Polémica en Defensa por el «cese en diferido» del 'número dos' de la UME
La hija del general Cuesta envía una carta a Robles en la que critica que su exitosa carrera «se haya tirado por la borda»
El jefe de la UME, general Marcos (i), la subsecretaria de Defensa (c), Adoración Mateos, y el segundo jefe de la UME, el general Cuesta (d) en un acto el 5 de marzo. | Foto: Flickr M.Defensa
El inesperado cese del segundo jefe de la Unidad Militar de Emergencia (UME), el general José Manuel Cuesta, el pasado 5 de marzo, para luego a las 48 horas ser nombrado en comisión de servicio en la misma unidad durante un mes, ha provocado una fuerte polémica en el seno del Ejército del Aire hasta el punto de que una hija del militar ha escrito una carta a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la que lamenta que con estas decisiones parezca que «ha sido un mal líder» o que ha hecho «algo mal» tras más de cuatro años al frente de esta exigente unidad de las Fuerzas Armadas.
La salida «en diferido» de Cuesta de la UME, como la definen fuentes de su entorno, es llamativa porque hubo una orden de Robles con su cese que apareció en el Boletín Oficial de Defensa (BOD) el 5 de marzo. La decisión había sido firmada el 27 de febrero y surtía «efectos» al día siguiente. Por lo tanto, la ministra guardó la destitución durante casi una semana en su mesa del despacho antes de publicarla.
El motivo de ello pudo ser que Robles quiso esperar hasta la reunión del Consejo de Ministros del citado 5 de marzo para promover a Fernando Carrillo a general de división, tal y como apareció en el BOE del día siguiente, y nombrarle sucesor de Cuesta coincidiendo con la salida de este último. Curiosamente, la llegada de Carrillo a la unidad no es aún de dominio público pues solo apareció en el BOD interno de ese día. De ahí que la UME no haya publicitado todavía en las redes sociales su nombramiento y espere a que se organice su toma de posesión para hacerlo.
La situación fue un tanto embarazosa para el cesado pues ese 5 de marzo se produjo la visita de la subsecretaria del Ministerio de Defensa, Adoración Mateos, a la UME para ver una exposición de drones e interesarse por la formación que imparte la Escuela Militar de Emergencias en la base aérea de Torrejón. En las imágenes de aquella visita, el general Cuesta aparece con semblante serio junto al jefe de la unidad, el teniente general Francisco Javier Marcos, cuando todos los presentes sabían que había sido relevado de sus funciones ese mismo día.
Pero lo más sorprendente vino a las 48 horas, el 7 de abril, cuando en el BOD apareció de nuevo una orden de Robles nombrando a Cuesta en comisión de servicio… en la propia UME de la que había sido relevado dos días antes (ver abajo). Una decisión, además, que era con efectos del día anterior y estará vigente «por el período de un mes». Las fuentes militares consultadas por THE OBJECTIVE subrayan que el jefe de la UME, que no se esperaba el relevo de su subordinado, tuvo que pedir a sus superiores en Defensa el poder mantener al general Cuesta a su lado durante unas semanas más ya que estaban programados varios ejercicios que a Carrillo le serían muy difícil de dirigir y coordinar en tan poco tiempo.
El problema de este embrollo dentro de la UME es que el ‘número dos’ saliente se ha quedado sin despacho ni secretaria para este epílogo en la UME, al tiempo que le han ordenado que se organice para ocupar el puesto de segundo jefe del Estado Mayor del Mando Aéreo de Combate. Una decisión que el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire (JEMA), el teniente general Javier Salto, se la había adelantado hace unas semanas pero que el general Cuesta esperaba que fuese efectiva en junio, coincidiendo con el pase a retiro del general Guillermo Cavo.
Además, entre sus conmilitones se había extendido la certeza de que Cuesta estaría de número dos del Estado Mayor del Mando Aéreo de Combate solo unos meses hasta la salida del jefe de esta unidad, el teniente general Francisco González-Espresati en septiembre por el mismo motivo que Cavo. Pero el primero se llevó un jarro de agua fría cuando Salto le comunicó igualmente que no iba a ascender a teniente general. Por lo tanto, Cuesta ya sabe que su carrera militar terminará en junio de 2025 -cuando cumpla siete años con el empleo de general- y que desde principios de abril, cuando concluya la comisión de servicio en la UME, hasta junio estará «de brazos cruzados» a la espera de la plaza que deje libre el segundo del Mando Aéreo de Combate.
Esta incómoda situación ha llevado a su hija Ana, de 27 años, a escribir una carta a Robles, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, en la que loa la trayectoria militar de su progenitor desde su ingreso en la Academia General del Aire en 1981, con 17 años, y el hecho de que luego acabase como número uno o «primeraco» de su promoción. El general Cuesta fue, además, el primer piloto español en volar con la Navy estadounidense y en participar en el primer Red Flag en 1994.
Tras ser destinado en Inglaterra, Turquía y Ramstein (Alemania), le llegó el puesto en la UME en diciembre de 2019, donde ha tenido que lidiar con la pandemia del coronavirus, la nevada de Filomena, la erupción del volcán de La Palma o el envío de efectivos al terremoto de Turquía. Todo ello con unos veranos en los que se han producido «los mayores incendios de la historia de España», hace hincapié su hija en la misiva.
Una carrera que «se ha tirado por la borda»
«No entendemos el por qué de las decisiones actuales, no entendemos cómo una carrera militar tan exitosa a nivel nacional e internacional se ha tenido que tirar por la borda en un escrito», señala la hija del general Cuesta a la ministra de Defensa. «Este hombre, mi padre, mi referente en la vida, no se merece sentirse así, creyendo que ha sido un mal líder, o teniendo el sentimiento de haber hecho algo mal, porque creo tener la seguridad de que no lo ha hecho, y los suyos también lo tienen claro», deja claro a continuación.
Tras enumerar algunos de los mensajes recibidos en los últimos días por el número dos de la UME, la hija de Cuesta pide un favor a Robles: que «considere contactar con él para ofrecerle calma en un momento de su vida y su carrera militar en la que se cuestiona si ha hecho algo mal» y en un momento, en el que el general cesado «necesita claridad ante lo sucedido».
