Se trata de una de las mayores sanciones fiscales impuesta nunca a una empresa en el Viejo Continente. La cantidad reclamada corresponde a la cifra que Apple debería haber pagado entre 2003 y 2014 a las autoridades fiscales irlandesas en virtud del tax ruling que ambas partes suscribieron y que Apple rompió el año pasado. El escrito elaborado por el Ejecutivo comunitario, de 130 páginas, solicitará además al Gobierno de Irlanda que acometa una nueva liquidación de tributos, lo que forzaría a Apple, que presentará en breve su nuevo iPhone, a reformular las cuentas. La investigación llevada a cabo por la Comisión Europea apunta que Irlanda lleva años concediendo a Apple rebajas fiscales en exclusiva para que dos de sus filiales pagasen menos impuestos por motivaciones de empleo. Bruselas ha podido comprobar que Apple habría abonado una tasa inferior al 1% sobre sus ventas en Europa, tipo inferior al 12,5% de Sociedades que tiene Irlanda. Es decir, que Apple consiguió pagar 50 euros en impuestos por cada millón de euros de beneficios. El fallo de Bruselas obliga a Irlanda a reclamar a Apple los impuestos no pagados, pero Dublín ya ha dicho que va a reclamar la decisión.
Por su parte, Apple ha acusado a Bruselas de intentar «dar la vuelta al sistema fiscal internacional». «El caso no tiene que ver con cuántos impuestos paga Apple sino con qué gobierno recauda el dinero. Tendrá un profundo daño en la inversiones y la creación de empleo en Europa”, ha advertido la compañía tecnológica.