía.

Visita de Pedro Sánchez a los trabajadores de Ferraz este miércoles. | Flickr PSOE

Al filo de las 19.00 horas se produjo el segundo gesto inusual en el mismo día. La segunda carta a la militancia que envía Pedro Sánchez en apenas diez días, después de que la semana pasada remitiera un escrito para animar a la participación en la consulta a las bases para validar el acuerdo PSOE-Sumar. La misiva enviada este miércoles no sólo perseguía trasladar su apoyo y solidaridad a los afiliados en un momento especialmente delicado, sino garantizarles el éxito de su investidura: «Estoy convencido de que lo haremos posible». Dos hechos especialmente relevantes que sólo pueden ser interpretados como un intento por mantener prietas las filas de la organización que ya ha empezado a acusar un profundo desgaste y desánimo por el devenir de la negociación. 

A poco más de dos semanas de que expire el plazo para la disolución de las Cortes, el PSOE se sume en la desesperación y el enfado por una negociación que consideran «humillante para el partido», porque es el expresident, Carles Puigdemont, quien marca la pauta frente a los negociadores del PSOE, que permanecen en Bruselas a la espera de sus designios. Fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE consideran que «estamos haciendo el ridículo» y que la situación está «fuera de control» de la cúpula socialista.

Reunión del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con Carles Puigdemont en Bruselas el pasado 30 de octubre. | Flickr PSOE

La «sumisión» de Cerdán en Bruselas

Un descrédito del papel de los negociadores que concentra sus reproches en el papel del secretario de Organización, Santos Cerdán, por la «sumisión» de su posición respecto a la de un fugado de la justicia española. El hecho de que el número tres del PSOE se haya afincado temporalmente a la capital comunitaria desde hace tres días, sin haber conseguido una nueva reunión con el expresident, genera indignación internamente en el PSOE tras «la humillación de la foto de la semana pasada». 

Una indignación creciente por la ausencia del responsable de la organización del PSOE en un momento especialmente sensible, con los ataques a sedes socialistas, cuyo cierre tuvo que ordenar Cerdán desde Bruselas por carta a las agrupaciones socialistas.

Las fuentes socialistas consultadas hablan de «conmoción interna» por el cierre de las sedes en la tarde del martes, por el temor a nuevos altercados. «Hay muy mal clima. Han empezado a cuestionar al equipo negociador y hasta al presidente. Da la sensación de que nos están tomando el pelo y de que todo está perdido». 

«Que se haga, pero que nos dejen vivir»

Las protestas que se desarrollan en las calles han calado profundamente en el ánimo de un partido que empieza a perder la paciencia: «Que se haga ya o no se haga», dicen cargos territoriales. «Si tienen que gobernar, que gobiernen, pero que nos dejen vivir», sostienen otros, que se dicen víctimas de una situación de radicalización y crecimiento de la violencia. «A quienes nos insultan es a nosotros. Los que tememos que nos ataquen un día en la sede somos nosotros», denuncian frente al blindaje y el aislamiento de la cúpula del Gobierno y el partido. 

Existe un sentimiento de que el acuerdo está «empantanado», y va en consonancia con el temor de que «O se lleva a cabo, o estamos muertos» ante una repetición electoral el 14 de enero. Por este motivo, la militancia del PSOE admite haber votado la consulta con la nariz tapada, a sabiendas de que la amnistía estaba implícita: «Votamos hasta lo que no queríamos haber votado», en referencia a la consulta a la militancia, con el único objetivo de que la formación de un gobierno que eche a andar cuanto antes les permita pasar pagina y olvidarse rápidamente de una amnistía que muchos no comparten. Y, por ello, el temor y el desánimo se entremezclan, pero el primer sentimiento pesa más que el segundo. 

Tanto Ferraz como Moncloa se sitúan de espaldas a esta ola de pesimismo y confían en que habrá acuerdo, aunque admiten ahora que será «como pronto, la semana que viene». Pero sin descartar que Puigdemont lo lleve hasta el «último minuto». Pero restan importancia a la perdida temporal de la fe en los negociadores porque «hay una voluntad inequívoca de llegar a un acuerdo».

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