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Los sindicatos piden a Yolanda Díaz dejarse de «ocurrencias» y recuperar el perfil pactista

Sectores de CCOO y UGT perciben electoralismo en el choque con la patronal, en detrimento del pacto social

Los sindicatos piden a Yolanda Díaz dejarse de «ocurrencias» y recuperar el perfil pactista

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. | Europa Press

Los sindicatos, hasta ahora uno de los principales aliados de Yolanda Díaz y su proyecto político, empiezan a torcer el gesto. No está gustando en algunos ambientes sindicales, sobre todo de Comisiones Obreras, que la vicepresidenta segunda haya renunciado al perfil pactista esgrimido en los últimos años. Las centrales celebran el aumento del salario mínimo interprofesional y están interesados en la reducción de la jornada laboral, pero las formas empleadas por la vicepresidencia no está gustando. Las amenazas a la patronal dificultan el «diálogo social», asumen fuentes consultadas por este diario en CCOO, lo que complica que los empresarios cumplan con sus obligaciones. Muchos ven una sobreactuación de Díaz para reflotar su imagen pública, y hablan incluso de «ocurrencias» de la ministra.

Para los sindicatos, tanto CCOO como UGT, tener una ministra de Trabajo demasiado frentista con la patronal no es una buena noticia. En primer lugar porque, según sostienen fuentes sindicales, «la ministra se sustituye así al sindicato y su función». Y en segundo lugar porque las centrales sindicales saben que cada negociación con la patronal es como un baile: las dos partes llegan a la mesa con dos peticiones y lecturas divergentes, y buscarán un punto intermedio para el pacto. Pero ambas partes necesitan la colaboración del contrincante, y quieren que el ministro de Trabajo actúe como un árbitro, con capacidad de influencia, eso sí, pero no con demasiado protagonismo. Ese protagonismo es exactamente lo que se comenta de forma despectiva en las centrales sindicales.

Los últimos chantajes de Díaz a la patronal, como la de ampliar el SMI un 4% o 5% en función de la colaboración de los empresarios, puede alejarles de otros pactos, como el de la rebaja de la jornada laboral. Esto es lo que temen en el sindicato y la cuestión, además de técnica, es también política. Los sindicatos necesitan ser ellos la voz cantante de la crítica a la CEOE si se niega a colaborar. Y no que la ministra de Trabajo le suplante en esa función crítica y batallera. Son los representantes de los trabajadores quienes deben llegar a una mesa de negociación con un perfil duro, para sacar lo más posible de los empresarios, con la intermediación del ministerio.

Reparto de roles

La búsqueda de protagonismo de la ministra de Trabajo, sin embargo, obliga a las centrales a acatar sus posiciones, sin marcar perfil propio (lo que ocurrió con el aumento del SMI al 5%). «Vamos a decir lo que quiere que se diga la ministra», lamentan. Y añaden: «Yolanda está disparando con bala ajena».

Yolanda Díaz, con Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO)

Según las fuentes consultadas, después de que Díaz amenazara a la CEOE sobre un aumento del SMI con ellos o sin ellos, el secretario general Unai Sordo tuvo que intervenir personalmente (a través de una «llamada») para rebajar la irritación de Antonio Garamendi. UGT tampoco sabía del anuncio de la ministra (se produjo en pleno debate parlamentario sobre el decreto al subsidio de desempleo, que Díaz iba a perder por la negativa de Podemos, con el consecuente daño de imagen para ella), y manifestó su deseo de haber sido informada previamente.

Unos días después, los líderes de UGT y Comisiones Obreras se fotografiaron con la ministra para dejar constancia de su respaldo a la medida de aumento del SMI, y criticaron a la CEOE por no sentarse a la mesa de la negociación. Pero las fuentes consultadas sostienen que eso son maniobras lógicas de propaganda, que ocultan la preocupación en las direcciones sindicales por cómo Díaz está abordando los últimos asuntos de política social. Tal y como publicó este diario, el exsecretario general de UGT, Cándido Méndez, manifestó esta misma crítica en un encuentro en Madrid.

Papel mojado

El problema, según señalan desde el sindicato, es que aunque Díaz aumente el SMI cuánto y cómo quiera (al tratarse de una prerrogativa gubernamental), los empresarios deben acatar esta medida. De no ser así, incluso ese aumento puede convertirse en «papel mojado», sostienen en CCOO. «El problema son las empresas pequeñas y medianas, porque si los empresarios no quieren el aumento no se va a producir», afirman desde el frente sindical donde mencionan las «rebajas de los complementos» como un ejemplo de una trampa para quedar sin efecto el aumento del SMI.

«Sería mejor negociar una subida más tibia del SMI y obtener mejoras en otras cosas», sostienen los críticos en esta confederación. Algunos anuncios de la ministra entrarían, según estos frentes crítico, en la categoría de las «ocurrencias», porque impiden que los empresarios se confronten y sobre todo respalden los acuerdos establecidos. «Hay que pillar a los empresarios», sostienen los defensores de los trabajadores, que avisan del precio que se pagará si Díaz insiste en un enfrentamiento con la CEOE para, supuestamente, reforzar su imagen política en un momento de objetivo desgaste.

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