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Díaz acelera sus medidas «sociales» para frenar el desgaste personal y desmarcarse del PSOE

La ministra apuesta por un ‘all in’ con SMI, sueldos de los empresarios y la jornada laboral para ganar visibilidad

Díaz acelera sus medidas «sociales» para frenar el desgaste personal y desmarcarse del PSOE

Yolanda Díaz y Aina Vidal. | Europa Press

Yolanda Díaz ha decidido poner toda la carne en el asador, y lo ha hecho nada más arrancar la legislatura, sin dejarse ninguna medida de impacto en la chistera: subida del SMI, reducción de la jornada laboral, curriculum ciego y hasta la limitación de las remuneraciones a los empresarios del Ibex vía medidas fiscales. Díaz busca protagonismo y afianza una operación de marketing político cuyo objetivo es relanzar su figura después de la derrota parlamentaria por el decreto de subsidio a los mayores de 50 años y señales de desgaste electoral y personal. La ministra intenta salvar los muebles en las elecciones gallegas y europeas, y sobre todo frenar los ataques de Podemos contra ella por su presunta sumisión a la Moncloa. Todo ello dinamitando el «diálogo social», denuncian desde la patronal e incluso algunos sindicalistas.

En el miércoles negro de su carrera como diputada y ministra, a pocas horas de encajar el no de Podemos sobre su decreto (el único que sería rechazado por las Cortes), Díaz decidió contraatacar. Anunció en televisión su intención de subir el salario mínimo interprofesional con o sin la patronal. La vicepresidenta y ministra de Trabajo llegó a chantajear a la CEOE, abriéndose a una subida inferior (un 4% en lugar que un 5%) sólo si los empresarios cedían en sentarse a la mesa de negociación. El aumento del SMI es una prerrogativa gubernamental, por lo que Díaz puede imponer vía decreto lo que considere oportuno. Otro asunto es cómo la economía real encaje la medida. 

Pero es que Díaz no se ha limitado al SMI. La vicepresidenta ha decidido anunciar después de su derrota parlamentaria su intención de reducir la jornada laboral, pasando de las 40 horas semanales actuales, a las 37,5. Se trata de una promesa electoral de Sumar, pero que Díaz lanza nada más arrancar la legislatura, aprovechando un ciclo electoral que empieza con los comicios gallegos de febrero y termina con las europeas de junio. Dos citas con las urnas muy importantes para la política ferrolana.

Fortalecer la imagen de la ministra

Díaz necesita fortalecer su imagen, sostienen desde círculos políticos y sindicales afines. Los sondeos revelan que Podemos sustrae apoyos a Sumar, y en el propio Gobierno hay quien señala que la popularidad de la ministra empieza a flaquear. Tal y como desveló este diario el lunes, hay sectores de Sumar que quieren abrir un debate sobre los beneficios de salir del Ejecutivo. El Gobierno ha tomado decisiones que han enojado a segmentos importantes de Sumar, y aunque sus referentes (Díaz y sus ministros) no quieren cuestionar su presencia en el Consejo de ministros, el malestar va in crescendo a nivel de militancia

La cuestión es que las elecciones gallegas y europeas son fundamentales para el futuro de Díaz. La nueva formación de izquierda quiere aniquilar a Podemos, dejando al partido de Irene Montero y Ione Belarra como un recuerdo del pasado y afianzando Sumar como fuerza hegemónica a la izquierda del PSOE. Lo necesita, entre otras cosas, porque hay señales internas y externas de un agotamiento.

La candidata de Sumar Galicia a la Xunta de Galicia, Marta Lois  con la líder de Sumar, Yolanda Díaz
La candidata de Sumar Galicia a la Xunta de Galicia, Marta Lois con la líder de Sumar, Yolanda Díaz.

El problema, señalan los más críticos, es que de esta forma la ministra dinamita el diálogo social, y, con él, la posibilidad de llegar a acuerdos con los empresarios que encaucen el debate (o conflicto) con los sindicatos. Incluso sindicalistas de renombre como Cándido Méndez, que apoya la reducción de la jornada laboral, habla de «adanismo» y «torpeza» de Díaz en su operación de promoción personal. 

