Este es el acuerdo entre el PSOE y Cs que hubiese cambiado la historia de España
Ayuso hubiera pasado a la oposición y habría tenido complicado repetir de cabeza de cartel en las autonómicas de 2023

Inicio del documento que sellaron socialistas y naranjas en enero de 2021.
El ‘Acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos para conformar gobiernos conjuntos’ que negociaron ambos partidos en enero de 2021 solo se llegó a aplicar en Murcia, pero pudo cambiar la historia política de nuestro país. El documento, revelado en exclusiva por THE OBJECTIVE, muestra que se trataba de un paquete en el que estaba incluida la Comunidad de Madrid que dirigía Isabel Díaz Ayuso, así como cinco diputaciones, siete capitales de provincia y seis municipios de más de 20.000 habitantes repartidos por toda España.
Es más, socialistas y naranjas incluyeron en el pacto varios anexos en los que ambos partidos se repartían los nuevos gobiernos madrileño y murciano. Además, ampliaron el acuerdo «a todos los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y de la Región de Murcia donde sea posible plantear alternativas a los gobiernos municipales del PP», con la siguiente condición: «Todos los nuevos alcaldes serán del PSOE y la composición de los nuevos gobiernos municipales se negociará por las respectivas direcciones territoriales de PSOE y Cs».
Aunque no se mencionaba expresamente ningún consistorio madrileño, en las conversaciones de los negociadores –Félix Bolaños por parte del PSOE y Carlos Cuadrado por Cs- se habló del ayuntamiento de la capital en manos del popular José Luis Martínez Almeida. Ambos consensuaron que la mejor opción era que se quedase en manos de la entonces vicealcaldesa naranja, Begoña Villacís, aunque la moción se perfilaría más adelante.
En el pacto se incluyeron cinco diputaciones: tres de Castilla y León (Ávila, Burgos y Soria), una de Andalucía (Málaga) y otra de la Comunidad Valenciana (Alicante), por lo que se metía una cuña en otras regiones gobernadas por el PP. Y aparecían siete capitales de provincia gobernadas por los populares: la alcaldía de Murcia, que a la postre fue la única moción presentada que salió adelante, junto con las de Alicante, Oviedo, Santander, Salamanca, Zaragoza y Teruel.
Por lo tanto, se trataba de ciudades de mucho peso en regiones diferentes a Madrid y Murcia. Las ambiciones de PSOE y Ciudadanos no se quedaron ahí, pues metieron en el mismo paquete del acuerdo a ocho municipios de más de 20.000 habitantes: Orihuela, Calpe y Mutxamel en la Comunidad Valenciana, Calatayud en Aragón y la novedad de Villarrobledo y Almansa en Castilla-La Mancha, un territorio gobernado por Emiliano García-Page.
En último término, ambos partidos redactaron un párrafo final que planteaba una alianza mucho más duradera en el tiempo: «Tras las próximas elecciones municipales y autonómicas, tanto si son en 2023 como si se adelantan en algún territorio, la voluntad del PSOE y de Cs será mantener este acuerdo y replicarlo en otras comunidades autónomas y ayuntamientos. En ese momento, las presidencias y las alcaldías serán ostentadas por el partido que haya obtenido más votos». Un pacto (leer completo abajo) que beneficiaba más a los socialistas que a los naranjas de cara al futuro.
Este acuerdo fue entregado en mano por Félix Bolaños a Carlos Cuadrado el 21 de enero en una reunión que ambos mantuvieron en la Moncloa. El 2 de marzo, el negociador naranja le pidió que se lo enviase por whatsapp ya que solo tenía la mencionada copia en papel. Los metadatos del documento en Word revelan que el hoy ministro de Justicia fue el último en revisarlo antes de pasárselo a Cuadrado, a quien le comunicó una única advertencia: había que cambiar las fechas que aparecían dentro de él porque habían quedado desfasadas. Un detalle menor ante la ofensiva política que preparaban socialistas y naranjas.
Las consecuencias de llegar a aplicar todo lo acordado en el documento hubieran dado un vuelco a la política española. Para empezar, Ayuso hubiese pasado a la oposición en la Asamblea madrileña y hubiera tenido muy complicado repetir como cabeza de cartel en las autonómicas de 2023. Por aquel entonces, Pablo Casado ya desconfiaba de ella y no la había puesto todavía al frente del PP de Madrid, por lo que ese revés en marzo de 2021 podía haberla sentenciado a nivel político.
Además, tanto Podemos como los independentistas hubieran dejado de ser determinantes en la gobernabilidad al entrar un socio -con 10 escaños- en la geometría variable de Pedro Sánchez, quien tendría muy complicado desde ese momento criticar a Cs desde el escaño. «El PSOE quería y estaba dispuesto a ir al centro», subraya uno de los dirigentes que estuvo implicado en la negociación.
El gran perjudicado hubiera sido el PP, que hubiera perdido poder autonómico y local de un plumazo. En Ciudadanos reconocen que era una mala jugada para los populares, pero añaden que hubiera sido positivo para la formación liberal en un momento de debilidad, al recibir dos presidencias con las que podrían haber mostrado su capacidad de gestión. En este sentido, desde el Ejecutivo central hubieran transferido inversiones «millonarias» hasta los siguientes comicios.