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El silencio de Díaz y la furia de Podemos fuerzan a Garzón a recular: «Le pusieron en el paredón»

Garzón pidió una «salida digna» que apuntaba a la universidad y ahora Podemos cree que la polémica afectará a Sumar

El silencio de Díaz y la furia de Podemos fuerzan a Garzón a recular: «Le pusieron en el paredón»

Alberto Garzón. | Europa Press

«Es la historia de la vendetta constante». En el partido de Yolanda Díaz describen así lo ocurrido con Alberto Garzón, el ya casi exlíder de Izquierda Unida y exministro de Consumo, que estaba a punto de fichar por la consultora Acento, antes de que se activara una feroz polémica en las redes sociales. El pasado martes trascendió la noticia de que la consultora del socialista Pepe Blanco quería fichar a Garzón. El exministro había denunciado en sus comienzos las «puertas giratorias». Y ese mismo discurso y hemeroteca le han obligado, tras un solo día, a renunciar a esa oferta de trabajo.

Podemos cree que Sumar queda debilitado por lo ocurrido, pero en el partido de Yolanda Díaz aseguran que la plana mayor conocía las intenciones de Garzón, y que las había bendecido porque sabía que el exidirigente padece una enfermedad estomacal crónica. Garzón lleva años pidiendo una «salida digna» a su partido para la conclusión de su carrera política. Su primera opción era la universitaria, aunque se decantó por la propuesta de Pepe Blanco. La consultora del socialista Pepe Blanco quería ficharle como director del área de geopolítica. Un cargo presuntamente bien remunerado, pues el exministro debía renunciar a la indemnización por su desempeño en el departamento de Consumo: dos años con un 80% del salario ministerial.

El salto al mundo de los lobbies, no obstante, chirrió a muchos. Sobre todo a aquellos que desde el otro bando de la izquierda alternativa al PSOE, los de Podemos, deseaban vengarse de él. Los morados nunca le han perdonado que ayudara a Díaz a impulsar Sumar, ofreciendo el apoyo orgánico y político de IU. Y estos ataques, a la vez que el silencio de Díaz condenó a Garzón a renunciar a convertirse en lobista. En Sumar, donde niegan que lo ocurrido afecte a la imagen de Díaz y de los suyos («en realidad, le asocian a Podemos»), admiten que la ministra de Trabajo ha dejado solo al exlíder de IU. «Ha sido un silencio atronador», comentan.

Ataque de Podemos

Dirigentes y referentes de Podemos se lanzaron contra Garzón nada más conocerse su intención de firmar por Acento. Los principales reproches se referían a Garzón por su falta de coherencia y por colaborar con los poderosos. Se llegaron a citar tanto Lenin como Anguita. Todo ello para ensalzar a Podemos, el único partido capaz de demostrar firmeza en ese ámbito, según sus dirigentes. El propio Pablo Iglesias escribió un artículo muy duro con Garzón desde el diario digital de su canal de televisión: «Nunca podré saber si tengo un precio porque nadie ha intentado jamás comprarme».

Pablo Iglesias y Yolanda Díaz en 2020
Pablo Iglesias y Yolanda Díaz en 2020.

En su artículo, Iglesias arranca algo irónico con una idea: «Siempre pensé que Alberto Garzón acabaría siendo profesor universitario. Tiene todas las cualidades para serlo. Quizá lo único que podía faltarle era la tesis doctoral, pero los dos años de cobertura económica con los que contaba tras haber sido ministro durante una legislatura habrían bastado para hacer una investigación doctoral excelente, en España o fuera de España».

«Salida digna»

Iglesias sabe que Garzón aspiró hace tiempo, y como adelantó en exclusiva este diario, a una «salida digna» que implicara su traslado a la universidad. Así lo publicó THE OBJECTIVE cuando Garzón decidió salir de la política, en junio de 2023, en plena negociación de las listas electorales donde Díaz apeló a su caso para imponer la exclusión de Irene Montero. Pero la opción universitaria sigue sin salir: «En la universidad no puede, porque no te pueden dar un puesto así sin nada, y hay mucha gente que espera», comentan fuentes de la misma formación de Garzón.