El ‘all in’ de Yolanda Díaz

De ahí que Díaz haya decidido acelerar en todas las medidas «sociales» que tenía pensado lanzar a lo largo de la legislatura. Se trata de un all in pokerístico, algo así como apostar a una jugada todo el dinero a disposición de un jugador, que le permita intentar defenderse de los ataques de Podemos y salvar los muebles en los próximos comicios. Fuentes de Sumar y también del entorno sindical, donde admiten haberse quedado sorprendidos por la celeridad impuesta por la vicepresidenta, reconocen que la hoja de ruta de Díaz responde más a su interés de impedir el fin una luna de miel con los ciudadanos que a un planteamiento estratégico de medio y largo plazo. 

Díaz, en definitiva, tiene prisa, y por eso está acelerando la puesta en marcha de las medidas sociales. Pues tiene un temor muy concreto, que atañe a los ataques que puedan proceder Podemos, donde ya afilan las espadas y preparan una propaganda para señalar a Sumar como un proyecto fallido, un «bluf» a las órdenes del PSOE, incapaz de tener voz propia en asuntos tan importantes como «los recortes» y la política internacional, con un acuerdo en el mar Rojo de trasfondo. 

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez y la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz.

La clave es saber si los socialistas han sido informados de los anuncios de la vicepresidenta, y cuál es realmente la situación en las dos orillas del Gobierno. La sección catalana de los Comunes lleva años calificando a Junts como un partido de «extrema derecha», así que admite la dificultad de «vender como progresista» el pacto con Puigdemont. Y se quejan por no haber sido informados previamente. Díaz, además, se siente abandonada por el ministro Félix Bolaños. El superministro negoció sus decretos y dejó a los de Sumar resolver los problemas con Podemos. La falta de coordinación y ayudas sigue siendo comentada internamente, aunque las fuentes consultadas aseguran que las relaciones entre la vicepresidenta y Sánchez son excelentes. Pero la condescendencia con la que los socialistas están entablando algunas conversaciones con miembros de Podemos, y el respaldo que están brindando los medios afines a Irene Montero empiezan a incomodar. 

En búsqueda de un ‘alter ego’ en el Gobierno

Por ello Díaz ha decidido acelerar una batería de anuncios. El portavoz parlamentario Ernest Urtasun lo adelantó en una reciente rueda de prensa, donde reivindicó las «competencias» de los ministerios controlados por Sumar. ¿Un aviso a navegantes? Lo cierto es que a partir de ese momento Díaz empezó a subir el tono de sus anuncios, aunque en algunos casos puedan derivar en choques con otros departamentos controlados por el PSOE. Este es, por ejemplo, el caso de la propuesta de Díaz de reducir el sueldo de los dirigentes de las empresas del Ibex a través de una mayor imposición fiscal, algo que técnicamente corresponde a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La salida de Nadia Calviño ha dejado a Díaz huérfana de un alter ego en el Gobierno. Los choques con Calviño servían a Díaz para ofrecer una imagen de ministra izquierdista. En el nuevo encaje gubernamental (con las cesiones a Junts) y ante un ministro económico, Carlos Cuerpo, todavía sin perfil político claro, la lideresa de Sumar necesita reforzar su imagen más reivindicativa.

Por ello, según reconocen en Sumar y también en los sindicatos cercanos a la ministra, ha acelerado sus medidas sociales de choque. Las elecciones en Galicia se celebrarán el próximo 18 de febrero y Díaz no se puede permitir quedar sin escaños en su tierra natal, pues los dardos de Podemos serían implacables. Desde Galapagar se volvería a repetir la tesis de que al igual que en 2020, cuando Unidas Podemos se quedó fuera del parlamento gallego, Díaz fue la responsable del fracaso. Aquello fue el primer enfrentamiento encubierto entre Díaz e Irene Montero, que abrió la brecha entre las dos políticas, hasta el choque final que se prevé para este junio. Podemos también jugará sus cartas a vida o muerte. Pero Sumar sabe que sin diputados gallegos la imagen de la vicepresidenta quedará muy tocada. 

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