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Los socios regionales de Díaz se unen a IU y supeditan su apoyo a Sumar a las europeas

Más Madrid, Compromís y Comunes no quieren injerencias en sus territorios y empiezan a condicionar su apoyo a Díaz

Los socios regionales de Díaz se unen a IU y supeditan su apoyo a Sumar a las europeas

Yolanda Díaz en el Congreso con Íñigo Errejón. | Europa Press

Después de Izquierda Unida, el malestar por lo ocurrido en Galicia se traslada también a otras formaciones aliadas de Yolanda Díaz y Sumar. Se trata prácticamente de todos los partidos que se han adscrito al proyecto de Sumar, pero que ahora empiezan a echar el pie en el freno. La cuestión aborda dos asuntos clave: en primer lugar, el desarrollo de la organización, y el segundo atañe a la verdadera proyección electoral de Sumar y de Díaz. Más Madrid, los Comunes catalanes, Compromís e Izquierda Unida no quieren que Sumar les sustituya en los territorios donde se sienten fuertes. Una condición que han puesto sobre la mesa en los comienzos y que pensaban que estuviera blindada tras la definición de Sumar como una formación «confederal», tal y como adelantó THE OBJECTIVE. Pero las últimas declaraciones del portavoz de Sumar ha despertado algunas dudas.

Ernest Urtasun comentó tras la derrota gallega que los dos problemas que condujeron a la derrota fueron la escasa implantación territorial de Sumar y la escasez de tiempo por el adelanto electoral. Estas declaraciones de Urtasun encontraron el martes la respuesta inmediata de los portavoces de Compromís, Más Madrid y los Comunes. Todos los dejaron claro que no tolerarán injerencias de Sumar en sus respectivos territorios. Esto significa que ni los Comunes ni Más Madrid están dispuestos a perder su «identidad», según comentan fuentes de ambas formaciones, ante el proceso de crecimiento de Sumar.

Oficialmente, los socios de Díaz se muestran dispuestos a apoyar su liderazgo, pero quieren que se limite a la política nacional y que, además, se someta a una evaluación después de las europeas de junio. La lógica que subyace a esta reflexión es sencilla: si Díaz y Sumar se demuestran un proyecto fracasado ya en las próximas europeas, será más probable que cada actor se baje del carro.

Efecto dominó

Tal y como publicó el miércoles este diario, en Izquierda Unida ya empieza a comentarse la posibilidad de abandonar Sumar si las elecciones europeas se convierten en otro batacazo para Díaz. En IU conviven dos almas: una proclive a insistir en Sumar como proyecto para el medio y largo plazo y otra que rechaza fusiones o confluencias que garanticen el cargo a los principales dirigentes, sacrificando el partido. Esa tensión interna aumentará si en junio Díaz vuelve a pinchar a nivel electoral. En este caso, las fuentes consultadas hablan de que el partido se «replanteará» si seguir en Sumar, con la posibilidad de que se decante por forzar su «disolución».

Las dudas de Izquierda Unida son llamativas porque Díaz provenía de este partido (rompió el carnet a finales de 2019) y porque pueden activar un efecto dominó en el que todos los demás actores que hasta ahora han aupado a Díaz también se decanten por quitarle su apoyo. Pero, ¿dónde se halla la frontera entre el éxito y el fracaso de Sumar en las próximas europeas? Las fuentes consultadas apuntan a un umbral de dos millones de votos que Díaz debe alcanzar si quiere ofrecer una imagen de éxito.

La vicepresidenta ha evitado dar la cara en Galicia después del batacazo del 18-F. Nadie de la dirección nacional lo ha hecho. El coordinador estatal de campaña, Íñigo Errejón, dejó sola a la candidata Marta Lois en la noche electoral. Aunque, eso sí, agradeció su trabajo y el del equipo gallego. Una manera, tal y como adelantó este diario, para descargar la responsabilidad de la derrota y proteger la imagen de Díaz antes de la asamblea fundacional de marzo.

Artefacto electoral sin presencia territorial

La paradoja es que el desgaste de lo ocurrido en Galicia ya se ha hecho palpable. Hasta hace pocas semanas, todas las formaciones (menos Compromís) empujaban por unirse a Sumar y pedían a Díaz tener cargos destacados en su ejecutiva. Ahora, sin embargo, empiezan a echar el freno: reivindican su presencia territorial exclusiva y avisan de que después de las europeas habrá que hablar sobre el presente y futuro de la coalición. A la vez, los partidos que confluyen en Sumar pugnan por tener puestos de salida en su lista europeas. Pero con enfoques novedosos a este respecto.

Compromís, por ejemplo, está amenazando a Díaz con irse con ERC y Bildu si la política gallega no le entrega el tercer puesto de la lista de Sumar, tal y como publicó El Confidencial. El temor a un resultado por debajo de las expectativas obliga a los socios de Díaz a pujar por asegurarse un puesto alto en la lista. Todo ello mientras los Comunes ya han anunciado que quieren que Jaume Asens tenga otro puesto destacado, y Más Madrid también exigirá su cuota de poder.

Los socios de Díaz, en definitiva, quieren que la política gallega comparta con ello todo el poder orgánico a su disposición, pero mantienen un apoyo condicionado a que su estrella no se apague. El silencio de Díaz después del batacazo gallego, donde Sumar logró tan solo un 1,9% de votos, puede convertirse en un problema si sus socios entienden que la vicepresidenta gallega es incapaz de mostrar fortaleza, y a la vez se difunden rumores sobre posibles fugas en el exterior. Sumar está en llamas, con críticas internas por la conducción de la campaña electoral y el temor a que en las elecciones europeas y las vascas el nuevo partido acabe confirmando el diagnóstico que se escucha en Podemos: «Sumar no existe fuera del Consejo de Ministros».

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