Podemos insta a Garzón a vengarse de Díaz y contar toda la verdad sobre su salida de IU
Los morados creen que el coordinador de IU cayó en una trampa de Díaz y Enrique Santiago y le sugieren que se vengue
Podemos cree que el caso Acento, con el fichaje frustrado de Alberto Garzón, representa una oportunidad para conocer todos los detalles de la salida de Yolanda Díaz de Izquierda Unida a finales de 2019. Para Podemos todo el asunto se puede resumir en una «trampa» en la que cayó el exlíder de IU. Los autores de dicha trampa son, según los morados, Yolanda Díaz, con el visto bueno de Enrique Santiago y posiblemente Sira Rego, ambos aspirantes a ocupar el cargo que Garzón deja libre en IU. La tesis que circula en el partido morado es que Garzón actuó con ingenuidad tras recibir la oferta de la consultora de Pepe Blanco, una de las entidades que en la iconografía tanto de IU como de Podemos representa algo así como el emblema de las relaciones menos honradas entre política y economía.
Según ha podido saber este diario de fuentes de Izquierda Unida, Garzón no aceptó la oferta de la consultora Acento sin antes avisar a Yolanda Díaz y a los principales dirigentes de su partido. La respuesta que obtuvo fue positiva. Así que se decantó por dar el paso, aunque su primera «salida digna» (lleva tiempo pidiéndola a su partido, tal y como informó este diario) era la de la universidad. En menos de 24 horas Garzón recibió todo tipo de críticas. Los morados no perdieron tiempo en acusarle que entregarse al capital, y reivindicaron su factor diferencial (la «coherencia») para atacar a Sumar. Pero resultó también «atronador» el «silencio» de todos aquellos –desde Díaz hasta Santiago– que podían defenderle, sabiendo además las circunstancias personales por las que Garzón se planteó entrar en una consultora de lobby.
Este silencio, al igual que el ataque de Podemos, obligaron a Garzón a recular. Esta tesis, abrazada por varias fuentes en IU de diferente rango y origen territorial, y avanzada por THE OBJECTIVE, ha sido comentada también en Podemos. En el partido morado confirman que Garzón ha sido abandonado por los suyos, y que el punto de inflexión en su decisión fue el silencio de todos sus presuntos aliados. El tema de la «soledad de Garzón» rebota en las conversaciones de miembros de Podemos, a la vez que los morados instan al exlíder de IU a vengarse hacia todos aquellos que le han dejado en la estacada.
Donaciones a IU
Podemos cree que Garzón podría por fin desvelar todo lo ocurrido a finales de 2019, en el mes de septiembre de ese año, cuando Díaz rompió el carnet de su partido. Pablo Iglesias estaba luchando con toda su fuerza para convencer (¿obligar?) a Pedro Sánchez a sellar un pacto de coalición. Iglesias no planteaba un plan b: exigía entrar en el ejecutivo, mientras que Garzón amagó con la llamada opción portuguesa, es decir, un apoyo externo a Sánchez sin que Unidas Podemos entrara en el Gobierno.
Hasta ahora, siempre se ha comentado, en las crónicas periodísticas y los libros sobre la política gallega, que a diferencia de Garzón, Díaz sí quería entrar en el Gobierno. Y es algo cierto. En las entrevistas y demás intervenciones públicas, la política gallega siempre apoyó la vía Iglesias. Y entró en conflicto con Garzón por ello, hasta romper el carnet de IU. Pero los morados sostienen que existe otra razón que no ha trascendido a nivel público y que ahora Garzón puede destapar. Se trataría de un presunto impago de las cuotas de donaciones que Díaz debería haber entregado a su expartido por desempeñar un cargo público.
Según mantienen en el partido morado, el propio Garzón dijo a algunos dirigentes de Podemos que Díaz rompió el carnet de IU por su negativa a pagar las donaciones internas. Y que el asunto había enojado a la federación gallega de IU, que Díaz había coordinado antes de entregarla a Eva Solla, una de sus colaboradoras más estrechas en el Parlamento gallego, pero con quien acabaría rompiendo su relación. Según Podemos, Díaz no rompió el carnet de IU por un tema político, sino por una cuestión meramente económica, centrada en su negativa a donar parte de su capital a la formación a la que pertenecía.
Díaz, Santiago y Rego
Podemos sugiere a Garzón levantar el misterio sobre lo ocurrido en 2019, para demostrar la falta de apego político e ideológico de Díaz hacia su sector: una venganza en diferido por haber sido abandonado en un momento de necesidad personal, y por el incumplimiento de la promesa sobre una «salida digna» tras la salida de la política en junio de 2019, cuando Podemos negociaba la presencia de Irene Montero en las listas.
Los morados no señalan únicamente a Díaz por el caso Acento, sino que dirigen sus miradas también a Enrique Santiago, el líder del PCE, a quien la gallega podría entregar IU, y también a Sira Rego, otra persona de confianza de Díaz que pugna con Santiago para el control de la formación. En IU reconocen que Rego y Santiago son las dos opciones principales para el liderazgo de IU. Pero hay mucha tensión en la formación de izquierda porque algunas federaciones, entre ellas la de Madrid, sospechan que los dos pactarán un reparto de cuotas de poder y que se decanten por una fusión en Sumar.
En IU, en definitiva, temen que Santiago y Rego cedan lo que queda de la organización de IU (sedes, militancia, cargos públicos) a Sumar. Y que la operación permita a ambos dirigentes obtener puestos de mando en la futura ejecutiva de Sumar. La vía sería la misma de Íñigo Errejón, que sacrificó lo poco que quedaba de Más País para obtener de Díaz la portavocía en el Congreso, en una operación que desveló en sendas exclusivas este diario.
Sumar se ha convertido, según dicen los morados, en una formación sin ideología, entregada únicamente al interés personal de sus líderes nacionales y regionales (sobre todo catalanes y madrileños). Todos ellos estarían dispuestos a vaciar por dentro lo que queda de sus organizaciones para asegurar a Pedro Sánchez la permanencia en el Gobierno, y aguantar en sus cargos. Garzón ha sido, según comentan en Podemos, algo así como un cordero sacrificado en nombre de la permanencia de Díaz y sus acólitos en el poder. Un dirigente a quien los suyos han abandonado, sin tener en cuenta su delicada situación personal y familiar, según el modus operandi que Díaz también empleó con otros de sus exaliados. Véase Irene Montero y Pablo Iglesias.