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Política

García-Page considera que la ley de amnistía «pone de rodillas a la Constitución»

El presidente asegura que el ‘caso Koldo’ «es una bomba de racimo: sabes por dónde empieza pero no cómo acaba»

García-Page considera que la ley de amnistía «pone de rodillas a la Constitución»

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page | Juan Moreno (Europa Press)

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page considera en una entrevista que publica hoy el diario El Mundo que «esta amnistía pone de rodillas a la Constitución» y añade que, a pesar de esta ley, «creo que ya nadie duda de que -Carles- Puigdemont tiene un objetivo vital que es la independencia».

El secretario general de los socialistas castellano-manchegos no duda de que si el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, «se sale con la suya vendrá aquí, se reirá bastante y planteará inmediatamente el siguiente desafío, y además con urgencia, que es el referéndum en Cataluña» y recuerda que «ya dije, y lo repito, que ante cualquier posible consulta que margine a los demás españoles yo automáticamente la recurriré al Constitucional».

A juicio de García-Page, «creer que es posible mejorar la convivencia en Cataluña a costa de empeorarla en España es una quimera» y sostiene que habría que «intentar conseguir acuerdos entre las dos grandes formaciones, PSOE y PP… No se pueden buscar consensos en Cataluña a costa de romperlos por completo en el conjunto de España».

García-Page cree «que los que dan por acabado a Pedro Sánchez se equivocan» aunque añade que «la situación es muy compleja y a veces, por mucho que uno se lo proponga, la política entra en implosión y yo creo que estamos en un momento delicado en el que la estrategia de supervivencia a base de pactos con muchas minorías extremistas que nos alejan de la centralidad política puede hacer implosión».

Respecto al ‘caso Koldo’ afirma en la entrevista de El Mundo que «queda mucha información por aflorar. Es una bomba de racimo: sabes por dónde empieza pero no cómo acaba» y preguntado por la casualidad que supone que tanto él como el secretario general del PSOE aragonés, Javier Lambán, los más críticos con Pedro Sánchez, rechazaran hacer contratos con alguien que venía avalado por el secretario de Organización del PSOE, responde que lo que le hubiera extrañado «es que se hubieran tomado la confianza de llamarnos, porque para eso hay que tener el buen rollo. De algo tiene que servir mantener las distancias». «Lo peor que tiene ahora mismo este caso para el PSOE es que no le veo una salida rápida», ha añadido.

En la entrevista, preguntado por su relación con la dirección socialista de Ferraz refiere que no asume «esa teoría falaz de que cuando uno empieza a gobernar tiene todo el derecho del mundo a cambiar de opinión, como si encima fuera de grandes estadistas asumir esa bobada. Es enormemente peligroso para la política y me niego a asumirla» y añade que «en esta etapa es en la que menos opinión crítica y disidente hay respecto de las que yo he vivido con Almunia, con Rubalcaba o con Felipe González». Y se pregunta: «¿Por qué las críticas se encajan tan mal y se contestan en las redes sociales con campañas ofensivas a las personas? Me duele especialmente».

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