Mad Cool, de festival principiante a cita imprescindible en solo dos años
Que Madrid necesitaba un festival a su medida era un mantra repetido hasta la saciedad. Con citas llamativas pero al modestas, como el DCODE, que se estrenó en 2011, o el Tomavistas, cuya primera edición se celebró en 2014, el espíritu festivalero madrileño fue despertando. Pero todavía faltaba un golpe de efecto para equipararse a otras zonas de nuestra geografía, como en Cataluña con el Primavera Sound o el Sónar, o Castellón con el legendario FIB. Ese golpe de efecto lleva a Madrid hasta en el nombre: Mad Cool.