Muertes de película en la vida real
No es por alarmar a nadie, pero lo de Venezuela bien podría ser el punto inicial de un film de este estilo. Que los guiones del Hollywood catastrófico cobren vida debería inquietarnos un poquito, ¿no creen?
No es por alarmar a nadie, pero lo de Venezuela bien podría ser el punto inicial de un film de este estilo. Que los guiones del Hollywood catastrófico cobren vida debería inquietarnos un poquito, ¿no creen?
Me referiré solamente a un tipo de sometimiento que amenaza hoy en día a gran parte del pueblo venezolano: el hábito de obedecer o el sometimiento en zonas de indiferencia.
La historia siempre ha sido muy manipulable. Si la cuentan los vencedores dirá una cosa, mientras que si la cuentan los vencidos, dirá otra. Pero cuando se trata de la historia de una persona, se supone que los hechos podrían ser menos subjetivos.
Recuerdo el libro rojo tímidamente escondido en la biblioteca caraqueña de papá. Un título poco atractivo para una niña de seis años: Patología de Simón Bolívar.
Somos trabajadores, como cualquier ciudadano, que parece que nuestro mayor error es haber aprobado una oposición, tener claros nuestros principios y valores, y saber cuál es nuestra función.
Haga la prueba, pruebe a manifestar su opinión contra la violencia ejercida por los antidisturbios en alguna manifestación en las redes sociales y comprobará qué rápido recibe insultos y graves descalificaciones.
Explicar lo que pasa Venezuela a alguien que no ha tenido la vivencia de estos 15 años resulta complejo, porque como dice el dicho: Dios está en los detalles. Formalmente es vista por el mundo como una nación con un sólido sistema democrático,
Entiendo que la izquierda nos intente engañar con el lenguaje para colarnos su nefasta ideología. Lo que no entiendo ni jamás entenderé es que algunos sigan sin darse cuenta.
Mientras leía unas declaraciones de Lula hablando bien del opositor venezolano Henrique Capriles y sugiriendo a Maduro la creación de un gobierno de coalición, noté como mi vello se erizaba.
Nadie daba ni un duro por la revolución estudiantil venezolana. Dos meses después, cada día, miles de jóvenes estudiantes, universitarios y sus familias protestan en Venezuela, en las calles desde Caracas a Táchira.
Uno de los delirios de Hugo Chávez en el proceso de instaurar la revolución bolivariana del siglo XXI (en minúsculas con deliberada intención) fue cambiar el huso horario de Venezuela y los nombres de instituciones.
En Venezuela ha comenzado un movimiento mucho más ambicioso, mucho más trascendental, que lo es para toda América. Estamos ante una revolución democrática moderna de una sociedad crítica y articulada contra la mentira del populismo.
Amnistía Internacional publicó un informe sobre las manifestaciones que se iniciaron en Venezuela desde el pasado mes de febrero y que han dejado un saldo de más de 30 fallecidos.
A punto de cumplirse un año desde que Maduro ganó las elecciones presidenciales, luego de la muerte de Chávez, se libra una discusión sobre si en Venezuela vivimos o no en un régimen democrático; a menudo suelo oír argumentos como este: «es que el chavismo ha ganado 18 de las 19 elecciones que se han hecho en Venezuela durante los últimos 15 años», pero es que hasta Hitler ganó elecciones.
En Venezuela la protesta de la sociedad civil, liderada por valientes estudiantes ha desbordado los partidos políticos, pero no hay duda en que dos líderes opositores lograron que la calle despertará: Leopoldo López y María Corina Machado.
Van 36 días de protestas, unas 32 personas asesinadas y 1617 detenciones. Llevo días siguiendo los acontecimientos de Venezuela. Hablemos claro. Estamos ante una dictadura de izquierda, ¿acaso esas elecciones fueron normales y limpias?
Hay un silencio incómodo sobre Venezuela. No solamente el que sufren muchos venezolanos al ser acallados en las redes sociales y en las propias calles de su país. El silencio también resuena en el resto del mundo.
En 2007, la estación de televisión Radio Caracas Televisión (RCTV) fue cerrada por el Gobierno de Hugo Chávez como castigo por la su línea editorial en contra del régimen. Esto cambió el rumbo no sólo de los medios sino de la libertad de expresión del país
En 15 años parece que los únicos que han madurado en la sociedad venezolana son los que estaban en su tierna infancia cuando Hugo Chávez subió al poder. Se trata de los estudiantes.
El chavismo, esa suerte siniestra de realismo mágico aplicado a la política, ya ni si quiera puede honrar a su héroe. Sin darse cuenta, Chávez dictó la sentencia de muerte del chavismo.
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