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Montero se despide de Igualdad pero pone deberes al PSOE: «Queda mucho por hacer»

La ministra admite que «no hemos llegado a todo» e insta a los socialistas a aprobar la ley de trata y la ley antirracista

Montero se despide de Igualdad pero pone deberes al PSOE: «Queda mucho por hacer»

La ministra en funciones de Igualdad, Irene Montero (c), junto a la líder de Podemos y ministra en funciones de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), durante su última Conferencia Política. | EFE

Irene Montero ya ha renunciado a repetir al frente del Ministerio de Igualdad esta legislatura. Así lo evidenció en el acto Algo habremos hecho celebrado este martes por la tarde, en el que sacó pecho por sus cuatro años al frente del gabinete y puso deberes al PSOE, que ha convenido con Sumar dejar a Unidas Podemos sin presencia en el futuro Gobierno de coalición. «Queda mucho por hacer», sentenció una Montero consolada por las prebostes de Igualdad.

Concretamente, la dirigente morada preconizó la necesidad de tres leyes concebidas por ella misma: la ley de trata, que quedó sin aprobar la pasada legislatura tras el escarnio por el caso Tito Berni, la ley antirracista (ya redactada y dispuesta para ser presentada) y una reforma de la ley de extranjería, además de un compromiso firme con las «personas no binarias» para que «sepan que hay alguien en las instituciones que sabe que existen y sus derechos tienen que ser reconocidos».

La victimización fue el hilo conductor de un acto en el que Montero comenzó argumentando que «algo habremos hecho», en un juego de palabras con el título, «cuando a las mujeres feministas se nos ha intentando atacar, cuestionar, culpabilizar y castigar por la conquista de derechos», aunque «en cuatro años se han transformado muchas cosas» hasta que «España es hoy otro país» a pesar del «gran coste político», las «feroces resistencias» y la «ofensiva reaccionaria».

La ministra de Igualdad señaló que deja como legado la cuarta posición en el Índice de Igualdad de Género 2023 elaborado por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), pero obvió convenientemente que España ha caído 22 puestos en en el Índice de Mujeres, Paz y Seguridad, que elabora la Universidad de Georgetown en colaboración con ONU Mujeres, desde que ella dirige el Ministerio de Igualdad.

Para más inri, defendió su polémica ley del sólo sí es sí y trans, y lanzó pullas a PSOE y Sumar cuando lamentó que «tantos sectores progresistas hayan comprado el relato reaccionario sobre el consentimiento», cuando al mismo tiempo han visto «con claridad la ofensiva reaccionaria desde el poder político, mediático y judicial cuando se trataba de la amnistía». «¿Por qué en este país se puede hablar con claridad de derecha judicial, pero a las feministas se nos castiga por hablar de justicia patriarcal o de machismo en el sistema de justicia?», se preguntó.

Su discurso cobró especial relevancia por el contexto en el que se produjo. Arrinconada. Defenestrada por quienes fueran sus socios de coalición, que no quieren que repitan frente de un Ministerio que el PSOE ambiciona de cara a volver a enarbolar la bandera del feminismo. Andrea Fernández podría ser su relevo.

Sin ‘Pam’ ni Rosell

Los socialistas y sumaritas tampoco quieren saber nada de Ángela Rodríguez Pam ni de Victoria Rosell, a quienes consideran quemadas por su gestión en el departamento, aunque estarían dispuestos a ceder a los morados la Secretaría de Estado a un perfil más aseado. Estas dos fueron, precisamente, las otras protagonistas de una jornada que tuvo cierto sabor a despedida.

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Pam, criticó el «castigo ejemplarizante» recibido, que atribuyó con que han sido «un equipo de mujeres haciendo política y eso es algo que aún hay gente que no puede soportar».

Deberes al PSOE

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, por su parte, también se refirió a la ley del sólo sí es sí, y criticó que el PSOE «no aguantara ni seis meses» la «presión mediática y judicial» y procediera a modificar junto al PP la parte penal de la norma, cediendo al «machismo reaccionario».

Montero se despidió presumiendo de los «avances feministas» que, en su argumentario, se han impulsado con ella al frente. Entre ellas, la ley del sólo sí es sí que puso «el consentimiento en el centro» o la ley trans que reconoció «el derecho a la autodeterminación de género». Pero como «quedan muchas cosas por hacer» puso deberes al PSOE, como la ley contra la trata, la ley antirracista, el reconocimiento de las personas no binarias o la regularización de las personas migrantes en situación administrativa irregular. «Nosotras no hemos llegado a todo», admitió. Sus compañeras aplaudían, alguna de ellas entre lágrimas.

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