Soy feminista y amo a los hombres -que amo-
El otro día, un espontáneo de Twitter se enfadó conmigo por entrevistar a Jorge Cremades y lanzó a los cielos una cuestión: qué le habrán hecho los hombres -ojo, en bruto, ¡en bloque!- a la tal Lorena G. Maldonado para asediar a un varón así, con tamaña inquina. Yo pensé en contarle cuánto amo a Berni, el camarero del bar al que vamos algunos compañeros y yo los jueves al salir del trabajo -que nos abastece de tortilla y copas, nos deja fumar cuando se va su jefe y nunca mira el reloj-; e inmediatamente me atropellé y quise explicarle de qué modo amo también a Cortázar cuando recita Dadora de playas, con sus ojos separados de extraterrestre o de pez y su voz abriéndose paso por huecos de mí que no existen.