De ahí que el exministro estuviera a punto de decantarse por el trabajo de lobista. «Sabían que tenían que darle una salida y se la ha fabricado Sánchez», añaden en este partido. En IU se habla de una enfermedad crónica y fastidiosa que padecería el exministro, y que justificaría su idea de trabajar para Pepe Blanco, un dirigente socialista que, por otro lado, los de IU han atacado y atacan por sus negocios. En esa operación tenía también el visto bueno de Yolanda Díaz, según aseguran en IU. «Lo sabían ella y los demás». ¿Por qué, entonces, todo fracasó en menos de 24 horas?

La respuesta que se dan en Izquierda Unida es que, al final, Garzón no pudo con las «presiones» de Podemos, y porque los suyos le dejaron solo. «No hubo presiones internas de IU o Sumar, todas han sido presiones de Podemos. Quien le ha hecho la campaña en contra ha sido Podemos, y los otros han callado y no han salido a defenderle. Le han puesto en el paredón», sostienen. Algunos referentes de IU llegaron incluso a agradecerle el paso atrás. Fue este el caso de Carlos Sánchez Mato, el exconcejal de Economía de Manuela Carmena que Garzón dejó tirado cuando la exalcaldesa le echó de su gobierno local: «Esta es la historia de la vendetta constante», repiten las fuentes consultadas. Aun así, Garzón sí habla en un comunicado publicado el pasado miércoles, que recibió comentarios negativos también de su partido.

Un silencio emblemático

El silencio de Yolanda Díaz tiene algo de emblemático. Díaz y Garzón rompieron su relación profesional a finales de 2019. Entonces, el exlider de IU apostó por apoyar a Pedro Sánchez pero sin entrar en su gobierno. Iglesias trabajaba, en cambio, para sellar un gobierno de coalición y Díaz, que militaba en IU, rompió su carnet para demostrar a Iglesias su fidelidad y apoyo. Cuando Iglesias firmó la coalición con Sánchez, ella fue la primera en obtener un ministerio. Garzón, en cambio, el último, y solo tras presiones insistentes (y posiblemente alguna amenaza). La relación entre ambos, no obstante, quedaría muy afectada. Así que Garzón aprovechó la desavenencia entre Díaz y Podemos para apoyar a la fundadora de Sumar.

En los últimos años de coordinación confederal, IU se convirtió en uno de los principales valederos de Sumar. Y es más, Garzón decidió anunciar su salida de la política mientras Podemos luchaba para salvar el sillón de ministra de Montero. Un enorme favor a Díaz que debía tener una contrapartida, la famosa «salida digna». Ahora, sin embargo, Díaz le ha dejado en la estacada, según sostienen en IU y en Podemos. «Ha sido un silencio atronador», comentan en IU para hablar de lo que ocurrió entre el pasado martes y miércoles.

Otra cuestión atañe al efecto colateral de la polémica sobre Garzón. En Podemos aseguran que el asunto debilita las opciones de Sumar de sacar un escaño en Galicia. Los morados están sacando pecho para reivindicarse como únicos intérpretes de una izquierda autónoma y alternativa al PSOE. Pero en Sumar -casi todos- creen todo lo contrario. «A Garzón le asocian con Podemos, a Sumar esto ni le roza», sostienen. Pero nadie en Sumar le ha defendido cuando tocaba.

Garzón, el regenerador que exigía honradez y coherencia a los políticos para enterrar a sus antecesores, que quiso ser Iglesias antes de Iglesias, y acabó entregando su partido primero a él y después a Yolanda Díaz, que alcanzó un ministerio in extremis, a pesar de que sus compañeros seguían tachándole de «sin portafolio» o «pagafantas», ha acabado con ejercer de lobista durante tan solo un día. Y, sobre todo, abandonado por todos aquellos que, cabe decirlo, de alguna manera ha ayudado a que prosperaran.

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